Capítulo 6: El verdadero problema

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Lauren fruncía cada vez más el ceño de su cara al no obtener una respuesta de las otras chicas, esto no le gustaba nada. Todas sus alarmas empezaban a sonar, ya había cedido la comodidad de su casa por obligación de su psicóloga, no quería perder su segundo hogar tampoco.

La ojiverde sacudió la cabeza y trato de tranquilizarse― ¿Qué... qué hacen aquí? ―les preguntó un poco nerviosa.

― ¡MIREN ESTO! ―Keaton se había levantado de su puesto y se acercaba al grupo― GRAN P NUEVAMENTE DEJANDO CHICAS CON LA BOCA ABIERTA ―festejó caminando hacia

Lauren― No te cansas de hacerlo ¿Cierto? ―le dijo riendo a la ojiverde para luego aprovechar para abrazarla.

Todo para Camila era algo absolutamente nuevo en ella, en un abrir y cerrar de ojos pasó de estar aterrada por una aguja clavándose en su cuerpo a estar intrigada por cada tatuaje en el cuerpo de la ojiverde. Para nada consideraba atractiva semejante cantidad de dibujos en la piel de una hermosa persona, es más de hecho solía cruzar de calle cuando alguien así se le acercaba, pero en Lauren era otra cosa. Claro que el abrazo entre Lauren y el chico logró que Camila no pudiera distinguir los dibujos, y empezó a preguntarse, porque la ojiverde se alejaba de ella mientras que las otras personas podían abrazarla, no lo entendía. Justo cuando varias preguntas iban a salir de su boca, a la morocha que había estado esperando en los sillones la interrumpió.

―Mich ―con una voz sensual y con un vaivén digno de admirar, la mujer se acercaba a Lauren cual depredador a su presa. El vestido apretado y, si le preguntan a Camila, de estilo ramera, que usaba, nada dejaba libre a la imaginación― Que lindo verte de nuevo ―Dejo un beso en la mejilla de la ojiverde haciendo que la misma agachara avergonzada su cabeza, Camila quiso sacarle de un cachetazo la sonrisa de boba que puso ante la chica y restregarle con un trapo la cara hasta que se le saliera la pintura labial que la otra mujer le había dejado― Ya te estaba extrañando ―seguían los elogios.

La rabia de Camila aumentaba a niveles inesperados. Un abrazo de un chico pasa, pero un beso de una descarada mujer ya era mucho. ¿Por qué todo el mundo tenía derecho de tocarla, si a ella se lo negaban?

Aun avergonzada, Lauren alzó los ojos hacia la morocha― ¿Estás lista? ―Preguntó de forma profesional― ¿Te preparaste como te pedí? ―al parecer el tatuaje de la mujer requería ciertas cosas de alguna determinada manera.

―Por supuesto ―la mujer giró dándole la espalda a la ojiverde― ¿Esto está bien? ―para nada lenta, la mujer agarró el final de su vestido y lo levantó dejando ver una reveladora tanga. Apenas se veía una tirita de estampado de leopardo.

Camila sintió a Verónica murmurar un "Dios mío" y no pudo evitar girar los ojos, un silbido que provino de Keaton hicieron que los volviera a girar por segunda vez consecutiva y además hizo que la mujer que aún tenía levantado el vestido sonriera sin pudor. Pero la cara de Lauren, que era el destino de la mirada de Camila, estaba totalmente inmutable. Miraba el trasero de la chica como Picasso deber haber mirado sus lienzos. Para la ojiverde esa era su hoja en blanco.

―Perfecto ―concluyó Lauren― Ally ―Miró a la jovencita― ¿puedes acompañar a Lisa a mi oficina? En unos minutos estoy ahí, ve preparando todo por favor ―pidió con amabilidad para después volver hacia la mujer ahora vestida― ya estoy contigo ―le dijo.

La mujer le sonrió y se acercó aún más a ella― No te demores ―susurró para nada suave y dio media vuelta para seguir a Ally y para que ambas desaparecieran por la puerta que estaba en la pared del fondo.

― ¡GRAN P VUELVE A ANOTAR! ―grito Sean para hacer reír a Keaton también Lauren estaba cada vez más colorada― ¡GRAN P EL IMPARABLE! ¡GRAN P CONQUISTA EL MUNDO! ―gritaba Keaton con tono de emperador.

Soy Para Ti (Camren G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora