5Últimamente la misma ropa que me sirve de camuflaje entre las personas comienza a aburrirme. Deslizo el dedo pulgar por la pantalla navegando por redes sociales mientras pienso en una nueva forma de vestirme porque tarde o temprano alguien se dará cuenta de que vengo aquí muy seguido y me descubrirán por parecer sospechoso.
Beth no ha podido responder el último mensaje que le envíe preguntándole a donde quería ir a cenar esta noche ya que se encuentra demasiado ocupada preparando cafés.
La cabeza me da vueltas al pensar en decenas de maneras de algo nuevo que me haga cambiar y parecer menos Luke Hemmings.—Está bien, no quiero parecer modesta pero algo te ocurre conmigo.
No estoy seguro si las palabras son dirigidas a mí, pero cuando me encuentro con unos ojos verdes mirándome y un delantal café sé de quién se trata.
—¿Disculpa?
Rueda los ojos y coloca una mano en su cadera.
—No finjas, vienes a verme.Sonrió de costado y por un lado me pongo nervioso, le ha atinado en lo de obsesionado pero no de ella precisamente.
—Déjame corregirte, no soy un acosador —mentira—. Me gusta este lugar, es por eso que vengo tan seguido —trato de mirarme serio en cuanto lo digo, y durante unos segundos que se queda mirandome parece que realmente funciona porque su cara se pone tensa y su cuerpo se endereza, ahora parece estar apenada.
—¿Enserio?
Asiento lentamente mirándola raramente para hacerle creer que es verdad y que su acusación me ha incómodado.
—Lamento ponerte en está situación, sólo que tu actitud y tu ropa... Me han hecho...
De reojo noto el motivo de su interrupción y ahora soy yo el que está enderezado y con rostro apenado, frente a mí tengo a la razón de mí comportamiento: Beth Coney.
—Susly, ¿podrías ayudarme un poco con un pedido? —su voz me acelera los latidos del corazón y su mirada marrón se clava en mi.
Susly la mira y después asiente con torpeza, se disculpa conmigo para después retirarse a la barra.
Beth aún mantiene sus ojos marrones puestos en mí y me sonríe para después acompañarle con un guiño.—Si sigues coqueteando con las meseras no saldré contigo a ningún lado, mujeriego —dice en voz baja en lo que entrecierra los ojos acusadoramente.
—Sólo tengo ojos para ti, amor.
—Cállate.
Sus mejillas han tomado un color rosado y sé que es por la palabra "amor", la pone demasiado nerviosa los apodos cariñosos y yo soy el perfecto candidato para ser el más empalagoso en la relación.
—¿Caliento su café? —pregunta burlonamente echándole una mirada a la taza de café que lleva más de una hora sin ser tocada.
—Aborrezco el café.
—¿Entonces para que ordenas uno?
—Porque los preparas tu —ahora es mi turno de guiñar un ojo. Ella sonríe y se gira sobre un pie para encaminarse de nuevo hacia detrás de la barra.
Le veo preparar cafés y conversar con los clientes. Llevaba el mismo traje que los demás empleados, ese combinación de verde oliva y café me encantaban de una manera extraña en ella. Sólo falta una hora y Beth prestará toda su atención en mi, la hora de salida de su trabajo.
La voz temblorosa de una chica me saco de mis pensamientos, gire la cabeza nervioso, una chica de cabellos rojos me miraba extravagante, sus ojos eran azules y me miraban con conmoción. Es cuando me doy cuenta que me he quitado los lentes oscuros de manera inconsciente en el transcurso de estar hablando con Beth.

ESTÁS LEYENDO
Another Me: Destroyed | l.h
Teen FictionLa primera vez que la vio jamás imagino que tendría una vida junta con ella, la última vez que la vio jamás imagino que podría vivir sin ella.