TPD|tres

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Él tenía razón. Era patética.

El escozor que empezaba a deslizarse sobre mis ojos, no hacía más que incrementar el enojo burbujeante, pasaba horas encerrada en mi propia casa y mi único salvación había sido Jimin. Creí que me quería y estimaba lo suficiente para mantenerme a su lado. Pero fallé, arruiné las cosas sin pensarlo y aquello traería consecuencias.

Arrugando la tela entre mis manos, respondo al contacto con la misma dureza que se impuso desde el inicio. Necesitaba olvidar, borrar por unos instantes lo humillanda que me siento al saber que mientras yo lloraba, él estaba con alguien más en su departamento.

Tenía razón Jungkook, la vida no funcionaba de una sola manera, y aunque quise reprocharle y quitarle aquella sonrisa al pronunciar las últimas palabras antes de besarme, me di cuenta que no tenía problema con ser el juego de alguien más. Estaba harta de ser perfecta y no tener nada.

¿Estaba siendo irracional?

A decir verdad, trataba de convencerme de lo contrario. Pero dejarme besar por alguien al que solo conocía su nombre era, hasta el momento, la cosa más atrevida e imprudente que había hecho. Estaba dolida, eso era suficiente para justificar mis acciones, porque la persona a la que creía mi mejor amigo había pisoteado el último gramo de seguridad que tenía en mí al decir que era demasiado mojigata para alguien como él.

Si bien mis respuestas a los besos duros y profundos fueron producto de mi enojo, conforme pasaban los segundos aquel objetivo se perdió por completo. No podía culparme, empezaba a crearse una adicción que no sabía que podía existir. Sentía mi poca cordura nublarse y girar sin dirección alguna cuando sus labios tocaban y se arrastraban de los míos hasta la parte sensible de mi cuello, cuando sus manos tanteaban mis costados y las puntas de los dedos tocaban la piel descubierta entre mi pantalón y playera, pero sobre todo era su forma de mirarme lo que terminaba por no retroceder. Porque nadie me había mirado de esa manera desde que nací, como alguien que valía la pena y fuera valiosa.

No estaba segura del momento en el que empezamos a movernos, pero una protesta sale de mis labios al sentir mi espalda chocar con brusquedad contra la pared del edificio, al parecer el tacto y la suavidad se perdió a cada segundo que pasaba, y, por más doloroso que fue, lo agradecí. Pese al aire frío, sentía mis piernas temblar y mi cuerpo entero entrar en calor de una manera alarmante, sin embargo, aquella respuesta demasiado evidente no parecía suficiente para Jungkook.

—Espera...—alejando mis labios de los suyos, intento obtener aire.

El beso combinado con el alcohol ingerido hacia que mis recuerdos de haber salido del bar fueran manchones borrosos, podía evocar atisbos de mis acciones desvergonzadas: mis manos tocar todo lo que estaba a su alcance, las suyas rozar mis pechos para terminar sobre mi trasero, los labios escandalosos por la sesión mojada de besos dejando pecaminosas manchas en mi antes pulcro cuello.

Maldición, había algo tan impropio en mis acciones que fue en cuestión de segundos que la duda de ser yo empezó a marearme. Era como si todo aquello que estuve conteniendo por años, lo dejara salir en una noche con alguien que, lejos de la imaginación, pensé que tendría un encuentro sin escrúpulos.

—Fick mich, Saebi¹—susurra entre gruñidos roncos y pastosos, la gravedad del sonido me eriza por completo la piel, era algo tan íntimo y descarado que temí no llegar a un lugar apropiado. Después de todo, cualquier podía reconocerme y llegar esto a oídos de mis padres. El idioma desconocido seguía siendo un estímulo a la necesidad, y aún desconociendo el significado de la oración, podía asegurar de lo lascivo que era el significado.

Sus manos toman ambos lados de mi rostro, inclinándolo lo suficiente a la derecha para obtener una mayor profundidad en el saqueo erótico que mantenía en mi boca. Seguro en que no me apartaría, ambas manos se trepan por cada rincón de mi torso, sin escrupulos o miramientos, su aliento mentolado golpeaba como un suave roce mi sensible mejilla.

TPD. Tocada por Dios | J.JungkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora