𝐋𝐀 𝐀𝐋𝐅𝐀 𝐃𝐄 𝐋𝐎𝐒 𝐀𝐋𝐅𝐀𝐒
Después todos los acontecimientos de Beacon Hills, la manada por fin puede seguir con sus vida ordinaria.
Los chicos ya han terminado la universidad, tienen veinticuatro años y están viviendo en la mansión Hale...
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Narrador omnisciente
El primer grupo se dirigía hacia la casa Smith. Tenían que encontrar más información sobre la familia de Ashley ¿cómo era posible que no tuviese recuerdos de sus padres? ¿por qué la habrían abandonado? esas preguntas y muchas más rondaban constantemente por la cabeza de Emma.
-Aquí es, hemos llegado- anunció Deaton.
-¿Este casoplón? ¡Esto es una mansión!- gritó Stiles.
-Quizás hayan sido familia de mucho dinero- siguió Melissa y Ethan asintió.
-¿Y si eran amigos de los Hale? Ya sabéis lo que suelen decir, las familias de mucho dinero son como familia entre ellas.- el humano hizo un movimiento con sus manos.
-Stiles... hijo, nadie dice eso- el sheriff miró a Stiles, a veces no era tan fácil ser el padre de un chico tan hiperactivo.
-¿Y si Derek y Ashley se conocían de antes? quizás fue ella antes que Paige. Ash podría haber sido su primer amor- solo hizo falta esa última palabra para que Emma perdiese los estribos. Se acercó muy enfadada hacia Stiles, le cogió del cuello de su camiseta y le estampó contra la pared.
-Escúchame bien Stilinski. No voy a permitir que vuelvas a hacer mención de esos dos juntos, porque Derek es MI novio y Ashley es MI beta, y entre ellos no pasó nada, no pasa nada y no pasará nunca nada ¿¡Entiendes!?- Stiles asintió con mucha rapidez dejando al descubierto el pavor que tenía en ese momento.
-Bien- la alfa acomodó la camiseta de el humano más tranquila y se alejó.
-Ehh… p-pues ¿qué tal si entramos?- las cuerdas vocales de Ethan temblaron al principio ya que estaba algo asustado.
Todos asintieron y decidieron pasar. Se notaba que había estado desalojada por muchos años debido a la suciedad que había tanto por dentro como por fuera. Las paredes exteriores eran del color blanco, pero apenas se apreciaba por las enredaderas que las cubrían, las plantas estaban sin vida y sin color, marchitas, nadie las cuidaba. En el interior se podía apreciar el estilo victoriano. Al entrar lo primero con lo que daba tu vista eran las escaleras del medio del recibidor, al subir estas había una gran puerta. Había pasillos por los que se iban a las habitaciones. La casa tenía muchas ventanas decoradas por unas largas cortinas de seda pero rotas y polvorientas como el resto de las cosas.
-Parece que ha pasado un huracán- comentó Ethan.
-¡Mirad esto!- llamó Melissa. Todos se acercaron a ver lo que tenía entre las manos. Sujetaba la cortina de una ventana.- tiene rasguños, y no solo son rasguños de algún animal.
-Sino de un hombre lobo… -la hija de la enfermera terminó su frase. Ethan arrugó su nariz y empezó a oler.
-Aquí había alguien más. Y no solo un hombre lobo, otra persona pero que no era humana.