-Eso...-empiezo, nos obstante, todo él me desconcentra. Era esa forma tan intensa de verme, como si quisiera consumirme por completo que ponía mi ingenio en el suelo sin poder defenderse. Había algo en Jungkook que hacía erizar mi piel y mi lengua enredarse con las palabras, todo ello como un indicio de una atracción instantánea, una respuesta involuntaria de mi cuerpo.
Trago saliva cuando sin quererlo mis ojos se dirigen nuevamente a sus labios, deseosa. Una sonrisa corta barre sus labios antes de pasar nuevamente su lengua entre ellos, remojándolos y dejándome terriblemente tentada de tenerlos sobre los míos.
Sabiendo que mi poca resistencia estaba cayendo por el abismo, tomo con más fuerza de la necesaria la tela de su camisa, como si aquello me mantuviera lo suficiente cuerda entre los montones de alcohol que ingerí. Mi lucidez viajando entre los mares del samsãra y dejando que mi parte irracional tome las riendas de mis decisiones torpes y descuidadas.
-No deberías sentirte orgulloso de eso-termine por decir, sintiendo su peso sobre el mío y sus muslos pegarse a los míos, termino por apretar mis piernas con fuerza.
Arqueando ambas cejas, el brillo de una extraña emoción en sus ojos me hizo darme cuenta que era lo que esperaba de mí. Todo este tiempo, estaba ansioso por mis respuestas y se las daba sin pensarlo. Termine por odiar esa mirada expectante y confiada, como si supiera lo que necesitaba, lo que necesitábamos que era inevitable e incontrolable de una forma aterradora.
Acariciando por última vez mi cadera, sube con suavidad su mano hasta colocarla en la parte trasera de mi cuello, ejerciendo la presión suficiente para que mi rostro quedara más cerca del suyo y su respiración agregara la última caricia que necesitaba sobre mis labios para saber que iba a caer. El calor de su piel contra la mía era lo suficientemente enloquecedor para que mis sentidos se nublaran por completo, adentrándome en un cuarto oscuro en el que solo existía él y yo.
-Ich mache es nicht¹─murmura en un idioma que a primera estancia no reconozco, el tono ronco y bajo solo hace cosas locas en mí parte baja, y me encuentro deseando que me hable de aquella forma todo el tiempo. Jaloneo aún más su camisa, haciéndole saber que aquello me gustó más de lo que quisiera que supiera. La parte atolondrada y ebria me pedían a gritos que hiciera algo, que correspondiera al pecado y que por primera vez me dejara llevar, sin embargo, mi parte racional me advertía que caer traería muchas consecuencias-, nunca dije que era el bueno.
Recorriendo mi rostro, se detiene en mis labios. Al igual que a mí, parece afectarle nuestra cercanía, pero no parecía importarle mostrar lo que quería. Dejando suaves caricias con sus dedos sobre mi cuello, la duda parecía impedirle llevar más allá el contacto.
-Definitivamente soy una mierda de persona-agrega antes de bajar un poco su rostro, llevando su boca en dirección a la mía, presiona sus fríos labios sobre mis comisuras, en un toque húmedo y lento, incluso podía asegurar que sus labios permanecieron más de unos cuantos segundos, tal como si estuviera disfrutando de la sensación de nuestra unión insinuante. El jadeo proveniente de mi garganta sólo pareció invitarlo a seguir, y aun cuando sabía cuán erróneo era esto, me descubrí queriéndolo más que cualquier cosa.
Eran tan pocas las veces que podía declarar haberme dejado llevar sin importarme la reglas absurdas y anticuadas de mi estricto padre, y, aun estando en este estado tan deplorable, mi cabeza seguía manteniendo su función recta, mandando mensajes de alerta, como si todo aquello fuera de cierta manera una prueba que culmine mi prisión, pero que me lleva a otra mucho peor.
Abro los ojos que cerré sin siquiera pensarlo, y viendo sus ojos con aquel brillo duro e intenso, no puedo evitar cuestionar mis decisiones hasta este punto, no podía procesar qué era lo que me estaba haciendo la persona enfrente mío, qué era lo diferente en él que convertía mis piernas en gelatina apenas sentía su cercanía. Observarlo aun con las luces tiñendo su anatomía, podía recordar a la perfección el primer día que lo vi, el cómo su sola presencia acaparó mi atención dejando al resto en un marco de indiferencia. Su ropa negra contrastando con su piel pálida, pero realmente lo que dejó mi cordura en el suelo, fueron los tatuajes en sus brazos que fueron expuestos al quitarse su chaqueta de cuero. Ni siquiera sabía que me gustaban los chicos con tatuajes, pero me encontraba fascinada por los suyos. Incluso sus ojos te dejaban sin aliento, y su sonrisa despreocupada ocasiona millares de cosquillas en mi estómago.
Sabía quién era Jeon Jungkook.
─Eres su amigo─menciono después de minutos, mi cabeza sobria trabajando a toda marcha para darme oraciones coherentes, como si hubiera dicho el mejor chiste, deja escapar una carcajada combinada con una mirada incrédula y llena de satisfacción. Sus pupilas dilatándose en cuestión de segundos, colocando su otra mano sobre mi cuello, me obliga a mantener mi mirada sobre la suya, dejándome sin escape y, sin quererlo, sin aliento.
─La vida no funciona de esa manera─ sus ojos brillan con aquella emoción intensa que lo caracterizaba─, me alejé una vez, no lo haré de nuevo.
El murmuro salió de sus labios como una clara invitación a caer, una declaración que necesitaba para por fin dejarme llevar. Apoyando mis manos sobre su abdomen, me levanto sobre la punta de mis pies, en una clara invitación. Sin pensarlo dos veces y viéndose tan ansioso como yo, sus labios se presionan con los míos, en un movimiento duro y ágil, abriendo su boca sobre la mía, buscando una respuesta que muy dispuesta se la doy.
Las bebidas anteriores que deje entrar como agua empiezan a tomar un rumbo desconocido pero temiblemente cautivable, provocando que ambicione más de lo que se me estaba otorgando en esos momentos, como un dulce o incluso una droga que acababa de descubrir, tan adictiva y difícil de conseguir.
Mi arrepentimiento resbalando de mi conciencia al sentir aquel dulce sabor combinado con mi bebida, sus manos acariciando todo y a la vez nada, era tal como si no supiera donde colocarlas, donde era el lugar adecuado para seguir con aquella acción que nos estaba llevando a la locura y, tal vez, a una adicción imposible de terminar de consumir. La textura suave de sus labios empieza a ser un desastre delicioso en mi sistema, sabía que tan malas eran mis acciones, pero el sabor a menta y chocolate me dio el último motivo para no apartarme. Bajando una de sus manos a mi espalda baja, empuja mi cuerpo hacia el suyo, y tomando con la mano libre un puñado de mi cabello, me inclina lo suficiente para profundizar el contacto.
Ser besada de aquella forma, como si quisiera fundirse en mí y tomar todo lo que podía, era en cierta forma devastadora y terriblemente adictiva, sus manos por fin enredándose en mis caderas, tomándolas con la fuerza suficiente para cambiar nuestras posiciones en un ágil movimiento que me deja aturdida unos cuantos segundos en el que mi cabeza embriagada procesaba todo lo que estaba haciendo, rindiéndose a los pocos minutos, dejándole el camino libre a la borrosa coherencia que fue abandonada por lo racional. En pocos segundos me encontraba sentada sobre la barra, dejando a la misma altura nuestros rostros. Acortando el suspiro que dejo escapar, sus labios envuelven los míos con más fuerza, volviendo esto una cosa seria y llena de necesidad, lo dulce y lento no era algo que recordáramos en esos instantes, era más bien un beso que me llena el cuerpo de un calor indescriptible y doloroso.
Mis manos dejan libre del maltrato a su camisa para deslizarse con rapidez hacia su cuello y su lengua busca la mía cuando el beso se transforma en algo menos inapropiado para el público, en algo más profundo y obsceno. El sabor de nuestros alientos mezclándose, estremeciéndonos de forma mutua, esto no solo me afectaba de manera torpe a mí, sino que Jungkook estaba en tan malas condiciones como yo. Nuestros sentidos captando solo nuestro entorno, dejando de lado todo lo que nos envuelve.
Se aparta con brusquedad, inhalando con rapidez, tomando grandes cantidades de aire antes de soltar entre jadeos roncos:―Wilkommen², Saebi.
Su mirada tomando un vistazo de mis ojos cristalizados, para después pasar a todo mi rostro, detallando con minuciosidad cada gesto que tengo, deteniéndose en mis labios que sentía hinchados y húmedos por la sesión de besos. Suelta un sonido gutural cuando siente mis manos en su nuca y en las hebras alborotadas de su oscuro cabello. Necesitaba aquello, estaba cansada de reprimirme, quiero bajar la guardia y aunque el final sea devastador solo quiero sentir por primera vez.
Dejando en claro de la absurdez de que nuestros labios estén separados, vuelve a besarme, volviendo nuevamente al acto urgente. La sangre zumbano en mis venas y mi pulso latiendo detrás de mis orejas, el doloroso golpeteo de mi corazón contra mis costillas me deja sin aliento. Esto era lo correcto, necesitaba esto.
Podía acusar mi inapropiado comportamiento como producto del alcohol ingerido y del ambiente en el que me encuentro, pero sabía tan perfectamente que todo esto es solo una de las tantas cosas que me vi obligada a reprimir por mis padres. Ya no más.
•••
Cualquier error no duden en decirme.¹ Ich mache es nicht: No lo hago.
² Wilkommen: Bienvenida
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TPD. Tocada por Dios | J.Jungkook
FanfictionPorque aún cuando seguía enamorada de Jimin, justo en esos instantes sentía que era tocada por Dios, llevándome al acantilado de la lujuria y perdición. •Heterosexual. •Contenido grosero y/o vulgar. •100% mía, no se aceptan copias o adaptaciones.