VIII

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Eran las seis en punto de la mañana. Me había vestido esta vez con pantalones vaqueros y una simple camiseta blanca, sin olvidar aquel accesorio en mi cuello. La razón por la cual había tardado tanto en prepararme era mi cuerpo; estuve más de veinte minutos observando mi reflejo en el espejo de la habitación.

Los golpes en mi cara estaban mejor, aunque tenía una tirita en mi labio y mi mejilla derecha estaba teñida de un morado, ya casi ni me dolía. Pero el resto del cuerpo era horrible, mis brazos estaban llenos de moretones; de todos los colores y tamaños, mientras que el lado izquierdo de mis costillas empezaba a coger un tono verdoso.

Opté que después de aplicarme la crema para golpes que me dio Jin, lo mejor era ponerme una sudadera. Los seis chicos habían estado de acuerdo a la hora de dejarme descansar por un par de días; pero yo no quería, no lo necesitaba. De todas formas hoy me tocaba con Yoongi, y según dice el horario tan solo tengo que sentarme enfrente de un ordenador.

Suspiré mientras alejaba mi mirada del espejo y salía de mi habitación para dirigirme a la zona de Yoongi. Al principio me perdí por tantos pasillos y puertas cerradas, pero pasados veinte minutos logré encontrar la puerta, toqué un par de veces para luego abrirla un poco y asomar mi cabeza por ahí.

- ¿Se puede? - Pregunté intentando enfocar mi vista ya que estaba todo oscuro. De repente la pantalla de un ordenador iluminó la cara del chico, el cual parecía que se acababa de despertar.

- Claro, entra Minjee. - Contestó aún con su voz rasposa y grave. Tragué saliva y sin esperar más entré y cerré la puerta detrás de mí. A pasos lentos me dirigí hasta su lugar, parándome a su lado. - Siéntate, por favor. - Palmeó la silla que se encontraba a su costado, y acatando su orden me senté sin rechistar.

- ¿Qué vamos a hacer? - Pregunté mientras veía las millones de pantallas y cámaras que habían en el lugar. Delante nuestra habían aproximadamente unas diez.

- Te voy a explicar un poco en lo que consiste mi trabajo. - Se aclaró la garganta. - El término hackear va relacionado a la piratería, ya sea como realizar un ataque informático a un ordenador o ingresar en un software para usarlo sin la licencia original.

- Lo siento, pero es como si me estuvieras hablando en puro japonés. - Respondí totalmente perdida. Éste dejó soltar una pequeña risa y juntó sus manos mientras se colocaba mejor en su asiento.

- De una manera más sencilla, hackear es la acción de acceder a un ordenador, red o sistema informático sin ninguna autorización. - Miró mi rostro en silencio. - Es al igual que cuando éramos pequeños y nos metíamos en la sala del cine sin pagar, nadie se daba cuenta de que estábamos dentro. - Asentí con mi cabeza, entendiéndolo todo mejor.

- ¿Y cómo te puedes meter en alguna de esas cosas?

- Ahora es todo más fácil, gracias a los avances de la tecnología muchas empresas importantes guardan todos sus datos en sistemas informáticos. - Yoongi hacía gestos con sus manos según hablaba. - De todas formas es algo muy complicado, son muchos códigos que memorizar y siempre hay que ir con muchísimo cuidado. Pero como para la misión realmente no necesitas saber nada sobre esto, te voy a enseñar lo que hago diariamente. - Me sonrió para luego teclear rápido en el ordenador.

De repente siete de las pantallas se encendieron provocando que yo abriera los ojos de par en par. Dirigí mi mirada hacia Yoongi el cual intentaba esconder una sonrisa, para luego volver a posarla en las siete pantallas. Podía ver a todos los chicos allí, desde una esquina de su habitación. Yoongi cliqueó en una la cual se encontraba totalmente vacía.

- Esta es mi habitación. - Lógicamente asentí ya que no había nadie. - Las restantes son las de los chicos, aquí tienes, - me pasó el ratón - dale a cualquiera de las pantallas y se verá en grande.

PerfidiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora