"El favor" - Chris Pratt. 2/2

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– ¡Despierta! ¡Vamos Megan! – Podía escuchar su voz llamándome, abrí los ojos para encontrarme con la vista borrosa – Eso, eso – el auto se llenaba de agua lentamente, a través del vidrio podía ver cómo comenzaba a sumirnos en la inmensidad del lago.

– Oh mierda – Me llevé las manos a la cabeza sintiendo que todo me daba vueltas había sangre en mi frente – Peter, nos estamos hundiendo.

– Lo sé, cariño – Respondió rápidamente moviéndose hacia atrás para sacar el bolso por encima de los asientos – Escúchame, no tenemos mucho tiempo, cuando el auto se llene de agua romperé el parabrisas y saldremos, será peligroso.

– ¿Es Bob?

– No creo que sea Bob – Respondió colocándose las asas del bolso como una mochila – Son los que quieren llevarse el producto de Bob – Asentí compulsivamente sintiendo escalofríos al verlo revisar un arma que sacaba de su pantalón, abrió la guantera entregándome otra.

– Peter.

– Sabes usarla tú mamá nos enseñó en el centro de tiro – Me interrumpió levantándome la chaqueta para dejarla en la parte trasera de mi jeans, me tomó las mejillas mientras todo se hundía – ¿recuerdas lo que dijo Bob?

– ¿Qué Peter?

– Que estaba enamorado de ti en la secundaria – Asentí nerviosa – es verdad – Sonrió – siempre ha sido verdad – mantuvo su mirada en mí, besó suavemente mi boca – Toma aire.

Obedecí, la cabina se hundió y el coche tocó el fondo del lago; tomó la punta del cinturón en su mano diestra para golpear el ventanal, tomando mi mano nadamos a la superficie hasta quedar escondidos debajo del puente.

– Tenemos que salir ahora de aquí – las linternas iluminaban hacia abajo, seguí a Peter, quién, como si fuera un experto se movía contra pared del puente sosteniendo el arma que apuntaba al piso. Se giró a verme – quiero que te metas al bosque, llega a ese árbol y estando allí cúbreme.

Me restregué el rostro tomando aire profundamente me saqué el arma para verificar que todo estuviera en orden, Peter asintió con la cabeza y corrí rápidamente escabulléndome para quedar detrás del grueso tronco por cuyo borde me asomé observando al grupo de cinco hombres mirando hacia abajo desde el puente; segundos después mi compañero corría hacia mí para meternos en el bosque.

Aún nos faltaba hora y media para llegar a destino.

Temblaba de frío, el vaho escapaba de mi boca y sentía la piel congelada por la ropa mojada pegándose a mi piel me detuve cuando Peter lo hizo a un par de metros por delante, habíamos avanzado lo suficiente como para dejar atrás el lago y por consecuencia a nuestros perseguidores.

Dejó caer el bolso al suelo quitándose la chaqueta y la camiseta que estrujó mientras yo abría el cierre de mi mochila impermeable, coincidencia o no, desde que mis hijos habían nacido siempre traía una muda de ropa metida adentro de una bolsa, comencé a quitarme la ropa mientras temblaba convulsivamente.

La brisa del viento era mucho más helada y erizó mi piel; me quité la chaqueta, la blusa y el brasier blanco quedando con el torso completamente desnudo mientras me inclinaba para sacar la ropa enrollada en la bolsa.

– ¿Qué pasa? – Cuestioné levantando la mirada para ver a Peter frente a mí, quitándose los jeans – ¿Traes ropa en ese bolso? – asintió.

– Es mi ropa del gimnasio – Respondió mientras me coloqué el crop top negro con un murciélago estampado, Peter bajó la mirada fingiendo que no veía mis pechos, no habría sido la primera vez.

– ¿Qué haremos ahora? – Me senté en el suelo quitándome las botas, calcetines, y jeans para tocar mi ropa interior húmeda, quitándomela.

Jamás llevaba otra muda de ropa interior ¿Por qué lo haría? Desenrollé el jeans deslizándolo dificultosamente por la piel húmeda.

One shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora