𝐋𝐀 𝐀𝐋𝐅𝐀 𝐃𝐄 𝐋𝐎𝐒 𝐀𝐋𝐅𝐀𝐒
Después todos los acontecimientos de Beacon Hills, la manada por fin puede seguir con sus vida ordinaria.
Los chicos ya han terminado la universidad, tienen veinticuatro años y están viviendo en la mansión Hale...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
-Despierta- alguien me movía de un lado para el otro en la cama. Bufé y me tapé con mi edredón.
-Cinco minutitos más Lydia...
-No sé quién es esa, pero lo que sí sé es que soy tu abuela y tenemos que empezar con el entrenamiento.- me destapé de golpe.
-¿Sigo aquí? pensé que era un sueño, ¿qué hora es?
-Son las seis de la mañana, espabila, esta vez no seré la antigua abuelita que te daba mimos, soy tu jefa en una base militar.- ay señor.
-¿No podría ser a las diez?- sonreí inocentemente enseñando mis dientes.
-No ¡levanta!- me tiró de la cama de un movimiento.
-¡Eh!-...- ¿cómo lo has hecho?
-Soy bruja.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Narrador omnisciente
Habían pasado dos días desde lo ocurrido y Ashley no aparecía. El Hale estaba encerrado en su cuarto pensando en lo que pasó, le besó, sí, la besó y ella lo rechazó. Todo por Isaac, porque dijo que no quería hacerle daño ¿pero y ella qué? ¿sus sentimientos no importaban? a veces la alfa podía ser muy cabezota y poner la felicidad de los demás antes que la de ella. Se negaba, sí, había decidido que no se iba a rendir y lucharía por ella, la haría entrar en razón y solo sería para él. No soportaba ver como Isaac la abrazaba de la cintura o como se daban besos. Ese de ahí tendría que ser él. Nunca había sentido algo parecido por nadie, pensaba que se había enamorado, como de Paige o Emma, pero lo que sentía por Ashley le hacía replantearse si alguna vez estuvo enamorado de verdad.
Unos golpes que sonaron en su puerta le sacaron de sus pensamientos.
-Derek ¿puedo pasar?- la voz de Malia sonó detrás de esta. La mujer coyote no obtuvo respuesta alguna.- me lo tomaré como un sí- murmuró para ella misma.
Cuando entró a la habitación se encontró con un demacrado Hale, sentado en la cama, apoyado en la pared mientras miraba a la nada.