Capítulo 3

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Ambos ya iban en el carruaje de camino a casa de Mina. Todo estaba en silencio. Mina no podía quitarse de la cabeza aquella imagen tan desagradable que había presenciado y por lo que parecía, Lady Esmeralda no le había comentado nada al conde. Mina se sentía claramente estúpida, por dejarse engañar de tal manera y encima tener que callárselo.

Al llegar a la mansión de los Aino, ambos bajaron del carruaje. Mina rechazó la ayuda de Kunzite para bajarse y los dos caminaron en silencio hasta la puerta, la cual abrió el mayordomo. Como tenía una buena educación le ofreció a quedarse a tomar un té antes de irse, el cual el negó de manera muy seca y se marchó al carruaje

Mina subió a su cuarto y su doncella la ayudó a quitarse su vestido. Cuando se halló en camisón, Mina le dijo a la doncella que podía retirarse. La rubia se calmaba peinándose el cabello, por lo que se sentó en el tocador y comenzó a peinarse los mechones de cabello mientras miraba el bello colgante que llevaba al cuello. Cuando termino de cepillarse el pelo se lo quitó y lo observó entre sus manos. Aquella Luna era hermosa, se mirase por donde se mirase, pero el hombre que se la había dado no era para nada especial, era tal y como todos los hombres.

Ella alguna vez se había imaginado perdidamente enamorada de un hombre, uno que la quisiese tanto como ella a él, algo como lo que tenían sus hermanos, pero claramente no iba a ser posible. Eso la entristecía bastante, pero tendría que conformarse con lo que tendría. Con ese pensamiento se fue a la cama.

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Los días habían pasado demasiado rápido entres bailes y fiestas. No había mencionado lo que vio aquella noche solo habían planeado la boda y el banquete que tendría lugar después en las inmediaciones de la mansión Lexington, más concretamente en el jardín.

Ahora mismo se encontraban en el banquete de bodas, la ceremonia había sido muy tradicional y habían prometido muchas cosas el uno al otro, las cuales dudaba que él cumpliese. Para su mala suerte en medio del banquete llegó un hombre de la reina que requería la presencia de Kunzite en palacio de manera inmediata, por lo que tuvo que ir a cambiarse y marcharse.

Después de que todo el mundo comiese se dio por terminado el banquete y todos los invitados se marcharon. Todas sus pertenencias ya estaban en la mansión y su doncella personal la había acompañado hasta allí para seguir trabajando. Se cambio su vestido de boda y estuvo tejiendo hasta que llegó la noche, esperando a que él llegase, preocupada por lo que le dijese la reina.

Cuando se fue a dormir no había llegado aún, pero cuando la doncella la ayudaba a vestirse le dijo que el señor aún no había llegado. Mina ahora estaba mas que preocupada y a la vez se preguntaba porque debería de estarlo, después de como la trataba él.

Durante los dos días siguientes Kunzite tampoco apareció por casa ¿y si le había pasado algo? y ella aún no se había enterado de ese hecho. Por la noche mientras se peinaba, pensando en que quizás la había abandonado. ¿Tan penosa era para que la hubiese abandonado?

La puerta fue abierta de sopetón dejando ver a su marido con la misma ropa con la que hacía tres días que se había ido. Ella estaba asombrada porque ni siquiera la saludo o se percató de que se encontraba allí. Mina se levantó del taburete del tocador mirando al conde bastante seria, pero aliviada de que estuviese bien.

—¿Dónde se supone que estabas? – Preguntó de pie a dos metros de él.

—No te importa – contestó seco y directo aún de espaldas a ella cuando se quitó la camisa-.

Su espalda estaba llena de arañazos casi recientes, no eran rasguños causados por ramas o lago parecido, esos rasguños fueron hechos por la manicura de una mujer. Entonces ella supo enseguida con quien estuvo después de estar con la reina, lo cual la enfadó aún mas y apretó sus puños.

Cadena Del Amor (Adaptación Mina/Kunzite) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora