CAPITULO 8

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- Buenas tardes señorita – dice mientras se aproxima a la otra parte del coche para abrirme la puerta.

- Hola Raúl – le sonrío antes de entrar.

- Un momento, – me para – se saluda con dos besos, ¿no?

- A ti te doy la mano por listo – se la ofrezco, pero la rechaza.

- Anda Emily, no seas así – dice poniendo cara de cachorro.

- En fin – le doy dos besos, quito su mano de la puerta y entro.

- Así me gusta – se ríe y entra en el coche - ¿dónde quieres ir?

- Ah, no sé, has sido tú quien me ha dicho de vernos.

- Bueno, bueno, entonces te llevaré a mi lugar favorito – me quita la mirada.

- Sorpréndeme.

- Te va a encantar – añade orgulloso de si mismo.

- Eso ya veremos – le guiño un ojo y enciendo la radio -. Bien Break free de Ariadna Grande – empiezo a cantar -. <<This is the part when I say I don't want ya, I'm stronger than I've been before...>>.

- ¿Enserio te gusta esto? - me mira con cara de espanto.

- Sí, ¿algún problema? - lo atravieso con la mirada.

- Sí, vaya basura de música – empieza a reírse.

- Envidia.

- Muchísima - me da la razón como a los tontos.

Nos pasamos el resto del viaje sin hablar pero nuestras miradas se cruzan un par de veces.

- Ya estamos – dice muy alegre.

- ¡Pero si es un bosque! - protesto -. ¿Éste es tu lugar favorito?

- Cálmate, aún no hemos llegado, hay que caminar un par de minutos – dice indignado.

- De acuerdo – digo mientras salgo de el coche y él también.

Veinte minutos después llegamos al final del bosque, hay una casa preciosa y un lago gigantesco.

- Raúl, es precioso – digo muy sorprendida.

- Te lo dije – me sonríe, me coge de la mano y me guía hasta la vivienda.

- ¿Es tuya? - digo poniéndome una mano en la boca.

- De mis padres, en vacaciones venimos a pasarlas aquí – confiesa mientras nos adentramos en ella.

- Joder, es un paraíso.

- Ven, te la enseñaré toda – añade sin soltarme de la mano.

- Estoy atónita, enserio – él se ríe.

Me enseña casi todas las habitaciones, son de lujo, sus padres deben tener mucho dinero.

- Y por último, mi habitación – suelta mientras abre la puerta.

- Uau – miro hacia todas partes -. Ésta es la mejor.

El color de la pared es azul verdoso con un tono claro, la cama es de matrimonio con las sábanas a rayas de color blanco y azul marino, tiene una ventana enorme con vistas al lago, un escritorio gigante y encima un corcho con muchas imágenes, parecen ser de viajes realizados. Luego, hay dos puertas.

- ¿A dónde llevan esas aberturas? - pregunto curiosa.

- Una al baño y la otra al armario.

Me las enseña. Todo es espectacular, el baño es enorme y el armario está lleno de ropa, diría que hay dos metros de profundidad.

- ¡Cuánta ropa! - exclamo abriendo mucho los ojos.

- Eso no es nada comparado con todo lo que tienen mis padres – me sonríe-. Bueno señorita, la visita ha terminado, ¿quieres ver una película? - pregunta inseguro.

- ¿Cuál quieres ver?

- Mmm... ¿Malditos vecinos?

- ¿Sobre qué va?

- Ya verás – me guiña un ojo.

Bajamos al salón, yo me acomodo en un sofá mientras él va a preparar palomitas. Observo toda la estancia boquiabierta, si tanto dinero tienen, debería ser fácil que Raúl consiguiera su sueño, qué extraño.

- ¡Listo! - se dirige hacia mí con dos bols tamaño XXL llenos.

- Te has pasado – me río.

- Se van a acabar rápido, créeme – dice con un toque de seriedad.

Deja las palomitas en la mesa, enciende el televisor e introduce el disco en el DVD.

- Ahora sí, todo preparado – se sienta a mi lado y empieza la película.

Dura aproximadamente hora y media. Hora y media llena de risas, miradas entre nosotros y sonrisas.

 - Oh, ha acabado – digo triste - ha sido muy buena.

- Bueno, si quieres vemos otra – sugiere.

- Otro día – me miro la hora –. Mierda, son las siete y media, había quedado con Carlota.

- ¿Quién es Carlota? - pregunta curioso.

- Mi mejor amiga, está ingresada en un hospital.

- ¿Y eso?

- Algún día te lo contaré – le guiño un ojo – ¿me puedes llevar al hospital?

- De acuerdo señorita. Eso no se pregunta – dice mientras empieza a recoger las cosas – ¿lo tienes todo listo?

- Sí.

- Bueno, voy a tirar los bols y nos vamos.

- Perfecto – le sonrío.

- Ahora vengo – dice mientras se encamina hacia la cocina.

Me dirijo a la entrada y a los pocos segundos aparece él. Salimos, cierra la puerta y nos adentramos por segunda vez al bosque, está un poco más oscuro pero aún se ve bien. Llegamos al coche, entramos y arranca.

- ¿Te ha gustado? - me pregunta sonriendo.

- Mucho, – le devuelvo la sonrisa- ¿otro día volveremos?

- Cuando quieras.

- ¡Bien! - me río, parezco una niña pequeña.

Pasamos el resto del trayecto cantando y riéndonos.

- Bueno, ya hemos llegado.

- Sí... - digo con voz triste.

- Nos vemos, otro día entonces.

- Sí... - digo sin saber qué decir.

- Ha llegado la hora de despedirse – me mira fijamente a los ojos, y yo me sonrojo.

Se va aproximando a mí. Tiene sus labios a pocos centímetros de los míos. Siento un cosquilleo en la barriga y el corazón se me va a salir por la boca.

Lo siento, pero te quieroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora