Tercer Día

70 6 1
                                    


Brilla un nuevo día en la ciudad, con la cual inician las actividades de muchas personas, y otras no tanto. Pero agradeciendo en silencio la dicha de estar consiente para caminar errante nuevamente por una pequeña fracción del planeta, creyendo firmemente en que sus vidas no tienen el más mínimo sentido, sin embargo siguen pidiendo por más tiempo para seguir con la rutina de sus vidas.

Pero hay casos diferentes, pequeños pero diferentes en todo ese mar de monotonía, y una de ellas le sucede a nuestra querida protagonista. Sin duda alguna Yui no deseaba salirse demasiado de la raya aunque pareciera verdad, mas aquí esta ella sin idea del porqué de las cosas.

— ok, aquí vamos otra vez

Como siempre se levanta en la mañana y prepara y se prepara con algo de esfuerzo para una jornada de estudio en la escuela Nanamori, donde sin duda, le llenaran la cabeza de ciento de información que no le ayudara ni un carajo en un futuro, pues olvidara la mayoría o simplemente la carrera que elija no necesitara de algunos conocimientos de los que intenta comprender el día de hoy.

— espero que la broma de Kyōko de fin, ayer no tuve oportunidad de hablar con ella

De acuerdo al plan que había hecho el día anterior, la cosa era bastante simple, golpear a Kyōko, eso era todo. Más la rubia pareció haberle leído el pensamiento pues si bien tuvo la oportunidad, la rubia Kyōko simplemente sonrió y se echó a correr lejos. Ni aun cuando Yui intento atraparla, no fue suficiente, algo que le sorprendió pues creía que de todas ella era la más atlética, por algo no andan los clubes deportivos tras de sí. Pero parece que estaba equivocada.

A todo eso de pronto alguien llamó a la puerta, Yui desconcertada pues no esperaba a nadie se acercó al comunicador. Mediante la pantalla led se enteró de la visita y sin mucho pensárselo abrió la puerta recibiendo a la pequeña y alegre pelirroja Akari.

— Buenos días Akari-chan — le saludo cortésmente

— Buenos días Yui-chan — la niña ya vestía su uniforme del colegio y entre sus manos colgaba su bolso con los útiles — perdón por molestar, Akari se preguntaba si podría acompañarte

— ¿acompañarme? — tal vez a lo que ella se refería era sí podrían caminar juntas al colegio, algo que Yui notaria después y que sin duda era un sorpresa pues siempre avisaba de antemano cuando quería pasar el rato con ella — oh claro pasa adelante y me esperas, voy a cambiarme

En efecto Yui no estaba lista aun para salir al colegio, pero solo le faltaba ponerse el uniforme y ya podría salir en este caso con Akari. Mientras la morena hacía lo propio Akari tomó asiento en una de esas cosas redondas inflables que tienen los solteros y que ahora no recuerdo su nombre. Pero olvidando ese asunto Akari sintió estar tan nerviosa vaya usted a saber porque.

— Yui-chan — suspira la chica con aires soñadores

Pensar en la morena hacía que su corazón se acelerara, Akari no lo entendía del todo pero ya había confesado estar enamorada, mas ahora aun cuando no recibió respuesta de Yui los sentimientos de la pelirroja volaban cada vez más. Para Akari todo era mágico y deseaba mantener la magia por mucho tiempo, fuera egoísta o no, Akari creyó que al menos tratando de llegar al corazón de su amor le bastaría de momento. Pobre inocente palomita

Mas los suspiros debían detenerse y un estruendo fue la que la detuvo, en ese momento Akari salto asustada por el ruido que llegaba desde la habitación de Yui. Rápida fue a ver qué pasaba y contuvo el aliento al atravesar la puerta y verla ahí tirada.

— ¡Yui-chan! — grito aterrada

La chica semidesnuda se movió a un lado para posar sus ojos desenfocados en la pelirroja y con dificultades para hablar pronunció unas palabras — Akari... llévame... llévame al hospital

Agradezco a todos los que me siguen y me han dejado sus opiniones. Si se preguntas porque los capítulos son cortos pues... Así me facilita las cosas y puedo actualizar con mas frecuencia (una o dos veces al mes) pero son detalles insignificantes.

Dulce PesadillaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora