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Pov Emmilly
Adrian se encerró en el baño y yo acalorada como estaba, baje a la sala. Necesitaba tomar algo frío.
Busque la cocina y en cuanto la encontré conocí a una mujer delgada ya mayor que estaba preparando algo que sin duda seria delicioso porque el olor era exquisito.
-Hola.
Salude y ella me miró de arriba a abajo, sonrio y dejo de lado lo que hacía para darme un abrazo.
-Dios, pero que bella eres.
-Gracias.
Dije removiendome un poco incomoda.
-Eres la esposa del señor cierto?
-Si.
-Bueno, yo soy Toña, cualquier cosa que quiera comer, me lo puede pedir a mi.
-Muchas gracias.
Camine hasta el frigorífico y saque un botella con jugo de naranja.
-¿Que va a querer cenar esta noche?
-Bueno, no lo se, lo que haya.
-El señor me dijo que usted se encargaría de las cosas de la casa. Es usted la patrona así que...
-No, yo no me hare cargo de nada, quien lo hacía hasta ahora que lo siga haciendo.
Ella me miró confusa pero no rechisto. Era una mujer bastante agradable.
-De acuerdo.
-Toñaa, me han dicho que Adrian ha vuel...
La chica venía con dos muletas y sonriendo, se veía feliz y emocionada, pero en cuanto me vio hizo una expresión de confusión.
-Si, ya llego, esta dándose un baño.
Le dijo Toña sin apartar la mirada de su comida.
-¿Tu quien eres?
Pregunto ella ignorando a Toña.
-Emmilly Ernst de Valencia.¿Y tú?
Ella abrió los ojos y casi llora en ese intante.
Se quedo callada por unos minutos, supongo que asimilando mi respuesta.
-¿Que haces aqui?
Pregunto intentando fingir que mi presentación no había sido clara.
-Bueno, digamos que el ser la esposa del patrón me da derecho a estar en cualquier lugar de esta casa. Pero tranquila ya me voy, no quiero invadir tu espacio, tampoco es que me encante estar en la cocina.
Ella estaba congelada, no se porque sentí rabia al imaginar que tipo de relación tenía con Adrian para ponerse así.
Y hablando del rey de Roma.
-Toña si ves a...
Adrian entro en la cocina y se quedó callado en cuanto me vio ahí.
-¡¡Adrian!!
La chica salio de su trance solo para saltrle encima y dejarle un reguero de besos en el rostro.
-Gloria, te extrañe.
-Yo igual, no sabes la falta que nos hiciste, nacieron dos portillos y la yegua casi se muere.
-Ya me contaras todo para ponerme al dia.
-Por supesto.
-Imagino que ya conociste a Emmilly.
-Si, ella...
-Gloria ella es mi esposa.
La chica nuevamente se congelo, sus ojos estaban enrojecidos y parecía que comenzaría a llorar.
-Ya...me lo dijo.
Dijo ella bajito y Adrian me miró yo diría que molesto.
-Emmilly ella es Gloria, mi mejor amiga y quiero que la trates con respeto, no la hagas sentir mal.
Eso para mi fue una ofensa enorme, sobretodo porque yo no tenía porque faltarle el respeto a nadie y menos a ella. Pero aún asi, el bichito de la discordia que me picaba siempre cuando estaba cerca de él me inclino a molestar a esa chica que al parecer era importante en esta casa.
-Adrian no se por quien me tomas. Las empleadas domésticas son personas y tu amiga será tratada como todas las demás empleadas domesticas, no pienso hacer diferencias. Pero no me pidas respeto, recuerda que es una palabra que yo no conozco.
Salí de la cocina insultada y camine hasta la sala. Maldito Adrian, maldito y mil veces maldito.
En la sala encontré a Maria, mi suegra, bordando una colorida manta con flores.
En cuanto me vio me regaló una sonrisa y me insistio para que la acompañara. Me sente a su lado y observe con cuidado el hermoso trabajo que ella estaba haciendo.
-Es muy bonito.
Le dije, ella me miró y sonrio de nuevo.
-Cuando quieras te enseño.
-Yo te lo agradeceré, creo que necesite algo con lo que entretenerme.
-Bueno, también puedes encargarte de la casa.
-¿Eso no lo haces tú?
-Para nada. Soy pésima en eso, Gloria es la que se encarga.
-¡Ah, Gloria!
Ella me miró de soslayo y asintio.
-Mi hijo confía en ella y hasta ahora a hecho un buen trabajo, pero ya que tu llegaste creo que deberías hacerlo tú.
-No lo pienso asi, si Adrian confía en Gloria, pues que lo siga haciendo Gloria.
No pude evitar que en mi voz se notará el enorme despresio que me provocaba esa mujer.
Y Maria lo noto muy bien porque comenzó a reir, pero no hizo ningún comentario, quizás porque no era el momento.
-De acuerdo, todo en su momento. Pero si no quieres aburrirte puedes ir a la escuela conmigo.
-¿Hay una escuela?
-Si, es solo para los hijos de nuestros trabajadores, podrías ayudarme, las clases comienzan en dos semanas y aún hay mucho que organizar.
-Vaya, es fabuloso, me encanta la idea de tener algo que hacer.
-Adrian la mando construir hace ya un año pero con el último tornado la perdimos. Hace solo un mes la terminamos de levantar.
-Imagino que es gratis, Sería lo último que esas personas tuvieran que pagar.
-Claro que e gratis.
Interrumpió Adrian entrando en la sala y mirándome como si yo hubiese dicho algo ridículo.
-Bueno, hay muchos hacendados que cobran la educación y por eso los campesinos viven tan mal, encima de cobrar poco tienen que pagar los estudios de sus hijos.
-Pues yo no necesito enriquecerme de mis empleados. Ya bastantes ganancias me dan con su trabajo. La escuela es idea de mi mamá y es ella la que dirige ese proyecto.
-Bueno, es extraño que tú no le busques provecho a una situación, de ahí mi duda.
El parecía a cada segundo más enojado.
- Es irónico que lo diga la mujer que se vendio.
-Pues no eres mejor que yo, te recuerdo que me compraste.

Narrador Ovnipresente

El reto de miradas y palabras se volvió más intenso, y ellos ya estaban a escasos sentimetros. María que miraba la escena, sabia que los resultados serian escabrosos, pero al final de cuentas, su hijo era un hombre y ella no podía intervenir. Esas discusiones los estaban llevando por el camino correcto aunque era difícil de creer.

Cambio De VidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora