CAPÍTULO 31 PASE LO QUE PASE

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Unos tremendos golpes me despertaron de mi plácido sueño

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Unos tremendos golpes me despertaron de mi plácido sueño. Me

incorporé de un salto. Volví a oír un gemido más fuerte que el anterior,

seguido de otro golpe. Miré a mi izquierda y vi que Marcus

no estaba en la cama. Salté como un resorte, enrollando la sábana a

mi cuerpo. En una acelerada carrera, salí a un pasillo y corrí hasta la

estancia de la cual procedían los ruidos. Era un salón diáfano. Una

figura pasó por delante de mis narices y se estrelló contra el suelo.

Mi boca no pudo articular palabra; me acababa de quedar muda:

mi amiga Pam estaba golpeando a Marcus como si fuera un saco

de boxeo. Este se acababa de encoger sobre sí mismo, a la vez que

intentaba erguirse para responder al ataque. Pam levantó el puño

de nuevo, esta vez en dirección a la cara de Marcus. Este consiguió

esquivarlo pero no pudo evitar que la rodilla de Pam se clavara en su

estómago. Soltó un quejido, doblándose sobre sí mismo.

—Pam —grité—. Para. Le vas a matar.

—¿Qué?, ¿dónde estabas? Este saco de mierda no me ha contestado.

—Será porque no le has dado la posibilidad —dije acercándome a

Marcus, que se encontraba en el suelo algo indispuesto— ¡Marcus!

—dije algo desesperada— ¿Estás bien?

—Gata, apártala de mí. Esa bestia parda me quiere aniquilar —dijo

entre quejidos.

—Maldita sea, Pam. ¿Qué le has hecho?

—¡¿Yo qué?! ¿Que qué le he hecho? Más bien pregúntale qué nos

han hecho ellos. El gilipollas de dentro me ha tenido atada más de

nueve horas. Y cuando iba a rescatarte, este idiota me sale al camino.

Te recuerdo que estos cabrones nos han drogado y secuestrado

¿Cómo quieres que los trate?

—Vale, sí, llevas razón. Pero él es Marcus, Pam —dije desesperada.

—¿Marcus?, ¿tu Marcus? ¿El que te ha roto el corazón?, ¿ese Marcus?

¡Joder! Déjame que le siga dando, Lia. Este desgraciado va a

desear no habernos secuestrado.

—No, Pam —dije intentando protegerlo con mi cuerpo—. Déjale,

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