TWO

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—A ver, niño lindo, caíste en mis manos y ahora a vas a hacer lo que yo quiera.

—Solo matame la concha de tu hermana, dejá de darle tantas vueltas al bendito asunto.

Con mucha más razón me lo llevé más rápido a mi pequeño lugar en el que vivo. Él ni siquiera iba forcejeando, tal vez creía que lo iba a matar, pero no, no son mis planes con este pibe tan lindo.

—Te lo voy a dejar en claro, chico lindo, me interesás, me atraés, sos mi tipo y no vale la pena matarte. Empecemos con lo básico, ¿cómo te llamás?

—Ana.

—¿Qué?

—Lisa Melano, joya.

Pedro se carcajeó con poca gracia y luego lo vio con una cara llena de cinismo y locura, a cualquiera le daría miedo, pero a Martín le estaba empezando a gustar.

—No me digas, ¿soy tan especial que me trajiste a tu casa para matarme con más gusto y con más placer? Me siento halagado.

—Mirá, ¿cual es tu conchuda obsesión con que te mate?

—No entenderías.

—Todos me dicen lo mismo, pero en realidad entiendo igual que todos ustedes. Decime, ¿familia? ¿trabajo? ¿o acaso pareja? Es la más común.

—Mi familia me repudia por ser adicto a las drogas y solo meterlos en problemas.

—Bueno, yo soy tu nueva familia.

—¿Qué?

—Ya decidí que me voy a quedar con vos. —Martín lo miraba aun más confundido. —Así como hay personas que se quedan perritos o gatitos, sos mi nuevo zorrito, cariño.

SIN TÍTULO         PEDRIMENTE.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora