❝Capítulo 12: Picar el viento❞

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Picar el viento.
 1. loc. verb. Mar. Correr favorable y suficiente para el rumbo o navegación que se lleva

Despertar en los brazos de Jaebeom se había convertido en una agradable costumbre, Mark solía escabullirse al camarote de Jaebeom a esperarlo, y en otras ocasiones, como ahora, era Jaebeom quién se colaba en el camarote de Mark

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Despertar en los brazos de Jaebeom se había convertido en una agradable costumbre, Mark solía escabullirse al camarote de Jaebeom a esperarlo, y en otras ocasiones, como ahora, era Jaebeom quién se colaba en el camarote de Mark.

El capitán contempló la espalda desnuda del americano echado a su lado, abrazando una de las almohadas, sus largos dedos recorrieron su columna, deteniéndose en la ropa interior del mayor. Sonrió mientras le abrazaba, e iba repartiendo cientos de besos por toda su piel desnuda hasta que despertó, dejando escapar un largo suspiro.

—Que bien se siente despertar de esta forma... —Susurró Mark, estrechándose hasta darse la vuelta y atraer a Jaebeom a sus brazos, compartieron un largo beso, donde se expresaban lo mucho que se querían.

— Hoy es el gran día. —Murmuró Jaebeom, sonriente, rozando su nariz con la ajena.

Mark sonrió al recordarlo, hoy finalmente llegarían a Corea del Sur, y si todo salía bien, partirían esa misma madrugada a Tailandia, no tenían la más mínima idea de como sería el resto de sus vidas, solo tenían claro lo felices que serían en los brazos del otro.

—Debo irme ya, cariño. —Se lamentó Jaebeom, a lo que Mark abultó los labios mirando como el menor perdía camino al baño.

— ¡Jaebeom! —Le llamó Mark, sentándose en la cama, el mencionado se detuvo, dándose la vuelta para escucharlo. —Pon a llenar la tina ¿Si?

El capitán sonrió asintiendo, y minutos más tardes estaban ambos metidos en la tina, dándose besos y jugando con la espuma, parecían un par de niños.

El coreano le abrazó, atrayendo a Mark tan cerca como sea posible, a un punto que quedó encima de él, provocando que sus mejillas se volvieran rojas de la vergüenza. —Estás rojo. —Le molestó Jaebeom, ensuciando la punta de la nariz del mayor con un poco de espuma.

—Está muy cerca. —Dijo él, dejando a un Jaebeom confundido.

— ¿Quieres que me vaya?

— ¡No, no! No eres tú, es tu cosa, está muy cerca de mí, me está tocando.

El menor se echó a reír, negando con un movimiento de su cabeza. —Suenas a virgen, ni siquiera puedes decir lo que es.

Mark permaneció en silencio, la verdad es que él era virgen, aunque había intentado tener sexo antes, no había funcionado, Mark mordió su labio inferior nervioso, estaba en sus treintas. —Bueno, pues... Es que lo soy.

En un principio, Jaebeom pensó que se trataba de una broma, pero la expresión del rostro de Mark le decía lo contrario, ciertamente estaba sorprendido, pero no quería hacerlo sentir incómodo, acarició su mejilla y besó sus labios. —No tiene nada de malo.

Altamar ; markbeomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora