"La niña de Yondu" - StarLord 1/3

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Yondu silbaba despacito con las botas arriba de la mesa mientras calentaba una botella de cerveza en su mano derecha, la flecha bailaba en el aire dejando una estela roja a su paso, me encantaba verlo hacer aquello, la magia del sonido hipnótico q...

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Yondu silbaba despacito con las botas arriba de la mesa mientras calentaba una botella de cerveza en su mano derecha, la flecha bailaba en el aire dejando una estela roja a su paso, me encantaba verlo hacer aquello, la magia del sonido hipnótico que salía de su boca era fabulosa, cada vez que lo oía me quedaba escondida en silencio escuchándolo, estiró la mano agarrando la flecha para observarme atentamente.

– ¿Qué pasa niña? – Cuestionó dándole un trago a su cerveza.

– Me gusta escucharte – Respondí con el libro abierto en las manos, puedo ver la sonrisa en la comisura de su boca, Yondu es un tipo duro, pero no conmigo, él me adora, soy su niña, la única capaz de derretir el frío corazón de un centurión curtido por la aventuras frías de vidas pasadas.

– ¿Qué estás leyendo?

– Nada probablemente – Respondí viendo la portada del libro para lanzarlo sobre la mesa – Sabes que no me gusta leer.

– No tienes remedio, niña – Se rió volviendo a beber para observar a la puerta cuando Kraglin entró en la habitación – ¿acaso no tocas?

– Lo encontramos...

– ¿Peter?

– Está en la Milano, muy cerca de aquí – Yondu dio un golpe a la mesa levantándose de un solo salto para lanzar una carcajada.

– Al fin encontramos a ese maldito niño ingrato – Me asomé por el borde de la puerta para ver al primer oficial que me sonrió.

– ¿Peter Quill?

– Ajá...

– Ay, que drama.

– Hasta que encontramos a tu hermano – Anunció Yondu colocándose el abrigo.

– Yo no tengo hermanos.

– Si ambos son hijos míos entonces son hermanos – Se alejó gritando por el pasillo mientras Kraglin me observaba encogiéndose de hombros.

– Habrá todo un drama aquí hoy.

– De seguro que sí – Me respondió restregándose la frente cuando dejé mi mano sobre su hombro.

– Estaré en mi camarote.

– Claro, señora – Le di un codazo pasando junto a él para bajar las escaleras de la enorme nave hasta encontrar a tientas mi puerta, ya que el pasillo no tenía luces.

Yondu Udonta era algo así como un pirata espacial, me había recogido hace diez años atrás cuando habían interceptado la nave en la que yo iba secuestrada para tráfico sexual, en aquel entonces su adorado Peter ya había escapado dejando a Yondu con el corazón destrozado y fingiendo que todo aquel dolor era coraje e ira.

Estabilicé la movilidad de mi camarote cuando los láser de la nave que atacábamos comenzaron a caer en nuestro acorazado, bufé acercándome al espejo para ver las pecas en mi rostro mientras me amarraba el cabello.

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