CAPÍTULO TRECE

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"Lucía no podía estar más contenta en estos momentos, su madre había vuelto a su lado, había encontrado el amor y lo había ayudado a recuperar a su padre, no le importaba tener que esconderse, esperaba pronto huir de Delta al mismo lugar que su novio, empezar una vida nueva lejos de todo aquello que le traía malos recuerdos y la enfermaba. Todo marchaba sobre ruedas, en dos días estaría lejos para siempre, ya no estaría sola nunca más, solo había un detalle que aún la intrigaba, su madre parecía normal hasta cierto punto, pero en ocasiones la notaba diferente y empezaba a dudar que fuera algo que ella trajera del otro mundo, más bien parecía como cuando un adulto tiene una de sus famosas crisis existenciales. ¿Qué sería lo que pasaba en su cabeza?, tal vez su madre tenía miedo de que las descubrieran, quien sabe de qué sería capaz la gente al darse cuenta de lo que habían logrado; como fuera, ella estaba segura de que lo que estaba haciendo no era algo malo, al contrario, ¿cuantas mentes brillantes podrían traer de vuelta? Cuantas madres, padres e hijos que no debieron morir estarían de vuelta con sus familias. Ellos pertenecían al mundo con los que los amaban, no a la muerte, al cielo o infierno, en lo que a ella respectaba, Dios era injusto, malo y egoísta… ¿Cómo podía dejar que la gente buena simplemente dejara de existir, dejando estelas de dolor en los demás? No, fueran cuales fueran las razones de Dios, ella no estaba de acuerdo, era obvio que él solo se estaba divirtiendo con su creación, deberían morir solo los malos, asesinos, violadores, traficantes, entonces lo pensó un poco, Dios tenía el poder de dar la vida y de quitarla cuando él quisiera, pero ella ahora tenía el poder de regresarla, ¿Sería ella apreciada como una especie de ser supremo? La idea le divertía, pero sabía que no era posible, porque no podría vivir muchos años, al recortarla un cuarto cada que trajese de vuelta a alguien; pensaba tranquilamente en eso, cuando se percató de la llegada de su madre a la habitación, había cambiado su apariencia, el pelo ahora lo tenía más corto, ya no era pelirroja sino rubia, se había maquillado al punto de cambiar el color natural de su piel, usaba ropa distinta. A ella misma le tomaba un poco de trabajo "acostumbrarse a ese look. —¡Perfecto, madre! Me has sorprendido, con esa imagen nadie te reconocerá y podremos irnos sin ningún problema del pueblo. —Eso espero, Lucía, no hay nada que deseé más que recuperar a mi familia. —Ya es una realidad, mamá, pronto nos iremos a otro pueblo y estaré con el amor de mi vida además de tener el amor de mi madre —sonrió feliz. —¿Sabes, Lucía?, hay algo que he querido preguntarte. ¿Cualquiera que siga este hechizo de resurrección sería capaz de llevarlo a cabo? —¿A qué viene esa pregunta? —Es solo curiosidad, porque ahora somos 3 los que lo conocemos, pero si alguno la dijera, sería muy peligroso, no sabemos a quién regresaría la gente, —En teoría, solo hay que seguir los pasos, hacer el ritual de la sangre y robar los restos, créeme no creo que nadie más tenga este don, además de esto necesitas estar relacionado con el antiguo poder, así es como viene en el libro, tener la sangre de los primeros pobladores o de algún poder supremo, eso es algo que no tienen todos. —Entiendo hija, pero mejor sigamos con nuestros planes, espero que a tu amiguito le esté yendo bien. Ambas rieron por un momento, empezaron a tramar el escape más inteligente y la mejor forma de salir adelante juntas. Lucía sabía que a diferencia de la familia de su novio, eran una familia regular, sin muchos lujos ni riquezas, tendrían que salir adelante luchando en trabajos mal pagados; pero nada de eso importaba si se tenían la una a la otra, cualquier pago sería poco para poder vivir en santa paz con su madre y ahora que su novio pasaba por la misma situación que ella, nada podría separarlos jamás, solo era cuestión de tiempo para que lo bueno se volviera lo mejor, los tiempos que se avecinaban serian de completa paz y felicidad, sonreír se había vuelto algo recurrente en ella. Habían pasado un par de horas desde que tuvieron la última conversación, Alondra se encontraba despierta, mientras que Lucía tuvo que salir para dar su baja de la escuela y así poder validar sus estudios a donde quiera que fueran, al encontrarse sola en casa, Alondra se repensó en lo que a esta familia le hacía falta, su hija tenía ahora un novio que la amara, ¿pero qué de ella?, finalmente su hija era una hermosa señorita ahora y no aquella niña que ella dejó de lado cuando partió de este mundo, posiblemente se casaría con su novio y se marcharía como era el ciclo natural de la vida, en ese momento se dio cuenta de lo que le hacía falta para ser feliz, lo entendió, ahora todo sería diferente, entró al cuarto de su hija y buscó entre sus cosas, revolvió todo de manera brusca pero tomando nota de donde estaba cada cosa, arregló todo al encontrar lo que buscaba y salió inmediatamente, sí, estaba convencida, ahora todo sería diferente.
"Lucía regresaba por las calles del pueblo pensando en todo lo que había por hacer, aunque el plan ya estaba trazado, quería evitar que cualquier cosa saliera mal, todo debía ser perfecto, no se arriesgaría a perder a su madre nuevamente. Mientras caminaba pensaba profundamente en el terror psicológico que presentaba su madre, más de una noche se había levantado gritando y llorando, repitiendo los nombres del arcángel Miguel, al parecer la lucha no terminaba, el otro ángel dador de vida y mensajero hacia los humanos, había acabado por detestar a la creación de Dios; por lo menos eso era lo que ella entendía entre los sueños de su madre. Posiblemente con el paso del tiempo todo volvería a la normalidad, solo tenía que apoyarla y cuidarla, así que tuvo una idea, recordó que a su madre siempre sintió una pasión por la lectura y la escritura, seguramente estaría encantada de poder desahogarse en una hoja de papel que le perteneciera; no perdió el tiempo y se dirigió a toda prisa a la librería más cercana. Apenas al cruzar la puerta, se dejó llenar con todo ese olor a librería que tanto disfrutaba, se dio un pequeño tiempo para revisar entre las repisas y estantes, tal vez encontraría algo nuevo o emocionante para ella también, leyó cuidadosamente decenas de títulos, muchos románticos para su gusto, pero ahora que estaba enamorada, esos títulos cursis no sonaban tan mal; retomo su búsqueda, mientras caminaba entre los muebles repletos de libros imaginó lo maravilloso que sería ser un personaje de libro, uno donde las reglas estuvieran controladas por alguien que no dejara que las adversidades triunfaran sobre la heroína. Se detuvo en un anaquel a revisar títulos nuevos, como siempre empezó por sus secciones favoritas. Encontró lo que buscaba la sección de regalos, pero se dio cuenta que tendría un problema, había demasiados tipos de diarios: de pasta dura color pastel, como para niñas pequeñas que aún aman las princesas, de piel en un color guindo que le daba un aire bastante formal, al final de todas esa hileras encontró uno que era simplemente perfecto, tenía escrito «memorias de una vida» en la portada, con unas letras hermosas, era color verde, pero iba degradándose del verde más obscuro hasta uno bastante claro, tenía unas molduras plateadas preciosas que le daban ese toque de libro importante, algo simplemente único, ese era el adecuado, lo sintió dentro de ella desde que lo vio en la esquina, lo abrazó con una fuerza bruta, como si la llenara de felicidad, era más de lo que había imaginado, era simplemente perfecto, contaba con una pequeña cerradura que mantendría los secretos y pensamientos de su madre a salvo, al verlo más detenidamente y hojearlo un poco, un pequeño papel cayó de entre sus páginas, lo levantó curiosa pero cautelosa, como siempre había sido; desdobló el pequeño recado poco a poco, una letra impoluta estaba plasmada dentro de él:
"Título: «La sangre de Sodoma y Gomorra y la maldición de los ángeles». Serie: Relatos bíblicos perdidos. Autor/es: Anónimos. —¿Pero qué rayos es esto? —pensó con algo de miedo. Miró entre los pasillos de la librería, pero no pudo ver gran cosa, solo las personas que normalmente estarían dentro de la misma escogiendo alguna lectura de su preferencia, volteó hacia un ventanal que daba a la calle, un extraño sujeto con una gabardina larga se alejaba, se detuvo a unos 3 metros de la salida, la miró, unos ojos azul celeste que penetraron en su mirada estaban posados sobre ella, una media sonrisa arqueo los labios que pertenecían al rostro dueño de esos ojos, de pronto y sin más, entre una multitud de personas que recorrían las calles desapareció. Tomó de inmediato el diario que escogió para su madre y caminó hacia el área de información, sabía lo que tenía que hacer, no sabía quién era él sujeto misterioso, pero sabía que no era una persona común y corriente, ahora tendría que seguir el mensaje, lo que no sabía era ¿por qué? —Disculpe, señorita —se dirigió a la encargada. —Dime, ¿en qué te puedo ayudar? —Estoy buscando un libro muy especial, aquí está el título, ¿lo tienen en existencia? —Es una interesante elección, conozco ese viejo libro, solo tenemos uno que nos fue donado hace 50 años, nadie había preguntado por él, por lo menos no en los 20 años que tengo trabajando aquí, pero en los registros tampoco parece haber nada al respecto sobre alguien que preguntara por él —respondió. —Quisiera ver el libro y también pagar este diario por favor. —Iré por él en este momento, permíteme… Lucía estaba intrigada, pero en cierta forma le pesaba tener que pasar por esto cuando estaban solo a unas horas de salir del pueblo, esperaba que no interfiriera con sus planes de ninguna manera, si estaba en lo correcto, tendría una tarea más que realizar antes de irse, o tal vez había algo que querían comunicarle; como fuera, no quería inquietar a su madre más de lo que fuera necesario, guardaría el libro y lo llevaría a casa de sus tíos, llamaría a su madre y le diría que tenía que pasar la noche allá para poder despedirse de buena manera de ellos, entonces averiguaría que se traían entre manos sus mensajeros. La mujer de la caja volvió entonces con un pequeño libro sellado y lleno de polvo, la pasta era gruesa y antigua, las letras de la portada mostraban en primer plano a 2 ángeles en una feroz batalla de espadas, detrás de ellos una ciudad entera desmoronándose como un castillo de "arena al viento y finalmente un cielo rojo lleno de sangre, aquél libro lleno su corazón de inquietud, parecía una historia en la cual la muerte se haría presentar de manera central y constante. —¿Cuánto le debo, señorita? —preguntó Lucía. —Por el diario son 10 dólares, por el libro no es nada, está escrito en los registros que debería ser entregado a la primer persona en reclamarlo —respondió sonriendo. Lucía se sorprendió aún más, ¿50 años antes? Eso no tenía ningún sentido, ella solo tenía 19 años y apenas hace un año que había conseguido el método para regresar a la gente a la vida… ¿Qué significaba? Todo parecía indicar que las cosas habían sido planeadas aún antes de su existencia; pagó por el diario de su madre y tomó su nuevo libro, debía saber de qué se trataba obviamente sin que su madre se enterara. Llegó a casa de sus tíos, los cuales sabían que abandonaría el pueblo con su novio, desde el principio sus tíos se habían convertido en sus tutores legales, le dieron el amor que podían, pero también la libertad de ser autónoma pues, con la tragedia que había sido su vida, les parecía mucho mejor que ella se convirtiera en alguien fuerte y no que se aferrara a ellos para poder ser feliz; jamás tomaron el rol de figuras paternas, incluso cuando Lucía llegó con la noticia de que salía con un chico, no interfirieron ni opinaron, así fuera para bien o para mal, aunque ciertamente sintieron algo de bueno en esta relación y no hicieron muchas preguntas, simplemente aceptaron y le brindaron todo su apoyo. Al llegar con ellos solo saludó y les pidió permiso para pasar la noche ahí y por la mañana salir nuevamente hacía su nuevo hogar, ellos aceptaron sin poner algún pero; le tenían demasiado cariño, así que la despidieron con la cena que más le gustaba, Lucía no era una persona que frecuentemente mostrara sus emociones, pero esa noche era diferente, frente a ella tenía a las únicas 2 personas que le habían brindado un hogar estable, no eran completamente afectivos, pero era mejor que ver a su padre alcoholizado golpeando a su madre todos los días. Recordó encerrarse bajo llave en su cuarto para evitar que el cerdo de su padre entrara por las noches a tocarla de manera inapropiada como alguna vez hizo, antes de encerrarse en su cuarto les agradeció y los abrazó. Inmediatamente al entrar en su cuarto llamó al teléfono de la cabaña donde estaba su madre, nadie respondió, no le extraño pues seguro que habría salido por algunas provisiones o estaría tomando una siesta; como quiera que fuera sabía que estaba bien, era una mujer fuerte y, aunque ahora no estaba precisamente en su mejor momento, ya había pasado una noche a solas y nada malo había sucedido, así que decidió dedicarse a lo que realmente había ido a esa casa, antes de eso mandó un mensaje a su novio, decidió tampoco contarle sobre el libro, solo le mandó un beso y le recordó que al día siguiente todo sería perfecto por primera vez en su vida; él le respondió con el mismo amor "y ella estuvo más tranquila. Tomó el libro y comenzó a leer el prólogo, pero este libro tenía la particularidad de no estar compuesto como algún otro que hubiera visto antes, en lugar de la composición regular de textos e índices, estaba lleno de símbolos extraños, según lo que Lucía entendió era cada uno de los símbolos de las jerarquías de arcángeles; al final de los símbolos se encontraba una inquietante frase que rezaba así: «Y de los 7 quedaron 6 y de estos 3 más fueron descubiertos, así quedaron 3 a cargo y de ellos solo uno será el heredero de la tierra o así era hasta la maldición». Eran casi las 10 am cuando por fin cerró el libro, no había terminado de leer, pero estaba completamente en shock, ahora entendía todo, eran incontables las cosas que no se había cuestionado a partir de todos los extraños eventos que habían sucedido, lo que era aún más importante, entendía de mejor manera las pesadillas de su madre y el relato de su estancia en el más allá, se alarmó por la hora, su madre debía de estar preocupada, no sabía cómo manejar esta situación, debía hablarlo cuanto antes, pero apenas le daría tiempo de llegar con su madre. Corrió sin parar entre las brechas del pueblo, la gente le saludaba y ella no se tomaba el tiempo de regresarles una mirada; ya nada era importante, debía irse cuanto antes. Pudo ver la cabaña a lo lejos, todo parecía normal, estaba por abrir la puerta cuando escuchó una voz familiar dentro de la casa, su cuerpo se helo, su corazón se detuvo, la puerta se abrió y en el lumbral de la entrada la figura que más odiaba en el mundo la recibió. —Hola, querida, ¿Me extrañaste? Su madre sentada con una enorme sonrisa en el sillón, le dijo mirándola a los ojos: —Lucía ¿No es maravilloso? Somos nuevamente una familia. Los ojos rojos de su padre y su asquerosa sonrisa amarillenta estaban frente a ella, su mundo dejó de ser perfecto, sus sueños se partieron, esto era lo peor que podría haber pasado, tanto deseó recuperar su felicidad y volvieron a antes de eso, al momento más obscuro de su vida.

ALMAS DE HIELO:MUERTE Y PECADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora