¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Capítulo 01 - Convenciendo a Sammy
Eleonora
—¿Estás de tonto? —le susurré a Dean cuando intentó irse para poder llegar luego a la ventana de la habitación en donde dormía Sam.
—¿Sabes entonces de otra idea? —me preguntó levantando una de sus cejas.
—Uhm, no lo sé. Tal vez, ¡la estúpida puerta! —medio grité las últimas palabras con mi voz pintada de obviedad.
—Lleva pestillo —dijo intentado abrirla para luego mirarme como si fuera un fenómeno.
—Llevo broches de pelo —dije sacando uno y mostrándoselo a lo que me hizo una mueca para después sonreír con superioridad.
—¿Y quitarle lo divertido? —y sin más se fue para llegar hasta el otro lado donde estaban las ventanas. Me tomé el puente de la nariz con el dedo pulgar e índice mientras cerraba los ojos y soltaba un suspiro pesado.
Abrí la puerta con rapidez y en silencio. Me quedé unos segundos observando cómo Dean comenzaba a aparecer por la ventana intentando no hacer ruido, pero el chirrido de la ventana lo traicionó. Ademas de que antes de que si quiera sus pies tocaran suelo, él ya había caído de frente ocasionando un ruido bastante fuerte. Entrecerré los ojos en una manera juzgadora y pude apreciar a travez de la oscuridad como soltó una pequeña sonrisa.
Conté hasta el número diez simplemente para ver cómo Sam salía de una de las habitaciones con un aire de seguridad, muchísimo más silencioso de lo que había hecho Dean. Aunque cualquiera podía llegar a ser más silencioso que Dean, claro está.
Me quedé entre la oscuridad de la noche antes de que Sam me pudiera ver. Por otro lado Dean hizo todo lo contrario, y ahora ambos caminaban con pasos silencios hasta llegar a donde estaba el otro. Quise reírme por lo idiotas que se veían, pero preferí quedarme callada.
Para cuando Dean abrió la puerta de la cocina que conecta con la sala de estar, Sam ya sabía que venía por ahí así que cuando Dean apareció, Sam dio el primer golpe. Ambos tenían un buen control en la defensa de cuerpo a cuerpo, pero si tuviera que decir. Creo que es Dean el que se estaba llevando el crédito ahora, más aún porque ahora mismo lo había tirado al suelo de golpe haciendo que éste soltara un pequeño quejido.
—Vaya, tranquilo tigre —le dijo Dean después de haberlo tirado al suelo.
—¿Dean? —preguntó Sam con asombro finalmente luego de haber podido ver su rostro por la luz de la luna, a lo cual Dean soltó una risa divertida.
