2|𝒞𝒶𝓇𝓉𝒶𝓈 𝒹𝑒 𝒩𝒶𝒹𝒾𝑒

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Ya habían comenzado las vacaciones de verano y Dudley había roto su nueva filmadora, conseguido que su avión con control remoto se estrellara y, en la primera salida que hizo con su bicicleta de carreras, había atropellado a la anciana señora Figg...

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Ya habían comenzado las vacaciones de verano y Dudley había roto su nueva filmadora, conseguido que su avión con control remoto se estrellara y, en la primera salida que hizo con su bicicleta de carreras, había atropellado a la anciana señora Figg cuando cruzaba Privet Drive con sus muletas. Aurora ese día estaba muy furiosa, golpeo a Dudley y lo llamo cerdo sin cerebro. Harry y Jacob se alegraban de que el colegio hubiera terminado, pero no había forma de escapar de la banda de Dudley, que visitaba la casa cada día. Piers, Dennis, Malcolm y Gordon eran todos grandes y estúpidos, pero como Dudley era el más grande y el más estúpido de todos, era el jefe. Los demás se sentían muy felices de practicar el deporte favorito de Dudley: cazar a Harry y Acosar a Aurora.

Por esa razón, Harry Y Aurora, acompañados de Jacob para defenderlos, pasaban tanto tiempo como les resultara posible fuera de la casa, dando vueltas por ahí y pensando en el fin de las vacaciones, cuando podría existir un pequeño rayo de esperanza: en septiembre estudiarían en una secundaria y, por primera vez en sus vidas, no irían a la misma clase que su primo. Dudley tenía una plaza en el antiguo colegio de tío Vernon, Smelting. Piers Polkiss también iría allí. Los Trillizos en cambio, iría a la escuela secundaria Stonewall, de la zona. Dudley encontraba eso muy divertido.

-Allí, en Stonewall, meten las cabezas de la gente en el inodoro el primer día -dijo a Harry-. ¿Quieres venir arriba y ensayar?

-No, gracias -respondió Harry-. Los pobres inodoros nunca han tenido que soportar nada tan horrible como tu cabeza y pueden marearse. -Luego salió corriendo,antes de que Dudley pudiera entender lo que le había dicho. Escuchando las risas de Jacob de fondo.

Un día del mes de julio, tía Petunia llevó a Dudley a Londres para comprarle su uniforme de Smelting, dejando a los Trillizos en casa de la señora Figg. Aquello no resultó tan terrible como de costumbre. La señora Figg se había fracturado la pierna al tropezar con un gato y ya no parecía tan encariñada con ellos como antes. Dejó que Harry y Jacob viera la televisión. Mientras ella y Aurora tomaban el Té. Les dio un pedazo de pastel de chocolate que, por el sabor, parecía que había estado guardado desde hacía años.

Aquella tarde, Dudley desfiló por el salón, ante la familia, con su uniforme nuevo. Los muchachos de Smelting llevaban frac rojo oscuro, pantalones de color naranja y sombrero de paja, rígido y plano. También llevaban bastones con nudos, que utilizaban para pelearse cuando los profesores no los veían. Debían de pensar que aquél era un buen entrenamiento para la vida futura.
Mientras miraba a Dudley con sus nuevos pantalones, tío Vernon dijo con voz ronca que aquél era el momento de mayor orgullo de su vida. Tía Petunia estalló en lágrimas y dijo que no podía creer que aquél fuera su pequeño Dudley, tan apuesto y crecido. Harry y Aurora no se atrevía a hablar. Creyeron que se les iban a romper las costillas del esfuerzo que hacían por no reírse. Pero Jacob si se atrevió a burlarse de Dudley ganándose un castigo.

Los Trillizos Potter (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora