FOUR

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Como decía, el tiempo pasa rápido. Ya llevaban conviviendo entre los dos, dos meses. Dos meses de miradas de amor silenciosas, suspiros casi como susurros y complicidades. Martín se había acostumbrado a estar con Pedro, este lo incluyó en sus asuntos. Los dos se habían vuelto uno ahora, y nadie los podría separar. O al menos, eso creían.

Un día de esos conocieron a otro tipo que se dedicaba a lo mismo que los dos, solo que algo más agresivo, habían armas de fuego de por medio con él. Se llamaba Mauro.  A este tal Mauro le interesó Martín desde que lo vio, esas curvas tan hermosas y su lindo trasero el cual se repintaba en sus pantalones, lo tenía babeando desde el primer instante. Obviamente los dos, Pedro y Martín, lo habían notado y Pedro estaba inexplicablemente celoso, mientras que a Martín le gustaba la atención que tenía sobre él y pensó que podría aprovechar eso.

Martín se dejó insinuar por Mauro y le siguió el juego, lo que enojaba cada vez más a Pedro, hasta que Martin ya no le paraba bola para nada, él se fue enojado a su casa. No eran nada pero sentían todo. O eso pensaba Pedro antes de ver cómo Martín se le insinuaba a Mauro, pensaba que los sentimientos eran mutuos.

Lo eran, pero ya no sabía ni qué pensar.

—La concha de tu vieja, Martín, mirá cómo me tenés, me tenés hecho mierda y todo a causa de lo lindo que sos y que me cautivaste desde la primera vez. —se dijo Pedro a sí mismo cuando regresaba a casa, ahora con un semblante triste, con la cabeza gacha y caminando de manera lenta.

Solo esperaba que Martín llegara a casa ese día y le dijera que lo amaba solo a él. Pero no pasó.

No somos nada, pero yo siento todo, tal vez ese es el problema acá.
















me siento mal

SIN TÍTULO         PEDRIMENTE.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora