Capítulo 2: Los Spider

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La cabaña resulta ser una especie de escondite para los más descarrilados de la sociedad en este sitio. Con eso me refiero a que está en una especie de cobertizo al que los estudiantes han remozelado para parecer una sala de juegos bastante cutre. Y bueno, aquí estoy. Sentada en medio de un gentío de borrachos y humo. Chloe está sentada sobre las rodillas de su novio, Reed. mientras este se fuma un porro del grosor de mi dedo gordo. Erza a mi lado ha apoyado la cabeza sobre mi hombro, por lo visto las dos cervezas se habían convertido en ocho.

— ¿Sabes? —Murmura contra mi clavícula. —. Te quiero mucho. Gracias por hacer esto.

Pongo los ojos en blanco y la aparto un poco con delicadeza. Borracha es como una lapa. Aunque eso no es nada comparada con como soy yo borracha. Por eso mejor evitarlo.

— ¿No te apetece atacar a ninguno? —Sonrío apartándole un mechón rubio de los ojos. 

Normalmente Erza con su metro sesenta y su pelo rubio oscuro largo hasta la cintura conquista a cualquiera que pose sus ojos sobre ella. Ilusos. De la misma forma que les presta atención, se olvida de ellos al día siguiente.

— No me apetece. —Dice sentándose de golpe.

Un tipo con pinta de vagabundo tatuado le sonríe desde el otro lado de la pequeña mesita de cristal. Lleva la cabeza rapada y una cruz tatuada sobre la calva a la cual le están saliendo pelillos.

¿Quién pone una mesa de cristal en una zona gobernada por gente con equilibrio nulo?

Mi amiga hace una mueca mostrandole el dedo corazón al sujeto, y este le lanza un beso al aire antes de reír.

— Que asco me dan los pajilleros. —Bufa mi mejor amiga apartándose el pelo, haciéndose una coleta alta en la coronilla.

Estiro el brazo para coger mi vaso blanco de plástico y le doy un sorbo a mi cerveza sin alcohol. Sabe a meada agria pero al menos no voy a dar un espectáculo.

La música sube de volumen y todos alzan sus vasos y botellines, uno incluso un barril con un grito cantando las canciones y restrgándose unos con otros.

La música retumba en las paredes y no me sorprendo cuando la rubia a mi lado se pone en pie subiéndose a la mesita, mientras contornea sus caderas de un lado a otro. Ignoro el dolor palpitante en mi sien y doy otro sorbo.

Suelto una carcajada cuando un grupo de gente se reúne a su alrededor siguiendo su royo.

Chloe al otro lado me dedica una sonrisa cómplice y al mismo tiempo alza su vaso en mi dirección antes de darle un largo trago. Sonrío divertida ya que ella es más de vino.

Erza se baja de la mesa y tira de mí.

Decido vaciar mi vaso de un trago antes de bailar junto a ella. Rodea mi cuello por detrás y ambas cantamos a todo pulmón.

En momentos así me siento de vuelta yo, de alguna forma consigo olvidarlo todo... Olvidarme de él.

🕷🕷🕷

Un par de canciones después, mi amiga está bailando con algún chico que no reconozco, y yo aprovecho para escabullirme y salir a tomar el aire.

En cuanto salgo de la cabaña, la brisa salina me azota el rostro y me encuentro reconfortantemente más aliviada. Me están sudando las manos y las froto contra la tela de los vaqueros azul oscuro para limpiar la viscosidad de lo que de verdad solo espero que sea mi propio sudor. El top negro sin mangas se me ha pegado al cuerpo y reprimo el impulso de lanzarme de cabeza al mar.

Rebusco en mis bolsillos el paquete de Fortuna  y saco un cigarrillo para volver a guardar el paquete en el bolsillo de los vaqueros. Me palpo los bolsillos traseros en busca del mechero.

SI NADA SIENTES [Alerta Casian I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora