One shots

"She Run" - StarLord 1/1

Me desperté al escuchar el ruido en la habitación, la chica se vestía en la oscuridad buscando a tientas en el suelo su ropa y lanzando la mía a sus espaldas, me senté en la cama encendiendo la luz, sonriendo divertido al verla torciendo una mueca al ser descubierta.

– ¿Qué sucede? – Sonrió mordiéndose el labio inferior mientras se colocaba la camiseta permitiéndome ver nuevamente los pechos redondos y pálidos. Gracias por eso.

– Mira... – Se movió subiendo los jeans por sus caderas colocándose calcetines y botas – ¿Cómo te llamabas?

– Peter – Respondí tomando mis boxers del suelo para colocármelos.

– Estuvo todo bien pero, ya tengo que irme...

– ¿De qué hablas? ¿Esta no es tu nave? – Se congeló observándome mientras dejaba caer la cabeza a un lado negó suavemente haciendo que me apresurara a vestirme.

– Si no es tu nave ¿de quién es entonces?

– Yo solo te seguí.

– Yo te seguí a ti.

Recogió nuestras chaquetas del suelo y la puerta del cuarto se abrió.

Dos segundos después estábamos afuera de la nave revolcados en el barro de Contraxia, ella se quedó allí tendida con una sonrisa resignada.

– ¿Qué demonios pasó? – Pregunté sentándome en el barro para observarla sentarse junto a mí – ¿Por qué estabas yéndote?

– Bueno, ya me había ido antes – Alzó las cejas observándome traviesamente haciendo que la recordara gimiendo en mi oído y arañando mi espalda.

– Eso lo sé – Me levanté estirándole una mano para ayudarla a levantarse – ¿Y?

– Sonará ególatra pero solo era sexo y no quería que se confundieran las cosas por la mañana y todo eso – Me reí viendo la hermosa constelación de pecas salpicadas por todo su pálido rostro, quizás tenía razón, era la clase de rostro del que se podía enamorar fácilmente.

– Entonces estamos en el mismo camino – Se acomodó la chaqueta negra, sucia, y mojada; probablemente era una de esas chicas que se quedan en la calle, comen cuando pueden y duermen cuando logran enredar a algún idiota como yo, ahora que la veía fuera del calor de la excitación sentía algo de lástima, era muy delgada, con la cabeza repleta de dreadlocks coloreados de verde neón – aclarado eso qué tal si te invito a mi nave, mi verdadera nave.

– ¿A qué?

– Acabamos de quedar llenos de barro y mierda, una ducha no me vendría mal – Lo pensó un par de segundos asintiendo con la cabeza para caminar junto a mí mientras hablaba animadamente se cientos de cosas que parecían mentira.

La bañera del baño privado en mi habitación casi nunca era usada pero la situación lo ameritaba, la vi desnudarse despreocupadamente frente al espejo de cuerpo completo que abarcaba toda la pared.