El solo de Molly

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Viernes en la mañana - casa Jauregui-Cabello


―¡MAMAAAAAA! ―Camila estaba preparando un perfecto desayuno familiar justo cuando oyó el grito exageradamente aterrador por parte de sus cinco hijas. Desde que Molly había empezado a utilizar el baño más seguido para sus reacciones naturales que todas las mañanas en casa eran iguales, o al menos lo eran las mañanas que eran escolares. La empresaria miró a una ya sentada en su pequeña sillita Brooklyn y suspiró justo cuando fuertes golpes de pies se sentía desde venir desde la escalera.

―No crezcas nunca cariño ―la empresaria besó la pequeñita cabeza de su hija menor al mismo tiempo que Maia aparecía con Mia agarrada en una de sus manos.

―No puedo hacerle las trenzas a Mia si no puedo entrar al baño a usar el espejo y si no tengo acceso a ningún cepillo o coleta o algo ―se quejó la mayor de sus hijas. Mia acompañaba el relato de su hermana con pucheros en su boca― Ni siquiera puedo arreglarme yo misma ―suspiró la joven― Sabes que le tengo paciencia pero hay veces que me dan ganas de matarla...

Camila admiró el control y la paciencia que Maia había adquirido aun en sus peores años de adolescencia― Cariño...

―MAMA ―London, que sin lugar a dudas se había ganado hace rato el trono a la heredera suprema del carácter Cabello, fue la tercera en irrumpir en el lugar. Autumn la seguía de cerca igual de ofuscada pero más tranquila. Camila tuvo que aguantar la risa ante el desaliño que portaban todas sus hijas. Era una evidencia ante la clara falta de baños en la casa. La empresaria iba a tener que hablar con su esposa acerca de un futuro cambio de casas― Esto así no se puede ―recriminó la niña de doce años volviendo a llamar la atención de su madre― Me pediste paciencia...

―NOS pediste paciencia ―Alex se sumaba y sumaba su idiotez a la mañana.

London miró a su hermana y asintió― Eso. Nos pediste paciencia, pero esto ya es demasiado, así no se puede. Es la número no se cuanta vez que tenemos que hacer cola en el baño ―protestó la melliza recibiendo el apoyo de su hermana.

―Niñas...―Camila entendía a la perfección a sus hijas.

―No mamá ―esta vez fue Alex la que tomó la posta― No nos pidas más paciencia ni mucho menos tranquilidad ―a la empresaria le impresionó el nivel de enfado de Alex, si London era la archienemiga declarada de Molly, Alex era todo lo contrario― Hoy puse el despertador una hora antes para tratar... ¿Me oyes? Tratar de llegar al baño antes pero... pero...―la jovencita cerraba los ojos tratando de calmarse― PERO MOLLY YA ESTABA ALLI ―no fue útil la técnica de yoga que su abuela Sinu le había enseñado― No es justo―terminó cruzándose de brazos enfadada.

―Además hace unos ruidos bien raros ―Mía era demasiado chica para entender.

Maia miró a su madre con súplica. Algo había que hacer― De acuerdo ―Camila aceptó― Pueden usar el baño de mi habitación mientras yo... ¿Qué? ―sus hijas se habían mirado entre si.

―Mami Lolo está ocupando el otro ―la personalidad de Autumn era totalmente distinta a la de su melliza, pero aun así no le impidió hablar aunque su cara se sonrojó de inmediato. Camila acarició a su pequeña para animarla al mismo tiempo que giraba los ojos pensando en su mujer.

―Hace muuucho tiempo que mami Lolo no sale del baño ―aportó un dato importante Maia mirando fijamente a su madre― Me pregunto culpa de quien será eso ―la enterada joven miró a su madre con gracia.

Camila apretó su nariz, no podía creer que Lauren siguiera en el baño. Ella misma se había levantado y le había dedicado un considerable tiempo a la enorme carpa que su esposa había construido con las sábanas de la cama. No podía entender cómo la ojiverde podía seguir tan entusiasmada después de el sabroso despertar que tuvo por parte de la boca de Camila― Dios mío...

Soy Para Ti (Camren G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora