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(Laurens POV)

     Luego de haberme levantado, salí de mi habitación para luego dirigirme al comedor del departamento. Como siempre, Laf y Herc ya estaban ahí. Laf estaba sirviendo los platos para almorzar.
     Él es el único que cocina bien de nosotros cuatro.

     —¡Hola! —les dije mientras iba a mi asiento.
     —Bonjour, Mon Ami! —dijo Laf con entusiasmo.
     —¡Buenos días, John! —le siguió Herc de la misma forma.
     Me había parecido oler a Lasagna, pero antes de emocionarme, pregunté.
     —... Laf, ¿hiciste lasagna?
     —Oui.
     —OHHHH SÍ LAFAYETTE ERES EL MEJOR —le dije alegremente cuando fui a sentarme.
     —Lo sé John, lo sé.
     De repente escuché una puerta abrirse.
     —Hola —dijo Alex luego de salir de su habitación.
     —¡Hola! —le dije. Laf y Herc lo saludaron también.
     —OYE, ALEX —dije.
     —¿Sí? —Se sentó en su asiento de siempre.
     —LAF HIZO LASAGNA.
     —¿De verdad?
     —SÍ
     —... Qué bien...
     No dije nada. Eso me pareció bastante extraño. Miré a Herc y por su cara pude deducir que también le extrañó. Alex siempre se emociona cuando Laf hace lasagna, al igual que yo, pero ahora casi ni sonrió.

     Laf comenzó a poner los platos en la mesa.

     —¡Gracias! —le dije cuando puso mi plato. Alex y Herc hicieron lo mismo. Luego, Laf se puso su plato, se sentó y comenzamos a comer.

     Diría que el hecho de que Laf había hecho lasagna me tenía más que feliz, pero me di cuenta de que Alex estaba algo distinto. Normalmente se emociona y come con una gran sonrisa (esa lasagna de verdad que es lo mejor), pero ahora hasta diría que lo vi de cierta forma triste, y estoy seguro de que no fui el único en darse cuenta. El almuerzo se basó en Alex actuando extraño y Laf, Herc y yo intercambiado miradas de duda.
     La verdad estaba preocupado. Además de que Alex no hablaba, cosa que hace siempre, ni siquiera la lasagna de Laf lo lograba animar, y eso no significaba algo bueno. Y eso de actuar extraño no es cosa sólo de hoy, hace ya unos días que está algo raro.

     Al acabar el almuerzo, cada uno limpió lo que usó. Después, cuando ya estaba todo listo fue cuando Alex dijo algo.

     —... Iré a la biblioteca por un rato.
     —De acuerdo...—dije.
     —... Hasta luego —dijo antes de salir del departamento.
     —... ¿Alguien sabe qué le pasa? —preguntó Herc.
     —Non —respondió Laf.
     —Ni idea —seguí yo.
     —Está más raro que yo sin asustarme con un bicho...—dijo Herc.
     Laf se rió un poco.
     —Oigan, no es momento para eso...—dije.
     —Tienes razón, lo siento...—dijo Herc todavía con una pequeña sonrisa, la cual quitó pocos segundos después.
     —Está bien... ¿Qué creen que le podría estar pasando?
     —No lo sé. Ha estado algo raro desde hace unos días, pero no ha dicho absolutamente nada.
     —¿Creen que seguirá así por mucho tiempo? —preguntó Laf.
     —Todo puede pasar...—le respondió Herc.
     —... ¿Debería hablarle sobre esto? —pregunté esta vez yo.
     —Según yo es lo mejor. De hecho no sé por qué preguntas —mencionó Laf.
     —Es que... No sé... Quizás no quiere pensar en lo que sea que le esté pasando, y si le pregunto no evitará pensarlo y quizás hasta se moleste.
     —Según yo no se enojaría si le preguntas.
     —Según yo tampoco —siguió Herc—. Además, no pierdes nada con intentar.
     —... Supongo que tienen razón...
     —¿Entonces le hablarás de esto cuando llegue? —me preguntó Laf.
     —... Sí... Sí, lo haré...
     —Me parece bien.

     Luego de eso, cada uno fue a hacer lo suyo. Yo fui a mi habitación y comencé a dibujar una tortuga. Es lo único que puedo dibujar relativamente bien. Mi habitación esta llena de esos dibujos, pero sólo los que me gustan, por que si tuviese todos, serían más dibujos que habitación.

     Estuve un buen rato dibunando, hasta que escuché que alguien abrió la puerta principal. Fui hacia la entrada y vi a Alex entrando a su habitación. Fui a tocar su puerta.

     —... ¿Alex? —dije al tocar.
     —... ¿Quién es?
     —Soy John... ¿Puedo pasar?
     —... Está bien...
     Abrí la puerta y Alex estaba sentado en el borde de su cama. Fui a sentarme con él.
     —... ¿Qué ocurre? —me preguntó.
     —Yo soy el que debería preguntarte eso.
     —... ¿A qué te refieres?...
     —Alex... Últimamente has estado actuando algo extraño, y... la verdad es que me preocupa un poco... ¿Estás bien?
     —Sí... Estoy bien, no... no pasa nada...
     —Pero entonces ¿por qué estás tan distinto? Casi ni hablas, y te conozco lo suficiente como para saber que eso no es muy bueno en ti, y además, te he estado viendo algo triste...
     —¿Triste?... Yo... Yo no estoy triste, sólo... Mira, no es nada, ¿sí? No tienes por qué preocuparte...
     —... Alex... Estoy seguro de que te está pasando algo, no te sirve negarlo... ¿Por qué no me dices?
     —... No me sentiría muy cómodo diciéndolo...
     —¿Por qué? Somos mejores amigos, ¿no? Puedes confiar en mí, no te diré nada, sea lo que sea...
     —No sé...
     —Vamos... No me gusta verte así...
     —... ¿No me dirás nada malo?
     —Claro que no, lo que menos quiero hacer es hacerte sentir mal...
     —... Yo... Me... Me gusta Jefferson...
     —... Momento, ¿qué? ¿En serio? Pero... ¿Cómo? Ustedes se odian desde siempre...
     —Bueno, sí, pero... No sé, hace un tiempo comencé a sentir otra cosa que no era odio, y bueno... Ya sé lo que es... No sé por qué siento eso, se suponía que lo odiaba, nunca habría imaginado que algo como esto pasaría... Y lo peor es que él obviamente me sigue odiando y me seguirá odiando, y no será posible nada... Eso es lo que me tiene así...
     —Vaya... Estoy bastante sorprendido, yo tampoco lo habría imaginado... ¿Es sólo eso?
     —Sí...
     —De acuerdo... Si quieres te puedo ayudar —le dije sonriendo.
     —... ¿Qué?
     —Te puedo ayudar con él, intentar hacer que deje de odiarte.
     —John, no es necesario... Ni siquiera podría servir
     —Sí es necesario, ¿y por qué no serviría? Si tu pasaste de odiarlo a quererlo, ¿por qué él no puede?
     —No sé... No creo que funcione... Además, muy probablemente se dé cuenta, y eso sería terrible.
     —¿Por qué se daría cuenta?
     —No sé... ¿A qué te refieres con «ayudarme»?
     —No sé, darte consejos, quizás.
     —No estoy seguro...
     —Vamos, ¡déjame ayudarte! Tú decidirás qué consejo seguir, ¿sí?... Quiero volver a verte feliz...
     —... Está bien...
     —¡Sí! Entonces, ¿te digo un consejo ahora o qué?
     —Si quieres.
     —Bien... A ver, Jefferson trabaja en la biblioteca, ¿no?
     —Sí.
     —¿Y qué haces normalmente cuando llegas a la biblioteca? ¿Le hablas?
     —Normalmente él me molesta mientras leo algo.
     —Y me imagino que le respondes.
     —Sí, sólo que últimamente no me sale mucho...
     —Está bien... ¿Te dice cosas muy pesadas?
     —Generalmente, sí.
     —¿Y tú?
     —Antes lo hacía siempre, mientras más pesado mejor, pero ahora me salen cosas que un niño de diez años diría...
     —Bien... Yo te diría que no le sigas el juego. Si te dice algo mientras lees sólo dile que te deje solo. Eso sí, no muy de repente, hazlo de a poco, cada vez le dices menos cosas, así no lo ve tan extraño.
     —Pero ¿y si sigue molestando?
     —Ignóralo... O eso es lo que deberías hacer, según yo, tú ves si lo haces.
     —De acuerdo... Yo creo que lo podría intentar...
     —Bien... Me cuentas lo que vaya pasando, ¿sí? —le dije sonriendo.
     Sacó una pequeña sonrisa—. Está bien...
     Sonreí un poco más—. Eso es lo que quería lograr... Bueno, ahora volveré a mi habitación. No dudes en preguntarme por algún consejo, ¿de acuerdo?
     —De acuerdo.
     Y como dije, volví a mi habitación.

     Me tranquilizó el poder ayudar a Alex. Espero que mis consejos sirvan por lo menos un poco.

★★★★★★★★★★★★★★★★★★★

     ★He vuelto :D

     ★Como la historia anterior (No Me Olvides), subiré un capítulo de esta historia cada lunes y viernes a partir de hoy (lunes 16 de septiembre de 2019).

     ★Espero que esta historia les guste. ¡Hasta el viernes! :D

★★★★★★★★★★★★★★★★★★★

Déjame Ayudarte || Lams Modern AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora