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CAPÍTULO 11 | A la luz.
𝟏𝟑 𝐝𝐞 𝐣𝐮𝐧𝐢𝐨.
Termino de acomodar las últimas cajas vacías en una esquina para pararme y estirarme, podría sentir como el dolor de cadera ya empezo a molestarme, pero mi único alivio era que por fin casi después de una semana de haberme mudado, ya estaba completamente ordenado.
Y sí, acepté el departamento, no por obligación porque obviamente tener un departamento propio para mí era un sueño y a pesar que Leandro se encargó de pagar la expensa y cinco meses de adelantado del alquiler, yo ya tenía pensado buscarme un trabajo de medio tiempo para empezar a juntar y tener al día la plata cuando termine ya los meses pagado.
El departamento es hermoso, era como el que tenía con Sofía, solo con la diferencia que tenía una sola habitación que era más grande, el mini living era bastante grande, tenía terraza, tenía garage y era lo que necesitaba, antes no lo mencionaba pero dejar el auto que me había regalado Leandro en la calle siempre fue un problema, a veces lo dejaba a la cuadra en un estacionamiento pero dejarlo la noche entera era mucho para mí y mi corto presupuesto. Para Sofía fue difícil que me vaya, hasta lloro y me hizo llorar también, ella creía al principio que era por Lucas entonces dijo que no lo dejaría ir más, pero claramente no era por él... Aunque Leandro por mensajes me confesó que mucho por lo cual se le ocurrió conseguirme un departamento era para que me aleje un poco de Giménez, así es, salió celoso también.
Y con Lucas, se lo aclaré, siendo lo más sincera posible, sin mencionar que la otra persona por la cual estaba ciegamente enamorada era el gran Leandro Paredes, lo aceptó y me sorprendió bastante quiero decir, se lo tomó bien, solo me pidió que sigamos siendo amigos, a lo que no iba a negarme claramente.
Lucas era un amor y lo mejor que podía tener alguien, si con Leandro llegaba a salir mal en un futuro, me iba a arrepentir el resto de mi vida de haber dejado ir a un flaco como lo era Lucas, pero mejor no pensar en lo peor... Sino en lo mejor.
Ahora, Leandro era lo mejor para mí, no habíamos hablado sobre su charla con su ex, pero supongo que no estaba lejos. Antes de irse para Brasil, dónde se iba disputar la Copa América, me rogó muchísimo que vaya y lo acompañe porque sería un refuerzo para poder explicarle de a poco a Camila que el quería hacer su vida también. Pero por más que yo quisiera, todavía acá tenía una vida facultativa y por más que sea tentador dejar todo, como hacían muchas chicas por un botín, yo no iba a serlo, había renegado demasiado con mi carrera para irme en medio del cuatrimestre dónde estaba llena de parciales. Paredes lo entendio ya que no por nada me vivía preguntando por la facultad y quedamos en cuando se terminaba se podría dar una especie de vacaciones juntos.
Dejo de pensar en Leandro y nuestro asunto cuando la puerta de mi nuevo departamento casi que está por caerse por los golpes.
—¡Ya, ya voy! —grito enojada, para buscar la llave en el llavero e ir abrirlo, dejándome ver a Facundo—. ¿Bobo, por qué tocas así? Me vas a romper la puerta...
