❝THE BEGGINING❞ ˢᵗʳᵃᶰᵍᵉʳ ᵗʰᶤᶰᵍˢ

⇢ 02

   Estábamos cenando, cuando Mike comenzó a hablar frustrado.

—Deberíamos estar afuera. Deberíamos de estar ayudando —decía como por cuarta vez.

Ayer, cuando los amigos de mi hermano se fueron, desapareció uno de ellos, Will, ese pequeño era un amor, y no puedo evitar sentir una opresión en el pecho al saber que le pudo haber pasado.

—Ya hablamos de esto, Mike —murmuro mi madre—. El jefe dijo... —

—¡No me importa lo que dijo el jefe! —la interrumpió.

—¡Michael! —lo regaño.

—Hay que hacer algo. Will podría estar en peligro —trato de convencerla.

—Más razones para quedarte.

—¡Mamá! —se quejó.

—Asunto terminado —sentenció mirandonos a todos.

Yo mire incómoda a Mike.

—Entonces... Barb y yo vamos a estudiar en su casa esta noche —comenzó a hablar Nancy—, ¿todo bien?

—No, no está bien.

—¿Qué? ¿Por qué no? —otra pelea en una sola noche, fantástico.

—¿Por qué crees? —mi mamá comenzó a enojarse—, ¿Qué estoy hablando en chino? ¿O qué? Hasta que sepamos que Will esta bien, nadie sale.

—Esto es una estupidez —mi hermana se enojo demasiado.

A la princesita le prohibieron algo, oh oh, que triste.

—Vocabulario, Nancy —la calle.

—¿Asi qué estamos en arresto domiciliario? —se indignó—, ¿solo por que el amigo de Mike se perdió en el bosque?

—¿Que te pasa? Eres un monstruo —la fulmine con la mirada.

—Nancy, quiero que te retractes —habló mi madre con voz autoritaria.

—¡Claro que no!

—Ella solo esta enojada porque quiere estar con Steve —murmuro Mike.

—Si, y como no la dejan ir a su nido de amor, se mete con Mike, y oh, Nancy, ni siquiera te atrevas a decirle algo como eso nuevamente, porque te estas metiendo en un territorio desconocido al cual no podrás volver a salir.

Ella me miro y se quedó callada.

—¿Steve? —susurro mi padre.

—¿Quien es Steve? —pregunto mi madre.

—Su nuevo novio —contestó mi hermano.

—¡Eres un idiota! ¿lo sabias, Mike? —grito enfurecida.

—¡Tu eres la idiota! ¡Deja de culpar a Mike cuando solo dice la verdad! Solo quieres ir y cogerte a tu estúpido novio cuando tu hermano te necesita.

—Sin groserías —me callo mi papá.

Ella se levantó enojada de la mesa y comenzó a subir las escaleras.

—Nancy, ven aquí —llamó mi madre sin éxito—, ¡ven aquí! —grito.

—Esta bien, Holly. Toma algo de jugo —le hable a la pequeña rubia.

—¿Ya ves, Michael? —le preguntó mi padre—, ¿ves lo que pasó?

—¿Qué paso con que? ¡Soy el único que actúa normal, soy el único que le importa Will! —lo mire confundida—, de todos ustedes, la única que me entiende es Helena.

—Eso es muy injusto, hijo —contestó mi padre—, nos importa —murmuro mientras seguía comiendo.

Lo mire sin poder creérmelo, seguro que le importaba tanto como comer su comida. Seguro que si.

Mike se levantó se la mesa, y yo no tarde en seguirlo.

—Espero que estés disfrutando tu pollo, papá —murmure irónica antes de irme.

Comencé a ir hacia el sótano, encontrándome a Mike en la mesa de juegos.

Sus ojos estaban llorosos, y no dudé ni un segundo en abrazarlo.

—Ya está, pequeño. Ya verás que Will aparecerá.

—Si, lo sé. Pero quiero hacer algo.

—¿Qué cosa? —le pregunte curiosa.

—Pasame el Walkie Talkie —me señalo detrás de mi.

Se lo entregue. El presionó un botón y comenzó a hablar:—Lucas, ¿me oyes? Soy Mike. ¿Lucas?

—Hola, soy Lucas.

—Se que eres tú, y di cambio cuando termines de hablar así se que terminaste. Cambio.

—Ya termine. Cambio —pronunció lentamente la última palabra ocasionando una sonrisa en mi rostro.

—Me preocupa, Will. Cambio.

—Si. Es una locura. Cambio.

—Estaba pensando... —me miro—Will pudo lanzar el hechizo protector, pero no lo hizo. Lanzo el bólido. Cambio.

Lo mire sin comprender. Claro que sabía que se referían a uno de sus juegos. Pero...¿eso que tiene que ver con la desaparición de Will?

—¿Cuál es tu punto? Cambio.

—Mi punto es, pudo haber ido por lo seguro. Pero no lo hizo. Se puso en peligro para ayudar a su equipo. Cambio.

—Nos vemos en diez. Cambio y fuera.

Mike bajo la pequeña antena que tenía el aparato, y tomó su mochila para empezar a meter un montón de cosas en ella.

—Mike, ¿qué haces? —le pregunté preocupada.

—Necesito que me cubras.