La historia se repite

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Tras oír todo aquello, Jennie sabía dos cosas. La primera, o Lisa había dicho la verdad porque era un monstruo sin corazón, siendo fiel a lo que Jennie pensaba, o había mentido por alguna razón que escapaba a su raciocinio. Y la segunda, no estaba segura si averiguarlo iba a ser una buena idea. Lo que estaba claro es que tenía que recuperar su amistad. Tenía que hacerlo por Jisoo y Rosé. Al menos durante unos meses, después podía volverse a Los Ángeles, al culo del mundo, y no verla nunca más.

Era una decisión difícil de tomar, y desde luego, no iba a hacerlo en unos días. Pasaron tres días con sus respectivas noches, con sus comidas y sus ensayos. Lisa no se había dignado a hacer nada más que cantar con desgana, sin saberse la letra, con el guión sobre las rodillas. Había prometido que se lo sabría todo para el día de la grabación, pero a pesar de defenderla ante el coreógrafo y ante Hyun Suk, Jennie no estaba tan segura. Esa tarde había bajado con Rosé al gimnasio, a despejarse de todo. Habían dejado a Lisa encerrada en la habitación y a Jisoo con un libro sobre la cara, dormida en el sofá. Aquella situación las estaba agotando psicológicamente. Rosé se había quedado un poco más, corriendo en la cinta, pero Jennie había decidido que suficiente deporte por un día, y se dirigía a las duchas.

No pasó mucho tiempo hasta que, con la toalla en la mano, y el gel de baño en la otra, oyó un fuerte golpe contra las taquillas. Se tensó, asustada, y desvió su camino de nuevo al vestuario. Lo que le faltaba ya, que la espiaran en las duchas. Aunque seguro que se estaba emparanoiando. Seguramente se tratara de Rosé, que había terminado ya y se había tropezado. O... No, no ella. Aunque había habido un tiempo en el que Lisa la seguía a las duchas tras un duro entrenamiento, atrancaba la puerta con una banca, y se metía con ella bajo el agua caliente, en silencio para no llamar la atención, disfrutándose, purificándose con el agua y sus besos. Pero había pasado mucho tiempo de eso.

Jennie giró la esquina que separaba las duchas de las taquillas, y abrió mucho la boca al notar que lo que estaba viendo no se distanciaba tanto de los recuerdos que tenía de aquel lugar. No sabía sus nombres, pero las conocía de verlas en televisión, o de visitar sus vídeos por curiosidad. Eran dos de las integrantes de NewLove, y se estaban, prácticamente, devorando. La más alta tenía la espalda presionada contra el metal, con las manos de la otra presionándole los hombros mientras la besaba fervientemente. Jennie tenía que hacer algo. No era que le molestase que aquellas dos jóvenes se dieran el lote allí, ella lo había hecho en innumerables ocasiones, pero tendrían que esperar a que terminara de ducharse si querían evitar un incómodo encontronazo. Dio un paso atrás, ocultándose completamente, y dejó caer el bote de champú intencionadamente. Esperó unos segundos para volver a asomarse, y vio a ambas chicas sonrojadas, aterrorizadas y con al menos un metro de separación.

- ¡Je...Jennie-unnie! - exclamó la rubia, la más baja, inclinándose hasta casi rozar el suelo con la nariz -. ¡Un placer verla por fin!

- ¡Tiene toda nuestra admiración!

Jennie sonrió. Los medios no paraban de hablar de la guerra entre Blackpink y NewLove, el encontronazo entre las reinas del pasado y la sensación del presente, y aquellas dos chicas sólo tenían buenas palabras para ella. Ambas habrían sido trainees durante la época de Blackpink, y habrían crecido oyendo sus canciones y aprendiendo sus coreografías, al igual que ella lo había hecho con 2NE1.

- Gracias, chicas - dijo ella, intentando recordar sus nombres con todas sus fuerzas -. Me gusta mucho vuestro trabajo.

Ambas se miraron emocionadas, con una clara expresión de "es Jennie Kim, nos está hablando a nosotras" en el rostro. Y también algo más. Fue como mirarse en un espejo a través del tiempo. Esconderse, echarse de menos, los celos, las reconciliaciones...

La última canción (Jenlisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora