Día 2: Constelaciones. (1)

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Emmil.

Se suponía que era un día normal, y lo era, hasta cierto punto, yo seguía haciendo las travesuras de siempre, Nora seguía siendo tan pacífica como siempre y Reila seguía leyendo libros bajo el árbol. Pero algo inesperado ocurrió.

Al inicio no me di cuenta, pero Donna me hizo notarlo.

– Hey, ¿qué son esas cosas que tienes en la cara? – me había preguntado la morena apuntando a mis mejillas, toqué las mencionadas sin sentir nada fuera de lo usual, a lo que Donna me llevó a uno de los baños poniéndome frente al espejo.

En efecto, de un día para otro, mis mejillas se habían llenado de pecas, mi ceño se frunció de inmediato, extrañado por aquel suceso fui a ver a Mamá, seguramente ella sabría qué hacer.

– Mamá – la llamé, se hallaba supervisando a mis hermanos cerca de la puerta de casa –. ¿Puedes ayudarme? Me ha sucedido algo muy extraño – continué hablando.

Mamá dejó de ver a mis hermanos y volteó en mi dirección, una sonrisa divertida bailó en la comisura de sus labios, pero se mantuvo neutral.

– Vaya, cariño, esto sí que es sorpresivo – Mamá puso sus manos sobre mis mejillas acariciando estas suavemente con sus pulgares en lo que yo hacía un puchero, inconforme con la situación.

– ¿Hay algo que pueda hacer para quitarlas? – pregunté sin separarme del agarre de Mamá, solo mirándola con atención en espera de una solución.

– Lo siento cariño, solo habrá que esperar, quizá se quiten solas, o quizá debas acostumbrarte a su presencia.

Bajé mi mirada, esperaba poder deshacerme de aquellas molestas manchas que no me gustaban, pero al parecer tendría que esperar. Me separé del agarre de Mamá y caminé cabizbajo al baño, al llegar me puse frente al espejo y toqueteé mis mejillas, jalándolas un poco también. No me gustaban esas pecas, definitivamente, no me sentaban bien, seguramente se verían mejor en Reila, o en Nora… ella siempre se veía bien con lo que tuviera, incluso recién levantada se veía hermosa.

Imaginé cómo se vería su blanco rostro lleno de pecas, como manchas en un blanco lienzo, y me gustó lo que llegó a mi imaginación, definitivamente ella se vería aún más bonita con aquellas pecas que a mí se me veían tan mal. Mis mejillas enrojecieron al notar el rumbo de mis pensamientos, mi reflejo me dejaba entrever la cara de idiota que tenía en ese momento por estar imaginando a Nora con aquellas pecas. Salí del baño rápidamente y caminé hacia el exterior para jugar con mis hermanos, rogaba que no hicieran comentarios respecto a las manchitas en mi cara. Ellos querían jugar a las traes, así que no hubo mayor comentario sobre mi cara y procedimos a jugar, al poco rato se nos unió Nora, por lo que no pude evitar sonreír más que de costumbre, estando seguro de que esta vez ella sí que no me atraparía. Me había trepado en un árbol, y me hallaba sigilosamente escondido, esperando a que Nora fuera a buscarme luego de haber atrapado a todos nuestros hermanos.

Aprovechando aquel momento de paz, mi mente no dudó en hacerme recordar las imágenes que anteriormente había imaginado de Nora con muchas pecas en su rostro y tan ensimismado me hallaba, que no noté cuando la albina se había acercado al árbol en el que me había subido hasta que sentí un jalón en la tela de mi pantalón.

– Te encontré – sonrió como cada vez que daba conmigo.

Y yo, como tenía aún recientes en mi memoria las imágenes de la chica con pecas, no pude hacer más que sonrojarme y desear que la tierra me tragara. Bajé del árbol sin hacer berrinches como solía hacer cuando ella daba conmigo por su gran astucia y caminé a su lado en silencio hasta que llegamos con nuestros hermanos. Nora parecía estar inmersa en sus pensamientos así que decidí no perturbarla y fui a echarme cerca de Reila.

Semana NorEmma GB [One-Shot] #Wattys2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora