❝Capítulo 9: Aguas Mayores❞

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Aguas mayores. 
2. f. pl. Mar. Las más grandes mareas de los equinoccios.

Mark despertó una vez más sin sentir la calidez del alma y del cuerpo perteneciente a quien le complementaba, otro día más despertando en los brazos de alguien que no le hacía feliz ni le llenaba el vacío que sentía

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Mark despertó una vez más sin sentir la calidez del alma y del cuerpo perteneciente a quien le complementaba, otro día más despertando en los brazos de alguien que no le hacía feliz ni le llenaba el vacío que sentía. 

En su camarote, tenía una cama tan grande como para albergar una familia completa, una caldera y una chimenea, ambas encendidas. Y aun así sentía frío. Su alma estaba fría. Triste. En cambio, cuando estaba en el camarote de Jaebeom, en su pequeña cama era suficiente pegarse a él para sentir un calor abrumador, solo así lograba sentirse cálido y sobretodo completo.

Echó a Tamara hacia un lado, ya no estaba enferma, pero no quería irse del camarote y no encontraba la manera de echarla porque ya se había hecho la idea en la cabeza de que iban a casarse, incluso la noche anterior le contó de lo mucho que quería tener hijos con él, lo hermoso que quería tener hijos mixtos, de cabellos rubios y ojos rasgados. Mark no quería hijos, mucho menos con ella.

Salió de su cama con un suspiro y se cambió de ropa sin siquiera tomar una ducha. Necesitaba hablar con alguien. Necesitaba a alguien. Encendió un cigarro en el pasillo, ignorando que estaba prohibido, y caminó con sigilo por los pasillos hasta llegar al camarote que deseaba. Tocó la puerta y esperó paciente a que abrieran.

Jackson, su mejor amigo, le recibió con los ojos hinchados y el cabello revuelto. — ¿Qué quieres, Tuan? —preguntó, apoyando su cara en la puerta.

—Necesito un amigo. —Jackson abrió la puerta por completo y le permitió pasar. Mark caminó al interior de camarote, quitando sus zapatos antes de tirarse en la cama junto a la pareja de su mejor amigo.

—Jackson, hay un loco fumando en nuestra cama. —Susurró Youngjae, abriendo sus ojos tanto como se lo permitía su hinchazón.

—Necesita un amigo. —Murmuró Jackson, sentándose a un lado de Mark. Youngjae se sentó por igual y apoyó su cabeza en el hombro del americano.

— ¿Te cansaste de comer rajas? —Preguntó Youngjae causando la risa de los tres, le tendió el cigarro al menor quién le dio una calada antes de extendérselo a Jackson.

—Ni siquiera se me para con ella. —Los tres volvieron a reír, y continuaron fumando del mismo cigarro como si fuesen adolescente de nuevo. Mark se acomodó mejor entre ellos dando una última calada antes de hablar. —Creo que me he enamorado. —Susurró. Los dos amigos le miraron como si le hubiese salido otra nariz. — ¿Qué? ¿Por qué me miran así?

— ¿Te gusta esa mujer? —Habló Jackson, tomando el cigarro ya consumido para echarlo y traer uno nuevo. Mark hizo una mueca de asco.

—No, santo cielo, nunca. —Suspiró y le robó el cigarro a Jackson, comprobando que era uno dominicano. — Me gustan más los cubanos.

Altamar ; markbeomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora