❝Capítulo 2: A toda vela❞

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A TODA VELA.

1. locs. advs. Mar.
Dicho de navegar la embarcación: Con gran viento.

Mark contempló su figura en el espejo por última vez, vestía un traje color rojo oscuro con finos detalles dorados alrededor de las mangas y la solapa

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Mark contempló su figura en el espejo por última vez, vestía un traje color rojo oscuro con finos detalles dorados alrededor de las mangas y la solapa. Su cabello negro estaba peinado hacia atrás a la perfección, sin un solo pelo fuera de lugar.

—Es suficiente, Tamara. Puedes regresar a tu camarote. —Dijo Mark, volteándose hacia su criada.

Para la época todavía existían muchos tabúes, uno de ellos era que un joven mantenga criadas dentro de su camarote. De hecho, por tradición los hombres eran vestidos por hombres y las mujeres eran vestidas por mujeres, e incluso en ello Mark iba en contra de la corriente. Mientras muchos jóvenes que hacían lo mismo se aprovechaban de las muchachas, Mark lo hacía por lo contrario. Nunca se sintió cómodo mostrando su cuerpo a un hombre, la idea de ser tocado por uno le hacía erizar los pelos, de adolescente descubrió que los hombres causaban algo en él que las féminas no, y desde entonces le pidió a sus criados que se quedaran fuera de la habitación mientras él se vestía hasta que tuvo edad suficiente para marcharse de casa y vivir bajos sus propias reglas.

La homosexualidad era un tema sensible, y a pesar de los grandes avances de la humanidad, seguía siendo un tabú, un tema sin discutir. Mark decidió esconderlo y nunca hablar de ello, y cuando sus familiares reclamaban que nunca le veían con señoritas y él solo sonreía y afirmaba que su único amor era la libertad y que las mujeres eran expertas en robarle eso, no pensaba de esa manera sin embargo había descubierto que era un método perfecto para hacerles reír y cambiar el tema.

— Joven Tuan. —Escuchó hablar en inglés a la criada, Mark le miró a través del espejo esperando que continuara, se notaba nerviosa, jugando con sus dedos. —Escuché que en baja se va a celebrar una fiesta también.

— ¿Baja? —Preguntó Mark al girarse. — No le llames de esa manera.

— Pues no sabría más como llamarle. —La joven sonrió y agitó sus manos de un lado a otro. — Aunque bueno, no es de lo que quería hablar, es que me preguntaba si no era molestia que yo asistiera.

— ¿Qué clase de pregunta es esa? —Preguntó Mark riendo. — Puedes ir a cuantas fiestas quieras, ve a divertirte.

Tamara sonrió y comenzó a recoger todo el desastre que había ocasionado a la hora de vestir a su empleador, el asistente de Mark abrió la puerta del camarote, y fue inevitable para la chica no suspirar al ver aquellos vestidos tan bonitos que llevaban puesto las damas de primera de primera clase que caminaban por el pasillo. El asistente notó la expresión soñadora de la joven y cerró la puerta. —No te ilusiones tanto, Tamara.

Tamara bajó la mirada, su vestido fue hecho ella misma con retazos de telas que sobraban de la  ropa que hacía para su jefe, según ella no era feo, sin embargo ya estaba viejo y raído. La intención del asistente no había sido herirla, todo lo contrario, no le gustaba ver como sus ojos brillaban ante los lujos de su jefe, le daba mala espina, Mark no era capaz de ver eso. Decía que era una niña, nada más.

Altamar ; markbeomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora