Fotos

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Lisa  entró en su cuarto, con menos ganas de nada que nunca. Cerró la puerta y apoyó la espalda contra ella, suspirando. Acababan de grabar el audio de la canción, y no hay nada peor en el mundo que hacer algo en lo que no crees. Ahora el audio pasaría por montaje, le pondrían a sus voces filtros y efectos que las dejarían irreconocibles y directamente a producción. No era porque fuesen sus amigas, pero en opinión de Lisa, Rosé y Jisoo eran mejor vocal line de todo el género, y nunca se las había apreciado por ello. En los disco de Rosé, en los que sacó después de la disolución del grupo, se apreciaba muy bien su voz única, y ponía la piel de gallina, pero los idiotas de YG ni siquiera le habían dado un solo.

De todas formas, este comeback sería distinto en cuanto al formato. En vez de lanzar la canción y el vídeo en YouTube y en plataformas digitales, YG quería estrenarlo a lo grande: iban a hacer una performance en directo desde el estadio con más aforo de Corea, y se iba a emitir mundialmente. Las entradas para ir sólo duraron cuatro minutos y veintitrés segundos on-line.

Su mirada cayó en un sobre amarillo que había encima de su escritorio. No recordaba haberlo visto antes. Seguramente eran cartas de fans, o correo de la familia, así que se sentó en la silla y se dispuso a abrirlo. Metió la mano y sacó una pequeña nota. Sintió náuseas en cuanto sus ojos viajaron por las letras. Conocía bien esa caligrafía.

Estimada señorita Manoban:
Ha llegado a mis oídos que usted no se muestra muy colaborativa con los profesionales que tratan de que "BOYS", el nuevo comeback de BLACKPINK salga adelante. Sería una pena tanto trabajo invertido para que después haya una vaga remoloneando con el escenario. Usted no solía ser así, Lalisa.
Claro que, también sería una pena que por un capricho de niñata, ciertas fotografías explícitas salieran a la luz, arruinando la reputación de la señorita Jennie Kim. Sé que en el pasado hizo todo lo que pudo para que estas no se publicaran, y estoy seguro de que hará lo mismo ahora.
Un saludo y mucha suerte, Yang Hyun Suk.

Las manos de Lisa temblaban violentamente. Eran como revivir una pesadilla. Rompió el sobre salvajemente, dejando ver impresas en A4 las imágenes en cuestión. "Fotografías explícitas", había dicho. Aquello no tenía nada de explícito. Eran ellas, Jennie y ella, en el reservado de un restaurante. Cogidas de la mano en una, abrazadas saliendo de él en otra, besándose por encima de la mesa en la última. Su único delito había sido quererse. Lisa recordaba perfectamente aquel día. Habían pedido discreción absoluta al dueño del restaurante, y a saber por cuánto las habría vendido. Había sido un terrible error, pensar que podían no esconderse por un día. Ellas nunca podrían ser una pareja normal. Tendrían que mantenerse ocultas para siempre, nunca salir del armario públicamente, hasta que el populacho se preguntara por qué demonios Lisa Manoban y Jennie Kim, las idols más relevantes mundialmente de su generación, no se casaban, no formaban una familia. 

Pero esas fotos... Tenían control absoluto sobre ella. Ya lo habían tenido, cuatro años atrás. Recordaba dolorosamente las palabras de Hyun Suk después de enseñárselas a una llorosa Lisa en su despacho.

- No puedo permitir que este escándalo, otro más, involucre a YG. He comprado los derechos de las imágenes, pero ahora que saben de vuestra pequeña aventura de desviadas, irán detrás hasta que saquen algo así. Voy a disolver Blackpink, no me merece la pena sacar dos canciones al año con lo que podrían suponer esas fotos. Y tú te vas a ir. Lo más lejos posible. Vas a cortar con Kim, o te juro por dios, que tu zorra no va a volver a trabajar en lo que le queda de vida. Y sabes que puedo hacerlo, Manoban.

Lisa sólo había asentido. Sin fuerzas para defender a Blackpink, a Jennie, o a ella misma.

No era idiota. Aunque los fans coreasen cada vez que Jennie y ella tenían un acercamiento en el escenario, Corea era diferente. Sabía que Hyun Suk podría dejarlas a ambas en la calle para siempre, y que ni siquiera le haría falta hacer nada. Ninguna agencia, ningún medio, contrataría nunca más a ninguna de ellas si supieran de su sexualidad. Y por eso se había marchado. Para salvarlas.

La última canción (Jenlisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora