El último día de la semana. Camila necesitaba un café aquella mañana para conseguir acabar el día de buena manera, así que se dirigió a la sala de descanso del piso y se preparó un café bien cargado. Mientras ponía con concentración el azúcar en su bebida Dinah apareció casi pisándole los talones tal y como hacía cada mañana al poner un pie en el edificio. La rubia se detuvo junto a ella y se le quedó viendo fijamente por algunos segundos.
-¿Tengo algo en la cara o qué?.- Preguntó la morena soltando una risa ligera.
-No, es solo.....- Dinah le veía con los ojos entrecerrados- ¿No tienes nada que decirme?
-No.- Respondió de inmediato la castaña tratando de sonar convincente pues su amiga le conocía muy bien y estaba casi segura de que podía leer sus pensamientos de vez en cuando.
-Te ves....distinta.
-Creo que estás exagerando.- Dijo Camila caminando fuera de la sala con su café en mano.
-Estás huyendo de mí.- Acusó la más alta a sus espaldas.
-Claro que no.- Discutió de inmediato caminando aún más de prisa hasta su lugar de trabajo.
-Camila Cabello.
La castaña se giró a ver a su amiga con inocencia y ésta continuó dándole aquella mirada que la acusaba de algo. Camila soltó un suspiro y dando una rápida mirada a todo y todos a su alrededor, tomó asiento en su lugar preparándose para hablar. Al notar sus acciones, Dinah se le acercó de inmediato dispuesta a oír con claridad lo que su amiga tenía para decir.
-Lauren estuve en el restaurante un par de días atrás.- Reveló por lo bajo.
-Continua.- Dijo la rubia con cautela.
-Y me ha preguntado para salir otra vez.
-¿Y tú has dicho que.....?.- No terminó la pregunta esperando a que su amiga la completase contando así el fin del asunto.
-Sí.- Murmuró Camila de manera casi inaudible y dándose la vuelta en su silla dejando la mirada acusadora de su amiga recaer sobre su espalda.
-Un segundo, ¿Qué has dicho? Temo que no pude escucharte.- Dinah si que sabía cómo fastidiarla muy bien.
-He accedido a salir con ella otra vez.- Esta vez respondió de manera más clara y Dinah puso un grito en el cielo llamando la atención- Shh.
-Lo siento. Es que esto es fantástico, Mila.
-Ni te emociones, no me aprovecharé de ello.- Aseguró de inmediato- Es más, voy a comentarle el mal entendido de la primera vez y le diré mi propósito. Entonces, voy a pedirle una entrevista de la manera correcta y se la daré a Ágatha.
-Bien, como tú quieras.- La rubia levantó las manos sin decir nada más- Tienes una cita.
-No una cita.
-Ajá, y yo soy la hermana perdida de Beyoncé.- Comentó con gracia la más alta antes de desaparecer.
Camila sólo rodó los ojos y continuó con su tranquila mañana acompañada del café que se había preparado. El día transcurrió más lento de lo que le hubiese gustado pero al fin llegó el momento en que podía ir a casa. Debía recoger a Cat en la guardería, lo hacía cada que podía tomarse el tiempo y eso a la pequeña le fascinaba. Con tan solo plantarse en la entrada de salón que su hija frecuentaba, la niña parecía sentir su presencia pues siempre se giraba en el momento exacto sonriendo ampliamente antes de correr en su dirección.
-¿Has tenido un gran día hoy?.- Preguntó la castaña mientras ponía un poco de shampoo en sus manos para luego ponerlo en el húmedo cabello de su hija.
-Sí.- Respondió Cat más concentrada en los juguetes que tenía dentro del agua- Hemos hecho figuras con palitos y plastilina pero Max se metió un fosoforo en la nariz.
-Fósforo.- Corrigió la castaña mordiéndose el labio inferior para no reír- ¿De verdad?.- Preguntó después fingiendo asombro.
-Ajá.- La niña asintió- Él siempre pone cosas en su nariz.- Concluyó la pequeña arrugando su nariz en muestra de desagrado.
-Bueno, eso es extraño y peligroso.- Murmuró Camila mientras con cuidado quitaba los restos de shampoo y jabón del cabello y cuerpo de su hija luego de asegurarse de que el agua se encontraba en la temperatura perfecta.
-¿Qué tal si pongo una semilla en mi nariz, mami? ¿Crees que salga un árbol?.- Preguntó con curiosidad pero muy seriamente, Cat.
-Me temo que no, cariño.
-¿Por qué no?.- Frunció el ceño ante la negativa de su madre.
-Pues porque yo ya lo intenté.- Dijo como si de un secreto se tratase- Y nada pasó.- Se encogió de hombros restándole importancia.
-Eso es triste.- Camila rió frente a la actitud de su hija.
-Bien, hora de la parte que odias de darte un baño.- Cat hizo un puchero- Hay que salir.- La morena la vio mostrándole la toalla con cocodrilos dibujados en ella.
-Eso no es muy divertido.- Susurró por lo bajo la pequeña.
Una hora más tarde, Cat estaba completamente limpia viendo caricaturas en la sala mientras Camila se preparaba para su salida con la jugadora de hockey.
-Siento estar pidiéndote esto de nuevo.- Se disculpó la castaña haciendo una mueca.
-¿Cuántas veces voy a tener que decirte que mereces divertirte un poco? Y yo estoy encantado de cuidar a Cat si es necesario.
-Aún así, siento que no debería.
Beltrán hizo una mueca y estaba a punto de reprenderla otra vez pero llamaron a la puerta principal y la castaña se apresuró a acudir al llamado. Del otro lado, el mismo hombre alto y robusto que había estado en compañía de la ojiverde en el restaurante, yacía de pie con su impecable traje negro. Camila de le quedó viendo fijamente por un par de segundos antes de que él carraspease para dirigirse a ella.
-Buenas noches señorita Cabello, estoy aquí de parte Lauren Jauregui, me ha enviado a recogerla.- Fue lo que dijo con voz grave.
-Ella no me lo dijo.
-Bueno, ella olvida hacer muchas cosas que debería.- Comentó el hombre haciéndole gracia a la morena.
-De acuerdo, solo....cinco minutos.- Rocky asintió cual máquina y se dio o media vuelta dispuesta a esperar junto al coche aparcado junto a la acera.
La morena en tanto, volvió al interior de la casa caminando hasta la sala en donde su abuelo estaba sentado en el sillón con Cat casi por completo sobre él mientras ambos veían las caricaturas de ella. La niña tenía el pulgar en la boca, eso era señal de que estaba cansada y seguramente caería rendida después de cenar.
-Ya me voy.- Anunció la castaña caminando hacia ambos- Cat, ¿Le das un beso a mamá?.- La pequeña de inmediato hizo lo que su madre le pedía- Te amo.
-Te amo.
-Pasa una buena noche, nosotros estaremos bien.- Dijo su abuela y ella asintió besando su mejilla.
En poco tiempo, Camila se encontraba dentro de un auto en compañía de aquel hombre que aparentemente trabajaba para la jugadora de hockey sin tener idea de a dónde se dirigían exactamente. Su mirada y expresión cargadas de intriga fueron atrapadas por los ojos de Rocky a través del retrovisor en más de una oportunidad pero ninguno de los dos dijo nada hasta que ella se atrevió a preguntar.
-¿A dónde vamos exactamente?.- Rocky la miro por breves segundos a través del espejo y sonrió de medio lado.
-Ya lo verá.- Dijo.
Lauren le había prometido discreción, y lo había conseguido.
***
Es corto lo sé, pero es mejor que nada ¿no?
P.D: Como siempre disculpen los errores gramaticales y ortográficos.