0: Prologe 🦆

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En lo profundo del Reino Stray, donde los misteriosos bosques se me hacían con un encanto ancestral y las montañas susurraban leyendas de tiempos olvidados, vivía un príncipe llamado Hwang Hyunjin. Su linaje real era sostenido no sólo por la corona que ostentaba con gracia, sino por su carisma que podía derretir los corazones más fríos, su nobleza que inspiraba respeto y la calidez del amor que emanaba de su corazón bondadoso. En todo el Reino, no había quien no conociera su nombre y quien no deseara tener su presencia iluminando sus vidas.

Pero como a menudo sucede en los cuentos que te deja la vida, el destino tenía preparada una sorpresa que trascendería la comprensión humana. Una noche, cuando la luna llena colgaba en el cielo como un faro plateado, un mago oscuro, enredado en los pliegues retorcidos de su propia envidia, desató un conjuro que sacudió los cimientos del reino. Con palabras cargadas de malicia y gestos impíos, transformó el príncipe en algo que nadie podría haber imaginado: un pequeño patito de plumaje dorado y ojos que reflejaban la pena de un reino robado.

El mago malicioso, con su sonrisa siniestra y mirada triunfante, había logrado lo impensable: arrebatarle a Hyunjin su apariencia real y su voz regia. Su plan era simple y retorcido a la vez. Se infiltraría en el palacio, usurparía el trono y sumaría al verdadero príncipe en el olvido eterno, manteniéndolo como un simple patito, lejos de la mirada del mundo.

Y así, cuando el sol salió sobre el reino al día siguiente, todo había cambiado. El patito. que una vez fue un príncipe resplandeciente, ahora era sólo un ser vulnerable, perdido en un mundo que no podía entender. Sin embargo, los muros del palacio no pudieron contener todo el amor, la esperanza y la magia que Hyunjin había sembrado a lo largo de los años. Esa aura resistió el conjuro oscuro y dirigió los pasos del patito hacia un destino que le aguardaba, una historia que estaba a punto de desplegarse con hilos del amor, la adversidad y la redención tejidos en su núcleo.

❜ ⌗. . . . . . . . . ⌗ ❜

–Listo, ahora ve a dormir que mañana tenemos que ir al pueblo por regalos para tus primos —dijo la mujer mayor, arropando al infante pecoso, que hacía pucheros inconformes.

–Pero, abuelita, no podré dormir con la intriga de no saber qué ocurrió con el patito Hyunjin —sostuvo la mano de su abuela mientras le hacía una carita tierna, intentando persuadir para que se quedara un poco más y le contaron que ocurrió después.

La abuela lo miraba con ternura, acariciando la mejilla del niño con su mano arrugada por el tiempo. Los ojos del pequeño brillaban con curiosidad y emoción, deseosos de conocer el desenlace de la historia.

–Está bien, te contaré algo más de esta historia, pero con una condición —tocó con la punta de su dedo la nariz del pequeño, provocando comezón que hizo que el niño moviera la nariz como un pequeño conejo.

–¿Qué cosa? —el niño se sentó en la cama, apartando las sábanas a su cuerpo, lleno de entusiasmo.

–Debes irte a dormir cuando termine, ¿entendido? Si no lo haces, no volveré a contarte cuentos para dormir. ¿Promesa? —la mujer mostró su dedo meñique alzado, y enseguida el niño, sin dudarlo, enredó su propio meñique con el de su abuela, sellando así la promesa con un gesto de complicidad.

La abuela admirando la pureza y la sinceridad del pequeño.

–Promesa —confirmó el niño con determinación en su voz.

La abuela continuó con su relato, sumergiendo al niño aún más en el mundo de la historia. Las palabras fluían como una melodía encantada, y el pequeño se dejaba llevar por ellas, imaginando cada escena, cada personaje y cada emoción.

Finalmente, la abuela concluyó la parte de la historia que estaba compartiendo esa noche.

–Y así mi querido es como la historia de el patito Hyunjin, y su amigo Felix, el granjero de noble corazón, continuaron desarrollándose en un camino lleno de misterios de aventura.

El niño mantuvo sus ojos cerrados un momento, saboreando el final de la historia en su mente. Luego, los abrió con entusiasmo y miró a su abuela.

–Me alegra que te haya gustado, mi amor. Ahora, dulces sueños, y mañana podrás escuchar más sobre las emocionantes aventuras del patito y Felix.

El niño se acomodó en su cama, llena de satisfacción y sueños de patitos y granjeros en su mente. Mientras la abuela se levantaba para pagar la luz, sus ojos se cruzaron en un entendimiento silencioso y amoroso.

 Mientras la abuela se levantaba para pagar la luz, sus ojos se cruzaron en un entendimiento silencioso y amoroso

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𝑬𝒍 𝒑𝒂𝒕𝒊𝒕𝒐 𝒓𝒆𝒂𝒍 🦆 𝑯𝒚𝒖𝒏𝒍𝒊𝒙Donde viven las historias. Descúbrelo ahora