THREE

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Pedro estaba arriesgando su poca estabilidad mental y emocional ahora compartiendo hogar con un chico que apenas acaba de conocer y lo conoció de la manera más rara y enferma que se pudiera haber imaginado alguna vez. Martín era muy dañino para él, pero por eso le gustaba.

A pesar de que el tiempo pasa rápido y que ya lleva unas dos semanas viviendo con Martín, a este aun no se le quita la idea de que alguien lo mate, y aunque el mismo Pedro sabe que los dos se están enamorando del otro, sabía que a Martín le fascinaba la idea de que él, Pedro, lo matara. Pero Pedro ya estaba tan pedido en su linda sonrisa y en su forma de ser cuando está muy bien, que ya no es capaz de hacerlo ni intentarlo en broma.

Martín estaba más enfermo que él y eso no era bueno. Si llegaban a construir una relación no sería para nada bueno.

Era un día en el que hacía mucho frío, el cual llegó la mamá de Martín a buscarlo para llevárselo de nuevo a casa y el que salió a recibirla fue Pedro.

—¿Dónde está Martin? Oh Dios, como me preocupa que le pase algo o que no me recuerde nunca más. ¿Dónde está mi pequeño? Lo extraño.

Y santo cielo, ¿para qué vino esta señora? Ya Martín estaba progresando poquito a poquito y todo el avance se fue a la mierda en un sólo segundo.

—Mirá, vieja, vos prácticamente me corriste. Vos no sabés lo bien que me siento cuando tengo un viaje porque ya no aguantaba vivir en esa casa y mucho menos el mundo de mierda en el que vivimos. Dejame morirme de una vez, la puta madre. —estaba muy caliente.

—Pe-pero hijo...

—No volveré. —se dio la vuelta y me dijo: —Pedro, cerrá la puerta.

La cerré. No me gusta que me manden, si, pero entendía lo enojado que estaba Martin.

SIN TÍTULO         PEDRIMENTE.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora