Capítulo 15. Loca cita triple.

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JOE:

Al fin se habían ido. Observé sonriente como Nicholas salía de entre los arbustos tapando con su mano la boca del muñeco, prácticamente ahogándolo, en caso de que un robot necesite respirar.

—¿No crees que en caso que el bebe quiera llorar tiene un parlante o algo? No es como si fuera un bebe de verdad que no llora si le tapas la boca. El sonido debe salir por otro lado.

—Cállate ya. —Me dirigió una mirada asesina —Mel espera en el auto, como lo prometí te la traje engañada, ella cree que vamos a comer pizza o algo. Es algo que normalmente hacemos, solo que no sabe qué vas tú, de lo contrario no hubiera venido.

—Aún no puedo creer que me hayas mentido sobre tu cita con Mel, debí haber adivinado que ella no vería nada en ti, pero como un estúpido creí que ustedes eran más que amigos —tomé mi abrigo —Claro que nunca podría resistirse a esto —Me señale completo —Jamás me cambiaría por eso.

Nick soltó un bufido cuando lo señalé.

—A veces me sorprende lo grande que es tu ego. ¿Por qué no dejas de hablar y me dices hacia dónde van? —Me miró asesinamente cuando no respondí —¿No sabes a donde van no es cierto?

—Sí que lo sé. Chace es mi mejor amigo, no te olvides, puedo sacarle cualquier tipo de información. Pero estoy pensando en cambiarme de bando. Al fin y al cabo, tú me debes muchas.

Nick rodo los ojos con un gesto exasperado.

—Mira, primero que todo, en mi auto espera la chica que quieres invitar a salir, que ha venido hasta aquí engañada y hoy por fin vas a tener una cita con ella, gracias a mí, pero todo a cambio que me digas a dónde va a llevar Chace a Jane, así de simple. Ahora, si te quieres olvidar de todo esto, me voy con Mel y la llevo a comer la pizza que le prometí.

—¿Y qué haces con el robot? — pregunté con una ceja alzada. Divertido a saber que por dentro no estaba tan sereno como lo aparentaba por fuera, él necesitaba urgentemente una venganza contra Jane, y su única opción es obviamente pedirme ayuda.

—¡No lo sé! ¡Demonios Joseph! Solo te digo… —Se acercó con aire amenazador.

—No pareces muy amenazante con un bebe en la mano.

Me fulminó con la mirada.

—Solo te digo. — repitió haciendo caso omiso de mi burla —Que Evan por fin iba a armarse de valor e iba a invitar a Liz a salir, si mal no recuerdo tú tienes una apuesta con él ¿No? —Sonrió con ironía —Bueno, pues creo que te está ganando, amigo.

Maldito infeliz. Sonreí perspicaz.

—Touché.

En cuanto nos dirigíamos al auto, una cabellera hermosamente rubia se distinguió en la oscuridad. Era Riley. ¡Y vaya si estaba hermosa! Venía refunfuñando y tenía el muñeco colgando de una mano. Su cabello rubio se ondeaba por la brisa propia a las siete de la noche, y sus pantalones pitillo blanco le daban un aire estilizado, sin mencionar que no llevaba las gafas. Era realmente linda. Nick y yo nos miramos extrañados.

—Sabía que los encontraría acá chicos, no puedo lidiar con este monstruo un día más ¡Casi pierdo mi trabajo en el intento!

—¿Trabajas? —Preguntamos Nick y yo al unísono.

—Si, en un café cerca de mi casa, van muchos chicos universitarios, y hoy, ya que es viernes, me tocaba el turno de la tarde, y hubiera recibido algo más de dinero si pudiera haber cogido el turno de la noche también. ¡Pero claro! Tenía que lidiar con este pequeño adefesio que lloró toda la tarde y no me dejó trabajar; hasta el punto tal que mi tío, quien es el dueño del café ¡Me sacó! Y me dijo que fuera a cuidar a mi muñeco, que no se lo aguantaba. Así que no perdamos el tiempo, vamos a buscar a ese imbécil de Chace y le voy a entregar este puñetero muñeco, que resulta demasiado cansino para mí.

Prohibido EnamorarseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora