Día 3: Poción de Amor. (1)

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Posee spoilers del manga.

En el refugio B06-32

Una pelinegra se hallaba cargando con municiones sus armas para antes de salir de cacería y traer algo de carne para sus hermanos. Tan concentrada se encontraba que no se dio cuenta de que alguien se acercaba hasta que fue sobresaltada por el grito que dio el desconocido.

– ¡Reila! ¿Saldrás de nuevo a cazar? – Emmil se posicionó frente a la pelinegra que se había llevado una mano al pecho por la sorpresa.

– ¡Emmil, idiota! – gritó de vuelta la pelinegra mirando mal al pelinaranja que se sintió cohibido por un momento – ¡Casi me da un infarto por tu culpa! – la más baja dio un golpe en la nuca del más alto haciéndolo quejarse.

– ¡Lo siento, lo siento! – se disculpó rápidamente el chico con una sonrisa avergonzada, pero luego retomó su postura preocupada – ¿Vas a ir a cazar de nuevo? ¿Se nos volvió a acabar la carne?

– Sí, Emmil, por eso estoy saliendo a cazar, y para verificar que no hayan merodeadores por acá – respondió la pelinegra como si fuese lo más obvio del mundo, poniéndole el seguro al arma y guardándola en la cinturilla de su pantalón.

– Pero… – el pelinaranja se vio interrumpido por Reila cuando esta alzó una mano en un gesto de que se callara.

– No iré sola, la vieja esa irá conmigo – agregó refiriéndose a la adulta que se encontraron en el refugio cuando apenas habían llegado.

– Eso solo hace que me preocupe más – Emmil frunció el ceño, sabía que ambas tenían el mismo carácter, por lo que no se fiaba de la mayor –. Espera aquí, iré a prepararme también, y no acepto un no por respuesta.

La más baja bufó cruzándose de brazos y dejó ir al pelinaranja, sencillamente podía decirle a la pelinegra mayor que se fueran ya, pero sabía que Emmil era capaz de salir imprudentemente solo para ir a buscarlas y asegurar que no se asesinen mutuamente, por lo que decidió apoyar su cadera en la mesa detrás suyo y cruzarse de brazos para esperar al chico.

– ¿Ya estás lista? – como si la hubiese invocado con sus desconfiados pensamientos, la mayor de nombre desconocido apareció en la habitación arreglando su chaqueta con desinterés.

– Sí, pero Emmil decidió unirse, por lo que tenemos que esperarlo – respondió Reila con disgusto manteniendo su posición desinteresada y apoyada en la mesa. La pelinegra más alta bufó, era sabido para la menor que la de nombre desconocido sentía un cierto rencor hacia el pelinaranja por haberla doblegado y haberla obligado a vivir con una gran cantidad de niños en su tan adorado refugio lleno de galletas, cosas rotas y viejas y té, y claro, las armas.

Al poco rato la mayor se acercó a Reila con una sonrisa divertida, había encontrado algo con lo que jugar.

– Oye tú, ciclope somnoliento – la llamó por el apodo que le había puesto solo para no aprenderse su nombre –, a ti te gusta el chico antena, ¿verdad?

La mencionada le miró alzando una ceja, el desinterés estaba visible en su rostro, ni siquiera un atisbo de vergüenza.

– No sé de que hablas, anciana – le respondió de vuelta provocando un tic en la ceja de la mayor ante aquel sobrenombre que le había puesto la menor en venganza contra la contraria por no querer decirles su nombre.

– ¿Entonces por qué no te resistes a todo lo que te dice el chico antena? – insistió tratando de no verse tan molesta como se sentía.

– Porque él siempre se las arregla para lograr lo que quiera. Logró que nos quedáramos aquí aunque tú te opusieras, ¿no es así?

Semana NorEmma GB [One-Shot] #Wattys2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora