49. Miedo

952 127 41
                                    

Capítulo 49

Peter se despertó de pronto desde su habitación temporal en el complejo.

Sintió tanto temor tan de repente que se movió a un lado de la cama para vomitar, pero no salió nada de su estómago.

Respiró forzosamente varios minutos, en un completo trance de horror absoluto sin provocación aparente. Simplemente un miedo profundo lo invadió en segundos y sus sentidos se activaron.

Un pitido en su oído se hizo más y más agudo en muy poco tiempo. Incluso si se intentaba tapar los oídos, seguía escuchándolo cada vez más fuerte. Hasta que se hizo insoportable y gritó del dolor fuertemente, tanto que despertó a medio complejo que dormía.

El primero en ingresar a su habitación corriendo fue Harley, ya que su habitación estaba al lado.

–¿Peter? ¿Qué sucede? —preguntó el menor acercándose rápidamente y tocando su hombro.

El mayor no contestaba. Tenía sus ojos cerrados con fuerza y sus manos aún en sus oídos, apretando fuertemente al igual que sus dientes. Y su respiración seguía forzada y pesada.

Pero pronto tuvo la sensación de que sus pulmones se hacían más pequeños y que el aire le faltaba.

Ya no era sólo miedo. Era un pánico total que provocó su cuerpo temblar bruscamente.

–Peter, hey... Peter, tranquilo —escuchó una voz tranquila hablarle mientras quitaba sus manos de su cabeza de forma suave y tranquila, las puso alrededor de sus propias rodillas para abrazarla. Se sintió protegido al hacer eso, al abrazarse a sí mismo—. Estás bien, estás en un lugar seguro. Nadie te hará daño —su cuerpo volvió a temblar, no era un pánico hacia sí mismo, era un pánico por el daño que le causaría a personas ajenas—. Nadie le hará daño a nadie. Debes concentrarte en mí voz... —logró por fin controlar su respiración y hacerla más profunda—. Eso es... Tranquilo —una mano acarició su hombro amistosamente y con cuidado—. ¿Mejor?

–S-Sí —levantó el rostro—. G-Gracias, tío Sam.

–Cuando quieras, chico —el hombre le acarició la cabeza—. ¿Necesitas hablar sobre ello?

–Es sólo... —no podía encontrar las palabras correctas porque literalmente no sabía qué sentía—. N-No sé cómo explicarlo.

–Peter, está bien tener miedo. Lo que estamos enfrentando es mucho.

–N-No es sólo eso... —negó Peter—. E-Es sólo... No importa. Debió ser una pesadilla —dijo finalmente con una débil sonrisa.

Sam no se había convencido en lo absoluto, pero no iba a forzar una charla.

Volvió a acariciar su cabeza.

–Cuando quieras hablar, sólo dilo.

–Sí señor.

Sam se fue y Peter pensó que se había quedado sólo en aquella vacía habitación, pero unos pequeños golpes en la puerta lo hicieron voltear de nuevo.

–¿Se puede?

–C-Claro —era Wanda.

Se sentó a la orilla del colchón y lo miró largamente.

–¿Te encuentras bien?

–No quiero hablar de eso... —dijo desviando la mirada.

Wanda suspiró con frustración, pero con una pequeña sonrisa.

–¿Necesitas compañía por hoy?

–No... —Peter no la miraba. Cuando Wanda quiso levantarse, volvió a hablar—. Sí.

ᗰY ᗪEᗩᖇ ᖇEᗩᒪITYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora