Peter miraba con ansias a que su madre terminara de alistar todo, ellos ya deberían de haber salido a la playa hace diez minutos. Aunque para el pequeño, el tiempo lo ha sentido como si fueran dos horas. Está muy emocionado, no es la primera vez que va y tampoco es que vivan lejos de aquel paraíso, según Peter, pero pronto tendrá que volver a clases y quiere pasar todo el tiempo en el mar. Su mamá le ha contado historias increíbles de cómo ella solía surfear cuando se veía más joven y Peter, encantado, espera algún día poder lograrlo.
Meredith sonrió risueña, llevaba su cabello rubio atado en un moño alto, a pesar de que varios mechones resaltaban y unas gafas oscuras que cubrían sus ojos azules. Solo le faltaba aplicarle un poco de bloqueador a su pequeño.
- La playa no se irá a ningún lado Peter. – Dijo ella mientras se ponía de cuclillas a la altura de su hijo. – Ahora no te muevas...
- ¡No! – Exclamó el infante. – Esa cosa es muy cremosa y se siente raro.
- Peter Jason Quill ¿Acaso quieres tener las mejillas rojas todo el verano? – Sonrió cuando el niño hizo un puchero y negó. – Además, la nariz te dolerá demasiado como la última vez.
De esa forma, un Peter un poco gruñón con el rostro cubierto de blanco y una Meredith tranquila iban de la mano para pasar una tarde en la playa. Meredith era madre y padre para Peter tras el accidente de su marido, sin embargo, Peter encontraba una figura paterna en Yondu, un amigo muy cercano para ella y a quien consideraba un hermano pequeño. Agradecía mucho su ayuda desde el nacimiento de Peter. Ahora su niño, con siete años, demostraba tener la energía que alguna vez caracterizó a J'son y su curiosidad por diferentes temas. Aunque también tenía la costumbre de aburrirse bastante rápido.
Ambos vivían en una pequeña casa en la costa del país, al sur de Florida. Meredith tenía un empleo en uno de los restaurantes del puerto y aprovechaba de esa forma de cuidar de Peter en los días que este no tenía clases. Gracias a ello, Peter había desarrollado un impresionante amor por el océano a su corta edad, influenciado también por las veces que Yondu y otras amistades lo llevaban a pescar o simplemente a observarlos surfear. A veces Peter llegaba emocionado contándole a su madre todo lo que había hecho; otras, estaba feliz por haber recolectado conchas marinas y una vez la asustó al sacar un cangrejo de su balde de playa.
En fin, a Peter le encantaba e impresionaba el océano. Meredith no dudaba que, si su hijo quisiera, empezaría pronto a practicar surf. Que decir, era uno de los temores de Meredith, como madre quiere lo mejor para él, pero sabe lo traicionero que puede ser el océano y sus olas. Por ello solo esperaría hasta una edad prudente en que ella o Yondu le enseñaran. La misma advertencia le había dado al pelirrojo.
- ¡El agua está verde! – Exclamó Peter ni bien llegaron. Meredith no pudo evitar reír. Debido a unas historias que le contaron a su hijo, y por el brillo que a veces reflejaban las algas en la superficie del mar, Peter asociaba el color verde con el mar. - ¿Puedo entrar a nadar?
- Solo en la orilla cariño, sabes que mami aún no puede entrar tanto al océano para acompañarte. –
Peter asintió. Meredith había sido operada meses atrás de un tumor, por suerte benigno, y aún estaba en tratamiento. Lo bueno era que su niño se conformaba sentado en la arena y recibiendo el agua en sus pequeñas piernas. Meredith comenzó instalando una toalla y Peter ya había tomado su balde favorito y una pala para ver que podía encontrar. Necesitaba más cosas para su colección y "contar y mostrar" que le esperaba el siguiente año en la escuela.
- No te alejes mucho cariño. –
- Sí mamá. –
Lastimosamente, Peter tiende a olvidar parte de lo que le dicen minutos atrás.
Estuvo a la vista de su madre casi toda la tarde en lo que caminaba hasta la orilla del mar y disfrutaba del agua fría entre sus piernas. Se divertía tomando un poco con sus manos y lanzándola al aire para salpicar. Al ser día de semana no había mucho público y para suerte de Meredith, había logrado cubrir su turno en la noche en que Yondu llegaría para cuidar del menor. Sin embargo, Peter comenzó a seguir a un cangrejo ermitaño que no se dio cuenta que llegó hasta unas rocas que formaban como un camino dentro al océano.
Se sintió fascinado cuando encontró un charco a cierta profundidad con diferentes conchas y almejas entre la arena.
Lo que Peter no sabía era que estaba siendo observado. Más al fondo, entre unas rocas, unos ojos curiosos lo miraban atento. No era la primera vez que lo veía en la playa, pero esta vez había llegado hasta las rocas, su escondite. El extraño se dio cuenta que el otro niño recogía las conchitas y las ponía en un recipiente raro. Respiró hondo y avanzó, si su mejor amigo le descubriera, le gritaría. Se acercó mientras bordeaba las rocas, de modo que quedó detrás del niño. Tenía una caracola rojiza y brillante que había encontrado ayer, en verdad esperaba que le gustase.
Dejo la caracola sobre una roca, luego tomó un pequeño percebe y lo lanzó en la cabeza de Peter para llamar su atención. Cuando Peter volteó solo escuchó el chapoteo del mar y, si no fuera porque ya atardecía, juraría haber visto una cola como de pescado bastante grande. No se cuestionó nada al ver la caracola ¡Era lo más hermoso que había visto nunca! Claro, después de su mami.
Lo tomó con cuidado entre sus manos y la admiró con ojos brillosos. Le encantaba y la cuidaría por siempre. Miró a diferentes lados y se preguntó por un instante cómo no lo había visto al llegar, pero todas sus dudas desaparecieron cuando escuchó que su madre le llamaba. Colocó la caracola con cuidado en su balde y, una vez que volvió hasta la arena, fue hasta ella corriendo para contarle de su descubrimiento. Meredith trató de calmar su angustia al no encontrarlo para ver por qué su hijo estaba tan feliz.
Mientras que, en las rocas, un pequeño tritón, feliz y sonrojado, veía como el niño hablaba emocionado de su nueva caracola.
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¡Espero les haya gustado!
Ha pasado mucho desde que publicaba alguna historia, y honestamente no sé que tal habrá quedado este pequeño primer capítulo. Me gusta iniciar siempre con una razón detrás de cada personaje y he aquí Peter, el siguiente capítulo será ya con mi bb Scott.
Esto va dedicado principalmete a ItoFuyo, quien es por su página que me he enamorado más del Star-Ant ¡Felicidades por los 1500 seguidores en Fb!
Ya tenía el segundo capítulo listo, así que los leo en la siguiente parte.
Ciao~
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¡Verdes como el mar!
FanfictionHay secretos que el mar resguarda, pero hay vidas que merecen ser encontradas. Peter tiene una fascinación increible por el mar y un día un par de ojos hacen que su interés incremente mucho más. Scott solo quería ser bueno, pero Clint muchas veces l...