CAPITULO 6

634 19 0
                                    

- Hasta pronto señorita – me da dos besos.

- Adiós Raúl, – le sonrío – gracias por la comida y por enseñarme tus obras de arte.

- Gracias a ti – me devuelve la sonrisa.

Entra en el coche. Arranca y se va.

Hoy ha sido un día de locos, todo lo que me está pasando es demasiado surrealista. Me pellizco. No, no se trata de ningún sueño. Un chico guapísimo y al que a penas conozco se me ha declarado por decirlo de alguna manera, y a pesar de pensar que se le va la cabeza, me cae muy bien, me ha sacado muchas sonrisas en un periodo diminuto de tiempo y se lo agradezco, gracias a él, el tema de Mario me duele un poco menos.

 Decido entrar en casa.

- ¿Hola? - no recibo respuesta - Oh bien, no hay nadie en casa.

Subo a mi hacitación, me acerco al equipo de música, introduzco el disco de James Arthur y empieza a sonar Impossible. Mientras, me cambio de ropa por una de más cómoda.

- Tell them what I hoped would be impossible, impossible...

Me siento muy identificada con ésta canción, me recuerda tanto a él, me gustaría que nada hubiera acabado, pero fue decisión suya engañarme.

Me acuesto en la cama y cojo el móvil. Tengo un mensaje. Es de Carlota.

<<Cariño, te echo de menos, ¿vienes a visitarme? Te quiero.>>

- Qué mona – digo mientras empiezo a responderle.

<<Sí, ahora mismo voy cielo. Te quiero mucho.>>

Cojo mi bolso y me dirijo hacia el hospital.

De camino me paro en una tienda de chucherías.

- Mmm... esto le gustará – digo mientras cojo fresas.

- Hola Emily

Esa voz me es muy familiar. Me giro. Es Mario. Se me abren los ojos como platos y poco después mi mirada sa apaga.

- ¿Qué quieres? - le digo seriamente.

- Nada, sólo quería saludarte... - dice con la voz entrecortada – te envié un mensaje.

- Ya lo sé.

- No me respondiste...

- No me apetecía.

- Cariño, no me hagas esto, tienes que perdonarme por favor. No veo vida sin ti joder, desde que te alejaste de mí nada ha vuelto a ser lo mismo, te echo tantísimo de menos, quiero que volvamos, te necesito, te necesito a todas horas.

- No puedo Mario, – se me resbalan algunas lágrimas - no puedo olvidar lo sucedido, no me lo hagas más difícil.

- Es difícil porque tú quieres que sea así. Perdoname, no fui consciente, el alcohol me nubló la vista. Princesa, sabes que nunca te haría eso en estado ebrio, he estado contigo siempre apoyándote en todo y lo sabes.

- Lo sé, pero ahora mismo se me hace imposible todo.

- Te daré tiempo, todo el que necesites, pero piénsalo por favor, cuando estés segura de tu decisión, dímela – dice, intentando buscar esperanza en mis ojos.

- No te aseguro nada, adiós Mario – digo entristecida y me voy a pagar.

- Adiós cariño, no olvides que te quiero... - dice mirandome fijamente a los ojos.

Se marcha y pocos segundos después yo también.

Su mirada transmitía una mezcla de angustia y dulzura. Estoy hecha un completo lío ¿por qué me tiene que pasar esto a mí?, le quiero con toda mi alma, pero no puedo pasar por alto lo de Marian.

En el hospital.

TOC, TOC...

- ¡Mi flor!

- ¡Emily! Has tardado mucho en llegar – dice medio enfadada.

- Lo siento, me he parado a comprar un regalito – saco la bolsa de chuches – toma, ¿me perdonas? - pongo cara de pena.

- Uau, ¡eres la mejor!

- Lo sé – me río – también me he enredado porque me encontré a Mario.

- ¿Qué ha pasado? - me dice extrañada.

Le relato lo sucedido y también lo de Raúl.

- Madre mía, parece ser que tienes a dos tíos colados por ti.

- Ya me dirás, un loco al que a penas conozco y otro que me ha engañado.

- Bueno Emily, yo al principio pensé que Mario era un cabrón por lo que te hizo, las cosas como son, pero chica, después de eso y que aún siga dándote la lata y quiera que volváis, parece sincero, pocos chicos hacen eso, y, te recuerdo que iba borracho, Mario ha estado en tu recuperación, en tus bajadas y subidas dándolo todo por ti, creo que se merece una segunda oportunidad.

- Es muy fácil decirlo, y lo sé, ha hecho demasiado por mí, es por eso que todo esto se me está haciendo muy duro.

- Bueno, con el tiempo te irás aclarando cielo, piensa que también está el otro chico.

- La cabeza me va a explotar, enserio, estoy completamente hecha un lío.

- Te entiendo, la situación no es fácil de asumir, pero es lo que hay.

- Cambiemos de tema, ¿tú qué tal todo?

- Bien, bien, todo perfecto – sonríe.

- Genial, estoy muy contenta flor, te mereces lo mejor, ya lo sabes.

- Exagerada que eres – se ríe – ¿y qué pensabas? Soy una luchadora – me guiña un ojo.

- Mi luchadora – la corrijo.

- Eso habrá que discutirse – nos reímos juntas.

Nos pasamos toda la tarde hablando hasta que se hace de noche.

TOC, TOC, TOC...

- Buenas noches señoritas, vengo a informarlas de que el horario de visitas ha terminado, lo siento.

- De acuerdo – le sonrío y vuelvo a girarme hacia Carlota – bueno mi pequeña, llegó la hora de irse.

- Sí... - dice entristecida.

- Nos vemos mañana – me acerco y le doy un beso en la frente – te quiero un montón.

- Y yo, hasta mañana rompecorazones – bromea.

Me despido de la enfermera y me marcho.

En casa...

- ¿Mamá?

- ¡Estoy en el salón!

Me encamino hacia la sala.

- ¿Qué tal te ha ido el día?

- Mucho trabajo, no has venido a comer.

- Ya, lo sé, he ido a comer con Raúl – digo avergonzada.

- Lo sabía, te gusta – sonríe.

- Mentira, sólo lo encuentro divertido, me cae bien - decido no contarle el espectaculo que ha montado.

- Si, si...

- Es verdad – me río.

- Si tú lo dices, por cierto, ¿cómo está Carlota?

- Genial, va mejorando.

- Me alegro, ya queda poco para volver a tenerla en casa, la echo de menos.

- Sí, yo también la echo de menos, demasiado.

- ¿Has cenado?

- Sí – miento.

- ¿Dónde? - frunce el ceño.

- En el hospital, me han invitado.

- Qué bien.

- Bueno mamá, me voy a dormir que mañana tengo instituto – le doy un beso en la mejilla buenas noches.

- Buenas noches cielo.

Lo siento, pero te quieroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora