O1

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Desde pequeño Namjoon era algo serio, aunque en realidad, su primaria se volvió un lío por una sola persona. Park Jimin.

Ese día el menor se había levantado temprano, miró su ropero cafe barnizado, de este colgaba de un gancho blanco su uniforme bien planchado, suspiro, sólo quería seguir durmiendo.

Fue a su baño, se lavó la cara cuando, se miró vaciló, aveces se ponía a ver sus facciones con detalle, queriendo entender porque la gente decía era bonito, o ese típico, "te pareces a tu madre", hizo una pequeña mueca, se secó y salió.

Se puso el uniforme, después de miro en su espejo, era demasiado temprano, pero sus padres eran estrictos académicamente, cosa que apenas tendría que acostumbrarse, cepillo su cabellera que era algo rizada de un hermoso color castaño, este adquirió más volumen, viéndose bien.

Bajo las escaleras sin hacer mucho ruido, su padre no estaba, sólo su mamá dejando sobre la mesa el desayuno de la menor, fue hasta la mesa, se sentó y tomó sus cubiertos para comenzar a comer

Sentía la mirada silenciosa de su madre encima suyo, lo cual ponía las cosas más incómodas como de costumbre, terminó de comer dándole un sorbo a su jugo de naranja, se limpio la boca, se levantó para dirigirse al baño.

─De nada —dijo la madre fría.

El menor se volteó, miro las facciones sin ternura alguna en ese bonito rostro, porque su madre tenía la piel suave y limpia, sin imperfecciones, además de un cabello castaño que en el sol parecía rubio, además de unos bonitos rulos naturales. Dudaba mucho parecerse a ella.

—G-gracias... —tímido y con su leve color carmesí en sus pómulos se dirigió al baño para lavar sus dientes.

Se miró por última vez en el espejo, después se sonrió, salió del baño tomando su mochila que estaba en uno de los escalones, miro a su progenitora que estaba de espaldas lavando sus manos.

—Mami, ¿m-me irás a dejar?

La mayor se giró, miro a su hijo con el mismo semblante, después de unos segundos, se quitó el delantal, camino hasta la puerta tomando las llaves del auto. Namjoon sonrió en sus adentros, aunque lo único que delataba su emoción eran sus mejillas algo regordetas de un color rosita.

Abrió la puerta del copiloto tomando asiento, su madre ya lo esperaba, cuando cerro está arrancó, de su radio hablaba una reportera dando las noticias, cosas como el clima, asaltos, política, y cosas las cuales el pequeño Kim no ponía atención.

Recargo su mentón en sus manos mirando por la ventana, había más niños con sus madres, algunos daban brincos mientras que las mujeres jóvenes sonreían con ternura a sus pequeños. Eso era lo que Kim menor quería.

Llegaron, la madre quitó el seguro sacando de su mundo a su hijo, abrió la puerta, antes de bajarse sintió que la delgada mano de la mayor sostenía su pequeño brazo, giró extrañado.

De un jalón su madre lo metió de nuevo al auto, sintió los labios suaves en su piel, dio un pequeño saltito debido a la impresión, sintiendo como el calor subía a sus pómulos, su madre giró la cabeza para no verlo.

Era como si también estuviera sonrojada, sonrió, entendía el tierno comportamiento de su mamá, bajo del coche, este arrancó, los nervios inundaron a Namjoon, tomo aire y camino hasta la entrada.

Algunos niños ya estaban socializando ya que se escuchaban muchas risas, poniendo nervioso al pequeño kim, la idea de tener amigos sin alejarlos por ser tan tímido le asustaba.

Camino detrás de unos pequeños quienes reían, llegó dentro de la instalación, visualizó la gran pizarra adornada de listones azules con un "Bienvenidos" en el centro, miro hacia los lados, ahora los niños salían caminaban con algunas madres y padres por un pasillo.

Los siguió, estaba perdido, necesitaba a su mamá para poder tomar su mano, sintió un poco de tristeza, sin embargo ya estaba ahí, caminó, por distraerse a medio camino, miro de nuevo delante suyo, pero los niños ya no estaban.

En su desespero comenzó a correr, sólo entrando más en la frustración de no saber que hacer, llegó a una pequeña fuente, donde comenzó a recuperar su respiración, pues había corrido mucho, tenía miedo, sus ojitos castaños se cristalizaron.

Se sentó, sus manos fueron a su cara para poder tallar las lágrimas que sin querer salían, ese día iba mal, no lo entendía, quería a su madre más que nada.

—Hey —una vocecita habló, haciendo al piel canela dejar de sollozar.

Alzó la mirada, un pequeño niño estaba frente a el con unos ojitos mirándolo con preocupación, tenía un fleco que era esponjoso, su cabello era rubio y rizado, tenía orejas pequeñas, una carita más regordeta que la de Kim, su uniforme se veía realmente bien, además de un un broche de alguna caricatura en su saco diminuto.

Quedó petrificado ante la otra prescencia, el rubio sonrió, dejando ver sus pequeños dientes blancos, sus manos fueron hasta la cara de su mayor para limpiar las lágrimas que aún caían, este acto puso rojo a Namjoon quien seguía sin moverse, las manos del otro niño eran demasiado suaves, haciéndolo sentir una sensación extraña.

—Soy Park Jimin, pero dime Jimin ssi —pidió tierno sin dejar de sonreír a su mayor, lo ayudo a pararse tomando su brazo.

Namjoon no entendía, ¿No se supone los apodos eran cuando ya eran amigos?, Agachó la mirada con ese calor intenso en sus mejillas, Jimin tomó su mano, sintiendo otra vez su suavidad.

—Vamos, sé dónde es el gimnashio —camino con Kim tomado de la mano.

El mayor hecho un tomate miro sus manos, sentía calidez en su pecho, otra vez estaba en su mundo, cuando la voz de lo que era del rubio habló.

—No sé tú nombre -freno, volteó para mirarlo, su sonrisa parecía eterna—, ¿puedo saberlo? —pidió con ojos de cachorrito.

El castaño sintió cosquillas en su estómago, pudo hablar aunque la timidez lo traicionaba.

—K-kim Namjoon...— miro sus zapatos aún con su sonrojo —s-si quieres me puedes decir Namjoon.

La sonrisa del rubio se amplió más, se agachó para poder captar la mirada de su mayor quien al mirarlo se sobresalto, ¿Qué le ocurría?

—Es un bonito nombre, ¡Como un koala!

Volviendo a caminar sin soltarse de las manos, Kim recapituló la vez que vió a ese bonito animal, eran delicados, esponjosos, además de contar con un pelaje suave, era su animal favorito, pero jamás pensó en que su nombre sería sinónimo de un animal tan bonito.

Volviendo a caminar sin soltarse de las manos, Kim recapituló la vez que vió a ese bonito animal, eran delicados, esponjosos, además de contar con un pelaje suave, era su animal favorito, pero jamás pensó en que su nombre sería sinónimo de un anim...

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