Security [YuWin](Omegaverse)

XX

A la mañana siguiente Yuta notó que Sicheng aún se encontraba dormido a su lado y no pudo evitar sonreír.
Le encantaba tener a su chino durmiendo junto a él.

Se levantó y tomó una ducha rápida para después ponerse a cocinar algo, moría de hambre y sabía que cuando Sicheng despertara también querría comer.

Preparó oyakodon, un platillo japonés compuesto principalmente por pollo, cebolla dulce, huevo y arroz. Cuando quedó todo listo regresó a la habitación.

Sicheng había cubierto su cara con una almohada ya que la luz del sol se colaba por las ventanas.

-Winwin- dijo Yuta sentándose en la cama -No has comido nada en mucho tiempo, despierta

-Mhhh- gruñó Sicheng -Me siento cansado

-Lo sé, pero por favor come algo

El chino quitó la almohada de su rostro y lentamente abrió los ojos, sintió mucha felicidad al ver a Yuta sonriendo junto a él pero al instante esa felicidad fue reemplazada por confusión y preocupación.
Se levantó rápido de la cama y observó a su alrededor.

-¿Dónde estamos? ¿Estoy muerto?- preguntó preocupado

-No estás muerto, tonto- Yuta soltó una carcajada -Estás en mi casa

Sicheng levantó su camisa y miró su vientre, aún estaba abultado y no había señales de ninguna cirugía, miró a Yuta preocupado porque sabía que estaba en problemas.

La sonrisa del japonés se desvaneció.

-Tenemos que hablar...- habló firme

-Yo...- murmuró Sicheng

-Pero después, ahora necesito que desayunes para luego ir al hospital, deben hacerte análisis

Yuta se mantenía serio, aunque amaba pasar tiempo junto a Sicheng lo que hizo no estaba bien.
Se sentía herido y enojado.

-Aquí está tu ropa y el resto de tus cosas- añadió el japonés -Vístete, te espero en el comedor

Sicheng sintió miedo y mucha pero mucha culpa.

¿Y si Yuta no lo perdonaba?

Se levantó y sintió como si todo diera vueltas, además de que su cuerpo estaba adolorido.
Se puso su ropa y bajó a la cocina, no sin antes contemplar la gigantesca casa en la que se encontraba.

Sicheng se tambaleaba un poco al caminar, cuando llegó al comedor Yuta lo ayudó a sentarse y le sirvió un plato.
Cuando el olor de la comida llegó a las fosas nasales del chino, sintió como su estómago rugía, no comía nada desde hacía más de veinticuatro horas.
Probó un poco de la comida y deleitó su delicioso sabor.

-Estos sabe grandioso- murmuró -¿Tú lo preparaste?

Yuta hacía su mayor esfuerzo por mantenerse serio con Sicheng aunque por dentro se moría por besarlo y mimarlo, así que sólo asintió con la cabeza.

Ambos comieron en silencio, después Yuta lavó los platos y llevó a Sicheng a la sala.

-Espera aquí, iré arriba por las llaves del auto para llevarte al médico

-Está bien

Mientras Yuta iba por las llaves, el chino observó unas fotografías colgadas en la pared, había muchas fotografías de Yuta cuando era niño y a Sicheng le pareció la cosita más tierna del mundo, especialmente en las que aparecía con su uniforme de fútbol.
Había una fotografía de un hombre muy atractivo, con el rostro serio, muy similar a cuando Yuta está molesto y una enorme fotografía de una bella mujer con un vestido rojo, una sonrisa radiante y cabello negro y lacio.
Pero la fotografía que más llamó su atención era una que estaba justo en el centro de la pared, en la que se les veía al hombre y a la mujer de las fotos con un Yuta sonriente y feliz.