Capítulo 9: "Alexander"

34.2K 4.7K 2.2K
                                    

Madrid. España:

Días después.

12:34 A.M

ALEXANDER PETROVIK

Me encanta el otoño, joder. El aire tiene un olor diferente, pulcro. Inhalar el aroma de la tierra mojada, el asfalto y las hojas que caen y acaban crujiendo bajo mis zapatos me dan una satisfacción casi íntima. Supongo que esta es otra de las cosas que no puedo desprender de su esencia, y por ende lo asocio a ella.

— ¡¿Qué te parece?! —Inquiere Max excitado. La sonrisa que se le dibuja en la cara lo hace parecer un puto loco.

Mi primo es algo exagerado. Lo único que veo es una cabeza.

— ¿Que está muerto? — Pregunto alzando una ceja hacia Maximilian.

Andre a mi lado profiere un ruidito por la nariz, a modo de risa sorda.

Max está rojo por el cabreo, en contraste con su pelo rubio, parece un helado de fresa y vainilla.

Mm... vainilla.

Posiblemente cuando acabe con esto busque una heladería.

— ¿Enserio? —Gesticula con dramatismo. —. Échale otro vistazo.

Me inclino un poco para admirar la cabeza ya muy hinchada y avanzado estado de descomposición. Deben de haberlo desenterrado, porque aún tiene tropezones de tierra enredados en los mechones oscuros. Formo una mueca asqueado.

— Muy muerto. —Afirmo volviendo a erguirme.

Max se da una palmada en la frente y se sienta en una de las sillas de mi escritorio de caoba, dejando la extremidad sobre éste. Andre se pasa la lengua por los dientes superiores volviendo a centrar la mirada en el libro que tiene entre las manos.

— Creo que no hace falta nombrar a la culpable. — suspira Max.

Sonrío llevándome el vaso de wiskey a los labios, inhalando el aromático olor.

— ¡Era mi mejor hombre!

Frunzo el ceño y me siento en mi silla delante de los enormes ventanales. Desabrocho los primeros botones de mi camisa y aflojo la corbata.

— Tu lo has dicho. Era — Exhalo. —. Pero mira el lado positivo, ahora tienes contactos en el más allá.

Si este imbecil no compartiera mi línea de sangre lo mataría. No es que le tenga aprecio o algo de eso.

Pero, que mierda...¿Por qué sigue respirando?

— ¿Me estás escuchando? —Inquiere chasqueando los dedos delante de mi cara.

Se los capturo y los retuerzo hasta conseguir un quejido por su parte.

— Eso me molesta. — Digo soltándolo. —. No lo vuelvas a hacer.

Max se sacude la mano dolorida y me mira con sarcasmo. Cuando se cabrea el acento se le marca aún más. Ya de por sí a los rumanos se nos dificulta camuflarlo, pero a este gilipollas le cuesta la vida. No me extrañaría si empezase a hablar con acento Moldavo de repente y ahí ya ni yo lo entendería.

— ¿Y qué más te molesta?

— Que respires. —Suelto con indiferencia. A lo que Andre profiere otra carcajada nasal sin alzar la mirada de su lectura.

Maximilian me fulmina con la mirada, pero de un manotazo tira la cabeza al suelo. La observo rodar sobre la alfombra asqueado.

— Bueno, dejando eso de lado. —Empieza señalando al suelo. —La hemos encontrado ¿Estás feliz?

Chasqueo la lengua.

— Estoy... —Busco la palabra. — Sí, bueno. Digámoslo así.

— No lo pareces ¿No era lo que querías?¿Encontrarla?

Claro que es lo que quiero. Más de lo que nunca he deseado nada. Mi preciosa niña...

— ¿Cómo quieres matarla? —Inquiere Max sonriente.

Le devuelvo la sonrisa. Antes de que pueda verlo le lanzo el vaso a la cabeza, que le empieza a sangrar tiñendo su pelo claro al contrario del mío de un tono rojizo.

— Joder. ¿Tenías que abrir la boca no? —bufa Andre negando y dejando el libro sobre el escritorio para dirigirse hacia Max.

— No le vas a tocar ni un pelo. Nadie lo va a hacer.

Maximilian abre los ojos de par en par incrédulo.

— ¡¿Y ahora que te pasa?! ¡Esa puta se ha burlado de ti!

Esta bien. Hasta aquí llega la conversación. En cuanto me pongo en pie veo como el imbecil empieza a temlar.

Me acerco a él y no se mueve ni un milímetro.

— Vuelve a insultarla.

Maximilian traga en seco.

— Buen chico. No quiero colgarte por los cojones del balcón. — Sonrío palmeándole la cabeza. — Ahora haz lo que sabes hacer. Quiero verla.

Asiente, se levanta apartando de un manotazo a Andre y se va tan rápido como se lo permiten las piernas. Cagado de miedo y con la cabeza abierta.

— Por cierto. —Lo detengo antes de que salga. —Te sienta bien. Te da un aire refrescante. — Señalo su pelo.

En cuanto desaparece cerrando la puerta detrás de él suspiro. Lo cierto es que estoy excitado, expectante. Me sirvo otra copa y vuelvo a sentarme en mi escritorio.

— Creo que —Andre ha de ver el fulgor en mi mirada porque asiente repetidas veces antes de dirigirse hacia la puerta también. —. ¿Te traigo papel?

Sólo de pensar en ella siento palpitar mi erección. Mi chica. Levanto la mano con hastío enseñándole el dedo corazón, y mi hombre sale emitiendo una carcajada.

Danielle...

Su pelo rubio,esos ojos marrones que se achinan cuando se ríe, sus labios demasiado carnosos y obradores de milagros que solo mi polla conoce...

— Con que Los Angeles. — Pienso en voz alta con una mueca de suficiencia. — Hmm... chica lista.

N.A:

Bueno, éste capítulo es corto. Sólo quería que le echarais un vistazo a Alexander. El temible y todo poderoso Alexander.

¿Qué os parece?

SI NADA SIENTES [Alerta Casian I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora