⇢ 04

97 16 0
                                    

A la mañana siguiente tuve que dejar a Ce sola para desayunar.

Mike me dijo que el se encargaría de juntar un poco de Waffles para Once, pero no crei que por eso, comiera como desquiciado en el desayuno.

Todos lo mirábamos impresionados, Mike prácticamente se estaba atragantando con el desayuno.

—Tranquilo, Mike —murmure.

—No seas asqueroso —esa fue Nancy, y otro de sus comentarios insignificantes.

—¿Estudiaste mucho anoche? —le pregunte.

—Si de hecho, si.

—¿Y de que es el examen? ¿De anatomía humana? —cuestione curiosa.

Ella me pateó por debajo de la mesa, y yo no dudé en devolverselo.

—Oye, ¿qué pasa? —mamá intervino.

—Nada —contestamos al unísono.

El resto del desayuno fue en silencio. Y cuando la bocina de un auto sonó, mire a Mike y el me asintió, diciendo con esa mirada que estuviera tranquila y me fuera.

—Hasta pronto, familia —me despedí tomando mi bolso.

—Que tengas un lindo día, cariño —dijo mamá.

Nick, como siempre, estaba afuera de su auto, apoyado en el capó, mientras fumaba otro de sus cuantos cigarrillos.

—Andando —murmure mientras metía mi bolso al auto.

—Hola a ti también, Helena.

Rode los ojos y me acerque a el para ponerme de puntitas y besarle la mejilla.

—Hola, Nicky, estas súper irresistible hoy también. Ahora andando.

Su sonrisa me siguió en todo el camino a la secundaria.

Al llegar, el muy idiota paso sus brazos sobre mis hombros, sabiendo muy bien que lo odiaba porque quedaba muy ridícula y diminuta a comparación de su gran estatura.

—¿Ese de ahí es Jonathan? ¿El hermano de Will? —pregunte al verlo pegar unos papeles.

—Si, esta destrozado.

Yo dudé un segundo, pero me acerque a el, con Nick aún a mi lado.

—Hola —lo salude.

—Hola... —susurro.

—Solo, quería decirte que, ya sabes, lamento todo lo que pasó. Will es un gran amigo de mi hermano, y llegue a conocer el gigantesco corazón y amabilidad que tiene con los demás —murmure—. Seguro que él está bien, es un niño listo. Esto que sucedió es terrible, pero... No hay que perder la esperanza.

—Si... Tienes razón —trato de sonreír, pero le quedó en una triste mueca.

—Quiero que sepas que cuentas conmigo para lo que sea. Después de todo, sigues siendo un gran amigo para mi.

Esta vez si sonrió.

—Gracias, Helena.

—Ánimos, amigo —le alentó Nick justo cuando el timbre sonaba.

—Bueno, debo irme. Hasta pronto, Jonathan, y suerte.

—Hasta pronto...

Su voz se perdió en cuanto me di la vuelta y comencé a caminar hacia mi próxima clase.

[...]

Estaba en el baño, tratando de acomodar mi cabello de una forma decente.

—Pero bueno —suspiro—, como te decía, aún hay voluntarios para la búsqueda de Will.

Lo miré a través del espejo, mientras lo escuchaba hablar.

—Solo espero que esté bien, no puedo imaginarme por lo que deben estar pasando su familia. Si algo le sucediera a Mike estaría destrozada —hablé.

La puerta del baño se abrió, dejando ver a una chica que no recuerdo su nombre, pero de lo que si estoy segura es haberla visto en alguna de mis clases.

—¿Qué haces en el baño de chicas? —se quejó mirando desaprobatoriamente a Nick.

—Ya nos íbamos —le conteste, mientras tiraba de la chaqueta del castaño para sacarlo de los baños.

Era eso o escuchar un comentario sarcástico de parte de mi mejor amigo hacia la pobre chica.

El timbre sonó, anunciando que ya podíamos irnos a casa.

Nos habíamos saltado las dos últimas clases, para simplemente comer en la cafetería y en el caso de Nick, fumar.

—Odio a los niños —se quejó mi amigo, viendo como unos bebés de no más de cinco años gritaban en los brazos de los que supongo eran sus padres.

—Tú odias a todo el mundo. Eso no es una novedad.

—Hieres mis sentimientos, bonita —canturreo—. Además, no odio a todo el mundo.

—¿A no? —pregunte burlona.

—No te odio a ti.

Una sonrisa se posó en los labios, y sabía que en su rostro también.

Ambos subimos a su auto, mientras él me pasaba mi bolso, el cual había estado cargando desde que nos saltamos las clases.

—¿Te quedarás a cenar?—le pregunté abrochando mi cinturón.

—No puedo, mi papá tendrá una reunión en la ciudad y dejar a mi hermana sola en casa no es una opción.

Comprendí de inmediato, su padre era un hombre muy ocupado, y Nick siempre debía estar haciéndose cargo de su hermana menor.

—No te preocupes, será para la próxima.

Luego de sonreír, emprendió marcha hacia mi casa.

❝THE BEGGINING❞ ˢᵗʳᵃᶰᵍᵉʳ ᵗʰᶤᶰᵍˢDonde viven las historias. Descúbrelo ahora