5|El callejón Diagón

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—Mm

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—Mm... ¿Hagrid?—llamó Harry
—¿Sí? —dijo Hagrid
—Nosotros no tenemos dinero y ya oíste a tío Vernon anoche, no va a pagar para que vayamos a aprender magia.—dijo apenado Harry.

Ese comentario hizo que Jacob y a Aurora se les pinchara como un globo la felicidad que tenían.

—No se preocupes por eso —dijo Hagrid, subiendo al bote—. ¿No creerán que sus padres no les dejaron nada?
—Pero su casa fue destruida...—dijo Jacob
—¡Ellos no guardaban el oro en la casa, muchacho! No, la primera parada para nosotros es Gringotts. El banco de los magos.—respondió Hagrid.

—¿Los Magos tienen bancos?—pregunto Jacob

—Solo uno. Gringotts. Lo dirigen los Duendes.

—¿¡Duendes!?—preguntó fascinada Aurora.

Hagrid asintió y los Trillizos subieron al bote.

—Me parece una lástima tener que remar-dijo Hagrid mirando a los trillizos— Si acelerará un poco las cosas, No se lo dirían a nadie en Hogwarts ¿verdad?.

—Claro que no—respondieron apresuradamente los trillizos, estaban emocionados por ver un poco de magia.

Hagrid saco nuevamente el paraguas rosado, dio dos golpes en el borde del bote y avanzaron a toda velocidad hacia la orilla.

Los Trillizos permanecieron sentados, mientras Hagrid leía su periódico el «profeta». Los Trillizos se morían de ganas de seguir preguntándole cosas, pero habían aprendido de su tío Vernon a no molestar a las personas cuando se hallaban leyendo el periódico.

En aquél momento el bote conta la madera del muelle. Hagrid fue el primero en bajar, luego le siguió Jacob el cuál ayudó a sus hermanos a salir.

Las personas miraban mucho a Hagrid, mientras caminaban por el pueblecito hacia la estación, y pues digamos que los Trillizos no podían reprocharles; Hagrid mo sólo era el doble de alto, sino que señalaba cosas totalmente corrientes entre los Muggles.

—Hagrid, ¿Existen los Dragones en el mundo mágico?¿Y las sierenas?—pregunto emocionada Aurora.

—Claro que existen, Quisiera tener un dragón.—respondio Hagrid.

Jacob no pudo evitar pensar que Hagrid estaba loco ¿Quería tener un dragón?

—Me gustaría ver uno—sonrió emocionada Aurora.

Hagrid le sonrió y siguieron caminando.

Habian llegado a la estación. Salia el tren hacía Londres, cinco minutos más tarde. Hagrid no entendía el dinero muggle, Así que se lo dio a Jacob para que comprara los billetes.

Los Trillizos Potter (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora