"Escuela..."
Era un hermoso día, los pájaros cantaban y todo era iluminado por la tenue capa de luz que producía el sol, todo parecía tranquilo en los alrededores, bueno excepto en una casa púrpura en la que un chico de tez morena hiba y venía dentro de su cuarto intentando apurarse para poder salir a tiempo y que no le dejara el autobús como el día anterior.
-¡Demonios! se me hace tarde de nuevo-decia aquel oji esmeralda mientras se ponía bien los pantalones, a la vez que mantenía el equilibrio sobre uno de sus pies para no caer-¡Te maldigo jodido despertador! ¡Ya veraz te voy a cambiar por no sonar a la hora que debes!-hablaba el azabache como si aquel objeto le pudiera escuchar de verdad y comprendiera que si seguía sin hacer su trabajo sería reemplazado.
-¡Hijo baja ya está el desayuno!-se escucho una voz alta pero dulce desde la planta baja.
-¡Enseguida bajo mamá!
En ese momento termino de ponerse los pantalones, se amarró a la cintura como pudo el saco que era considerado como parte del uniforme de su escuela, pero que odiaba ponerse,a la vez que tomaba su mochila y salía de su cuarto corriendo escaleras abajo, para tomar lo que pudiera del desayuno que preparo su madre para él, de forma que pudiera salir como alma que lleva el diablo, para lograr alcanzar el autobús y no volver a llegar tarde.
Así el oji verde llegó corriendo al comedor, para tomar una tostada con un huevo estrellado arriba y beberse el baso de jugo de naranja aún lado del plató de donde había tomado la tostada, en ese momento de la cocina salió una señora con la misma tonalidad de piel que aquel chico y de una estatura ligeramente más pequeña a la de su hijo.
-Oye siéntate bien y desayuna Leo-le mencionó la mujer al chico mientras se terminaba el jugo y tomaba una manzana del frutero situado en medio de la mesa.
-Ya no tengo tiempo ma' ya me tengo que ir-en ese momento el azabache se acercó a su madre y le besó la mejilla,para después dirigirse a la puerta y salir por ella no sin antes despedirse con una mano.
-¡Espero que no me dejen esta vez! ¡Maldito despertador!- se decía a si mismo mientras corría a todo lo que daban sus piernas a la vez que se terminaba aquella tostada con huevo encima y comenzaba a comerse la manzana que había tomado de su frutero minutos antes.
Por otro lado...
Un joven de piel blanquecina, muy parecida a la porcelana o eso le decían los que le rodeaban, se encontraba en el automóvil de su familia en dirección a la escuela, mientras miraba por la ventana perdido en su mundo de pensamientos, aunque por la expresión que este llevaba no parecían ser muy buenos.
-"Siempre es lo mismo...nunca puede dejarme en paz...ya no soy un niño para que me maltrate..."
En ese momento el oji ámbar soltó un suspiro pesado y lleno de cansancio, cerro ligeramente sus ojos mientras sobaba ligeramente su cuello-"¿Porqué todas estas cosas me pasan a mí?" -se preguntaba ya estaba cansado de que su padre siguiera tratando de controlarle y que no pudiera estar tranquilo ni siquiera en su casa, así después de soltar otro suspiro igual de pesado que el anterior abrió sus ojos para ver a través de aquel vidrio que lo separaba del exterior, pero se llevó una pequeña sorpresa al ver a un acanelado chico corriendo tras el autobús que cada vez lo dejaba un poco más atrás, ese chico era uno de los "compañeros" con los que era forzado a convivir cada día en el que asistía a clases.
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¡No soy tuyo! ¡Ni de nadie! AMOLAD
Fanfiction-¡Aléjate de mi! ¡no te me acerques!-decia o más bien gritaba aquel chico de ojos ámbar a su "contrincante" de piel acanelada, el cual solo le miraba sobándose una mejilla algo extrañado. -¡Oye! Tranquilo no te voy a hacer daño, si fuera así ya te h...