Capítulo Dieciséis

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Después de casi abrir la puerta para que la chica plástica saliera de la casa de Luca fuimos a cenar, casi salgo corriendo cuando termine mi cena,  pero mi querido y adorado Luca Peralta me detuvo en seco antes de intentar pararme de la silla  aquí estoy sentada frente a él quee mira directamente a los ojos analizando cada uno de mis movimientos (como siempre hace cuando quiere regañarme)

-Sabes que eso no estuvo bien, ¿Verdad? -dice mirándome a los ojos.

-¿Qué no estuvo bien? -sonrió inocente.

-No te hagas la que no sabes -dice serio.

-Es que no se -digo encogiéndome de hombros.

-Mejor te pregunto, ¿Por qué Marjorie no te cae bien? -lo miro atónita.

-¿Qué? Pero si me cae muy bien la chica -sonrió -Sabes que soy de lo más simpática así que no se como piensas eso de mi, me haces sentir como la peor de las brujas -digo ofendida, tengo que buscar la manera de no ser tan obvio con mis ataques a la plástica.

-No quiero que te sientas mal -dijo tocando el puente de su nariz -Y mucho menos que te ofendas.

-Bueno Luca lamentablemente no puedo seguir esta conversación tengo que llamar a mi hermanita -me pongo de pie -Así que adiós -cuando casi llego a la puerta su voz me detiene.

-Espera Isa -doy la vuelta y sonrió.

-¿Qué pasa? -lo miro a los ojos.

-Tienes que firmar el contrato.

-Cierto -pongo una mano en mi cabeza olvido todo -Pues vamos a firmarlo ahora -camino hacia donde se encuentra Luca que saca una carpeta negra de el primer cajón.

-Ten -me pasa la carpeta y una pluma -Firma al principio del documento y al final.

-Consideras que 6 meses,  ¿es suficiente? -pregunto

-Si, Liam ya estará mucho más grande -sonrió al pensar en mi niño guapetón en unos meses -Para ese entonces ya podrás ejercer tu carrera.

-Bueno como quieras -digo mientras firmó el contrato le tiendo el documento y salgo como un misil del despacho para contarle a mi querida hermana la hazaña con la chica plástica, pero como mi suerte es única e inigualable tropiezo con mis pies y me caigo al piso con mi pie izquierdo debajo de mi trasero -¡Aaaaaaaaay! -gritó.

-Isabela, ¿Qué pasa? -Luca aparece a mi lado de inmediato -¿Te caiste?

-No estoy meditando idiota -digo con ironía.

-Déjame ayudarte -me ayuda a ponerme de pie -¿Quieres que te lleve en brazos a tu habitación?

-No, estoy bien puedo caminar -camino despacio hasta mi habitación sin quitarme los tacones siempre regía como Thalia.

Al llegar a la habitación lo primero que localizó es mi celular, y marcó el número de mi querida hermana. Y al tercer timbrazo atiende.

-Hola mala hermana -digo de inmediato.

-Pues resulta que aquí la mala hermana eres tu, llevas cinco días en New York y ya te vas a tomar café con una tipeja que conociste el otro día -pongo los ojos en blanco esta mujer es la reina del drama pobre del individuo que se case con ella.

-No te alteres princesa sabes que tu lugar no lo ocupa nadie -sonrió al pensar en la sonrisa que debe de tener a ella hay que estar recordándole todo el tiempo que la adoro.

-Solo te comparto con el mugroso -pongo los ojos en blanco - Y es porque.....

-Porque me conoce desde que estaba en pañales -termino por ella.

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