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-Oye viejo, que yo solo te pregunté si habías visto a mí perro. No toda tu vida.

Si a Sasuke le hubiesen dicho que estaría haciendo el ridículo por Naruto, hubiese matado a quien lo dijo. Y si le hubieran dicho que cuando se encontrará con su hermano, Itachi, lo primero que haría sería apartarlo del camino. Posiblemente estaría siendo torturado por tal blasfemia.

Sin embargo era eso lo que pasó.

Primero que nada aquel día se levantó con emoción. Más motivado y con ganas de hacer que el mundo brillará. Incluso pensó que era un gran día para pensar en ser Hokage. Porque las cosas estaban resultado bien. Al menos lo mejor que podían ser.

Aunque claro. No significaba que el destino le iba a sonreír.

Había visto a Naruto sonriendo con Neji, claramente no era nada extraño. Sí estamos hablando de que Neji Hyuga no sonreí y no habla directamente con Naruto a S O L A S. Aquello había hecho a Sasuke tener un escalofríos. Entonces su mente trabajo más rápido que nunca.
El Uzumaki ya no intentaba nada con Sakura. No, de hecho solo la consideraba una amiga y compañera. Menudo cambio.
Naruto ya no insistía en ser mejor que él, ni en superarlo. Es más.

Sasuke estaba casi seguro que ahora él, el último Uchiha no era más que el simple compañero emo.

Y llenó de dudas existenciales y caídas dramáticas de sus emociones término hablando con Kiba. Qué día más raro.

Ni siquiera sabía si realmente había pronunciado bien el nombre del niño cuando lo vió.
Pero bueno, mientras entre palabras sin sentido, y anécdotas que pertubarón un poco al niño perro. Este le dijo de la manera más rápida posible, para alejarlo de él y que le dejará seguir su trayecto.

—¡Dale un perro! —Le había gritado.

Kiba hizo una nota mental «No importa que tan urgente sea el tema que tengas. Jamás de los jamás acercarse al Uchiha a preguntarle algo. Ni siquiera la hora».

Entonces la luz ilumino a Sasuke una vez más.
Era cierto, había cosas que realmente valían la pena ser obsequiadas y quizás esta vez todo sería por fin entendido.

Pero una cosa era conseguir un perro, y otra era, conseguir que el mismo pudiera soportarlo hasta que lo llevará hacía el rubio.
Había dejado solo al cachorro por dos minutos y ya no estaba. Sasuke se desesperó, lo buscó, lo llamó, aunque decir: perrito ven. No era algo muy efectivo lo intentó. Luego término cayendo a un barranco. Después, sin querer golpeó un panal de abejas, fue seguido por gatos y posiblemente tenía espinas en la mano derecha. Pero como todo un ninja valiente, sigo en busca del adorable perrito.

Quién iba a pensar que el cachorro estaba durmiendo en el bosque. Con rabia contenida lo tomó en uno de sus brazos y dando grandes zancadas camino hacia la civilización.

—Hermano. —Había dicho alguien. — Sasuke.

El niño tan solo elevó su mirada para encontrarse de frente, con una copia casi exacta a él.

—Quitaté estoy ocupado. —Apartó a su terrorífico hermano del camino para seguir su recorrido.

—¡Oye! ¿No vas a matarme? Para mí que te falta odio.

—...¡Lo que me falta es el amor de él, ahora quitaté!

Ah Itachi. Esa no te las esperabas. Pensó el niño, caminando todo magullado con el perrito entre su brazo.

Ese día Naruto presenció, como Sasuke se le acercaba con una canasta y llenó de moretones. Claro que eso lo alarmó, pero todo se tornó diferente cuando Sasuke puso la canasta justo al frente de él.

—Para ti.

Y se fue.

Confesando mí Amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora