-Dices que no ha contestado a tus mensajes ni llamadas. Tampoco se comunicó contigo por lo de la edición de la entrevista.- Enumeró Rocky desde su lugar tras el volante- Entonces, ¿Qué te hace pensar que esto es una buena idea?
-Perfecto, ya estoy bastante insegura y tú le pones más leña al fuego. Gracias Rocky.- Dijo con ironía la ojiverde soltando un bufido.
-Lo siento.- Se disculpó el jefe de seguridad- Pero necesitaba preguntártelo. Además, has dicho que ni Ally ni tu hermana están de acuerdo, ¿Se trata de un acto de rebeldía o algo parecido?
-¿Me estás jodiendo? Eso es lo que menos me importa en este momento.- Aseguró Lauren- Sabía que tenía que conducir yo misma.
-No exageres. Cumplo con ayudarte.
Al tercer día luego de que Camila no diera señales de vida, al menos para ella. Lauren había decidido impulsivamente hacerle una visita. Es que necesitaba verla para saber qué sucedía exactamente, si ella estaba enfadada o si creía rotundamente que el beso había sido un error o hasta, si por alguna razón, tenía miedo. Cualquier cosa. Necesitaba hablar con ella al respecto o terminaría volviéndose loca, dañándose durante los duros entrenamientos por no poder mantener la concentración. El auto se detuvo justo en frente de la casa de la morena, mientras Lauren seguía cuestionándose si aquella era una buena idea. Probablemente no.
-¿Vas a salir del auto o no?
-No me presiones.- Gruñó dándole una mirada fulminante al hombre a través del retrovisor.
Rocky contuvo sus ganas de reír, era divertido verla así.
-Aún no es tarde para arrepentirse, ya sabes, puedo sólo dar la vuelta.- Lauren soltó un suspiro y negó.
-Aquí voy.
Al interior de la casa, Camila yacía recostada en el sofá de la sala con Cat casi sobre ella mientras veían una película. La morena había dejado el trabajo más temprano de lo habitual y se propuso disfrutar de su tarde libre junto a su hija. Luego de que Cat perdiera todas sus energías haciéndola correr por toda la casa con un sin fin de actividades, las cuales por supuesto disfrutó, Camila había conseguido convencerla de ver una película y así ambas tuvieron su minuto de descanso. Alguien llamó a la puerta principal y la castaña frunció el ceño, aún era temprano para que Beltrán regresara a casa.
-¿Quién crees que sea Cat?.- Preguntó apartando con cuidado a la niña para ponerse de pie. Cat se encogió de hombros hipnotizada con la televisión y su dedo pulgar en la boca- Ese dedo, fuera de la boca.
Camila caminó hasta el recibidor y desde luego se sorprendió al ver a Lauren Jauregui del otro lado de la puerta. La ojiverde le sonrió de medio lado manteniendo las manos en sus bolsillos y luciendo un tanto vacilante.
-¿Lauren?
-Hola.- Saludó la jugadora sin dejar la sonrisa.
-¿Qué...haces aquí?
Camila seguía desconcertada, no se esperaba la visita para nada.
-Yo...tenía que decirte que he leído lo que escribiste. Es...excelente, puedes publicarlo.- La pelinegra desvío la mirada y carraspeó ligeramente- Además, necesito hablar contigo respecto a...
-¡Mamá!
Una voz desde el interior de la casa llamó la atención de ambas y en segundos Cat apareció tras las piernas de la morena.
-Hola.- Lauren le saludo tratando de verse amigable, pero la niña se mantuvo oculta tras las piernas de su madre un poco tímida.
-¿No saludas gatito?