Disclaimer: Los personajes son originalmente de Craig Bartlett, no soy dueña de ellos por eso el uso de los mismo es con un fin de entretenimiento.
Bob Pataki siempre había sido un hombre de porte imponente, sus años en la milicia le moldearon el cuerpo y el carácter, de hombros firmes, pecho ancho, y un constante seño en el rostro, no era malo pero su mal carácter le daban mala fama, sobre todo entre los niños del vecindario, sin embargo siempre se sintió agradecido que pese a ello los críos aún le hablaran a su hija menor, más sorprendente fue el saber que ella los defendía; constantemente recordaba todas las acciones que Helga tomo para ayudar al resto de su clase, lo desafiante que era a tan corta edad y se le llena el corazón de orgullo, tardo años en poder apreciar mejor a su hija menor, pero la terapia le hacía bien, aún tenía el mismo porte, su semblante era más relajado, incluso se reía más, aún imponía, más ya no era temido, no sólo debía agradecerle a la sino y a su hija Helga, sino también al chiquillo de extraña cabeza.
Sonrió con ironía mientras pensaba en su yerno, su boca se movió en una leve sonrisa de lado antes de beber de su copa, busco con su mirada a la joven pareja que estaba en su mente y suspiro con melancolía.
-Quién iba a pensar que Bob Pataki suspira- Bromeo Milles Shortman mientras tocaba amistosamente el hombro de su consuegro y sonreía.
-Cállate Shortman, nadie te pregunto- respondió hoscamente pero sin agresividad
-Vamos, no te enojes hombre, juro que tu secreto está bien guardado- respondió Milles mientras chocaba su copa con la de él, pero mientras lo hacía miro hacia el punto que llamaba la atención de su amigo, sonrió alegremente mientras veía a su hijo y su novia bailar en el centro de la pista de baile –Me alegra que mi hijo haya conocido a tu hija- hablo Milles
-Yo no- respondió muy serio Bob y guardo silencio brevemente.
Ante tremenda respuesta Milles casi se ahoga con su bebida y giro la cabeza de forma escandalosa, pero antes de que pudiera preguntar, Bob golpeo su espalda para ayudar con el ahogo y hablo.
-Tranquilo, eso pensaba al principio, sin embargo con todo lo pasado yo también estoy agradecido con la presencia de tu niño en la vida de mi Helga-
Un aliviado Milles pregunto- ¿Por qué?- su curiosidad era genuina
-Porque sabía que la niña lo quería desde temprana edad, pero también veía que él no le correspondía, ningún padre quiere ver a sus hijos sufrir, pero yo nunca supe cómo ayudar a Helga entonces hice lo mejor que pude y lo molestaba hasta el hartazgo. Imagínate a un hombre como yo orgulloso, con nula capacidad para transmitir emociones tratando de ayudar a una hija que desde el jardín de niños ya era independiente, sólo sabía tratar con Olga, era sencillo sólo tenía que decirle que hacer, pero Helga nunca fue así, siempre cuestiono, reto, incluso burlaba mi autoridad, y aun así tenía un talón de Aquiles: tu hijo; nunca me gusto ver como la personalidad de fiera se transformaba en un gatito cuando de tu niño se trataba, me volvía loco y más no entender el alcance de sus emociones, sinceramente no habría podido lidiar con todo sin la ayuda que ahora tengo.
Milles sonrió con un gesto de empatía, y suspiro –Te mentiría al decir que te entiendo, pero trato de hacerlo. Si de algo te sirve ellos dos son un bien necesario para el otro y eso se refleja en el bien que hacen a los demás, a decir verdad espero que en un futuro se casen.
Bob tosió pasando con trabajos su trago - ¿¡Qué?!- casi grito confundido
-Oh vamos, no es para tanto, como si tu no lo hubieses pensado también- le respondió el rubio con tono burlón –en realidad sería bueno para ellos, su historia sería única, ¿no lo crees?- tras terminar de hablar devolvió su vista a la pareja que ahora reía entre ellos mientras bailaban una canción lenta.
-Quizás tengas razón, pero espero que pase un tiempo, aún no terminan la preparatoria y en verdad deseo ver como la niña logra grandes cosas a futuro- sonrió con orgullo Bob
-Lo hará, ambos lo harán y nosotros podremos fanfarronear aún más por ello- ambos asintieron para después mirarse.
-Salud- dijo Bob
-Salud amigo, salud- respondió un resplandeciente Milles.
Después de meses de bloqueo heme aquí publicando otra vez. Gracias a todos por seguirle dando vida a la historia con sus lecturas, me animan a no ceder ante la nula incapacidad de leer que a veces me acongoja.
Sé que es un capítulo corto sin embargo resalta la amistad que se formó entre Bob y Milles, más adelante mostraré más fragmentos de ella, o si ustedes lo piden puedo darles un capítulo exclusivo entre ellos dos.
ESTÁS LEYENDO
La piel de la memoria
RomanceLa piel es el órgano más sensible del cuerpo humano y capaz de desencadenar las memorias más profundas de un romance. Una serie de one-shots entre Arnold y Helga. [Agradezco a M0nyart (mikosarthouse.) por permitirme usar su arte como parte de la por...