47. Claves

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Capítulo 47

–¿Y bien? ¿No vas a saludarme?

El pelinegro la miró largamente, encontrando el parecido con su madre, pero no el aura que emanaba.

–¿Eres... Eres Hela?

–La mismísima —exclamó ella con un gran sonrisa—. Sabía que llegarías aquí tarde o temprano —se levantó de su trono y caminó hacia el menor—. Eres tan osado como Odín en sus tiempos de gloria. Y tan imprudente como para morir por algo tan banal.

–Morí por mí pueblo.

–Oh, ¿y quieres que te aplauda? —rió la Diosa.

–También era tú pueblo, Hela.

–No, ahora me doy cuenta que nunca lo fue —la expresión de Hela cambió a una de asco—. No al ver que eran tan... Débiles.

–Por eso necesitamos tú ayuda.

–¿Mí ayuda? —Y rió sínica—. ¿Y por qué mí ayuda?

–Porque nuestra madre te estima mucho.

Hela calló, pero no cambió su expresión.

–¿Ves? Te lo dije —esa voz femenina y coqueta que Loki bien reconocía, sonó a sus espaldas.

Hela rodó los ojos notoriamente.

–Sé que lo dijiste. La cosa es que no quise creerte.

–¿Así que admites que te equivocaste? —Hela levantó el mentón ante la acusación de la Muerte, totalmente orgullosa—. Oh vamos, no te enfadaste, ¿o si? —la mayor se abrazó a la cintura de la contraria, quien estaba de brazos cruzados—. ¿Mí Diosa? No te enfades, ¿sabes que te amo en este universo?

Loki se tapó el rostro y se agarró el tabique de la nariz.

Eso no iba acorde a su plan improvisado...

Menos el beso.

–No lo estoy... Pero no los voy a ayudar.

–¿Qué? ¿Por qué? —exclamó Loki.

–Porque no me interesa enfrentar a mí ex de otra dimensión en ésta realidad.

–¿Tú ex? —cuestionó el menor confundido.

–Thanos era su novio en otras realidades. Le regalaba las almas que sacaba de los cuerpos, pero ella nunca estaba complacida —la Muerte levantó los hombros con pereza—. No aquí, sólo es mía.

Loki no entendía cómo las dos seres, quienes muy probable eran las más poderosas de todo el universo, podrían ser tan jodidamente cursis y empalagosas. Ahora prefería mil veces ver los besos entre Thor y su humana, que estar en medio de esa incómoda situación.

Hela lo miró y se acercó, quedando a un metro de distancia.

–¿Enserio creen que podrán detenerlo?

–Por supuesto.

–Pero moriste.

–Por algo estoy aquí, ¿no? —Hela rodó los ojos y se volteó a mirar a la Muerte. Ella levantó los hombros divertida—. ¿Vendrás?

–¿Quién dice que voy a salir?

–Odín ya no está. Su magia ya no te retiene en éste lugar.

–Quizás tengas razón... —sonrió nuevamente y se dirigió nuevamente a su trono, subidas las escaleras—. Pero ahora afuera no hay nada que me interese. Asgard se destruyó, y con él mí ejército. Aquí Gobierno yo. Las almas me llegan todos los días y me refuerzan, me alimentan.

ᗰY ᗪEᗩᖇ ᖇEᗩᒪITYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora